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Indignación en China por los intentos de silenciar a una activista del Me Too

ISMAEL ARANA, El Mundo, 26
abr. 2018

Una
estudiante acusa en una carta abierta a la Universidad de Pekín de tratar de
silenciar sus protestas contra el acoso sexual
Estudiantes
caminan en el campus de la Universidad de Pekín, a la que una alumna acusa de
tratar de silenciar su campaña contra el acoso sexual. ROMAN PILIPEYEFE
Una carta
abierta en la que se acusa a la principal institución académica de China, la Universidad de
Pekín, de tratar de silenciar a una activista estudiantil que protesta contra
el acoso sexual ha desatado la indignación entre el resto de centros
universitarios y en las vigiladas redes sociales chinas, donde los censores se
están teniendo que emplear a fondo para tratar de eliminar cualquier rastro
sobre esta polémica.
 
Todo
comenzó a principios de mes, cuando un grupo de antiguos alumnos de Literatura
que estudiaron con Gao Yan, una joven que se suicidó en 1998 a los 21 años de
edad, revelaron que meses antes ella había sido violada por uno de sus
profesores, Shen Yang, lo cual la empujó a tomar la decisión de acabar con su
vida.
Días
después, la prestigiosa institución -que se encuentra a punto de celebrar los
120 años de historia- admitió en un comunicado que el profesor Shen había
tenido “relaciones inapropiadas” con una alumna hacía dos décadas y
que “había manejado la situación imprudentemente”, por lo que en su
momento recibió una advertencia administrativa antes de ser trasladado, tiempo
después, a otro centro.
Al poco
de emitir el comunicado, otro grupo de ocho jóvenes que actualmente cursan sus
estudios en el centro capitalino firmaron un escrito solicitando a la
universidad que hiciera entrega de todos los documentos relacionados con aquel
caso. Sin embargo, las autoridades se han negado a revelar nuevos detalles y
una de las firmantes, Yue Xin, denunció en una carta abierta hecha pública este
lunes que los oficiales del centro les están presionando e intimidando para que
retiren su petición.
Según la
versión de esta estudiante de último año de lenguas extranjeras, desde que
firmaron el documento, las autoridades la han citado en repetidas ocasiones
para mantener reuniones que se han alargado hasta altas horas de la noche, unos
encuentros en los que le han sugerido que, de persistir en su empeño, quizás no
pueda graduarse.
Pero para
esta joven, la gota que colmó el vaso se produjo el pasado domingo, cuando su
asesor se presentó en su dormitorio a la una de la madrugada en compañía de la
madre de la estudiante para obligarla a borrar todos los documentos que poseía
en su ordenador relacionados con la petición y forzarla a volver a su casa en
compañía de su progenitora, de donde todavía no ha regresado. “¿Por qué
debería sentirme culpable por solicitar transparencia? No hice nada malo y no
me arrepiento de presentar la petición. Solo estoy reclamando mis derechos como
estudiante de la UPK”, escribió en su cuenta de Wechat horas más tarde.
Aunque su
escrito fue rápidamente eliminado de las redes sociales, logró atraer la
atención de mucha gente y provocó una reacción masiva contra la Universidad de
Pekín, a la que muchos apodan la ‘Harvard de China’. “¿Por qué una
petición legal están siendo tan ampliamente censurada? Despertad, China no es
ya el país de hace 50 años”, criticaba un usuario, según recogía el diario
‘South China Morning Post’.
Otros
recurrieron a una vía más directa y tradicional de mostrar su apoyo.
“Somos estudiantes anónimos de la UPK que admiramos profundamente el valor
de Yue y su rectitud moral. Queremos preguntar a los administradores de la UPK:
¿de qué tenéis miedo?”, se leía en un cartel colgado en el tablón de
anuncios de la universidad que fue rápidamente retirado.
En el
país, son muchos los que se preguntan por qué esta prestigiosa escuela que
cuenta en su haber con una rica historia de activismo estudiantil -desde el
movimiento del 4 de mayo de 1919 hasta el movimiento prodemocrático de 1989 que
acabó con la matanza de Tiananmen- está haciendo todo lo posible por reprimir
esta petición de justicia de una estudiante.
En lo que
muchos consideran un raro reconocimiento tácito al enfado de los estudiantes,
el ‘Diario del Pueblo’, órgano de propaganda del Partido
Comunista chino
, publicó este martes un comentario en el que
instaban a las autoridades del centro a “actualizar” las vías con las
que lidian con las preocupaciones de sus alumnos y pidió a las dos partes
“más tolerancia y paciencia”. “[Los estudiantes de hoy en día]
tienen un fuerte sentido de sus derechos, del Estado de derecho y de las responsabilidades
sociales, y son más capaces que cualquier generación anterior de observar el
mundo de manera independiente. La escuela no pueden simplemente esconderse y
evadirse o buscar soluciones simplistas”, señaló el artículo.
El caso
en cuestión ha pasado a ocupar el centro del pequeño pero
creciente movimiento ‘MeToo’ en China
, que ha conseguido calar con
fuerza en los centros académicos del país, con activistas como Yue jugando un
papel principal en la sensibilización y la promoción de un cambio en las
políticas de las universidades frente a los numerosos casos de acoso y abusos
sexuales registrados en los campus.
Sin
embargo, las autoridades chinas, poco dadas a consentir cualquier atisbo de
activismo que pueda afectar a su preciada estabilidad social, observan muy de
cerca y con escepticismo y suspicacia un movimiento venido del extranjero, por
lo que no están dudando en ejercer su férrea censura contra ciertos testimonios
o términos como ‘MeToo’,
‘woyeshi’ (metoo en mandarín) o ‘anti acoso sexual’.
Pese a
ello, el movimiento ha logrado algunos pequeños logros, como la destitución de
varios académicos acusados de haberse aprovechado de su posición de poder para
abusar de las alumnas a su cargo. El último de esos casos se conoció este mismo
jueves, cuando se hizo público que el vicedecano de la Universidad de Shanghái,
Jiaotong, Xie Yungeng, fue despojado de su título por su comportamiento
“inapropiado” hacia las estudiantes