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Stop a la violencia machista dentro del taxi

Pilar Olaya 02.10.2019
Mujeres taxistas aprenden a defenderse de un ataque en un curso gratuito organizado por el Club Karate y Jiu-Jitsu de Catarroja a petición de la Unión de Asociaciones de Taxi de la Comunitat.

La violencia contra la mujer se puede dar en cualquier situación, dentro de casa, en la calle, en un bar y también en un taxi. Pero en este caso, las que se tienen que defender no son las clientas sino las conductoras. Según datos de la Unión de Asociaciones de Taxi de la Comunitat Valenciana un 10 % de los conductores de taxis de València son mujeres, una cifra que se ha ido incrementando en los últimos años. «Todos sabemos los riesgos que sufre un taxista durante las 24 horas del día y que la ‘víctima fácil’ son las personas mayores y las mujeres», explica Ismael Arráez, presidente de la Unión y de la Gremial de Taxi de València, que además es miembro del club de Karate y Jiu-Jitsu de Catarroja.
«Hablé con las compañeras y con el club para intentar formar a estas mujeres para que puedan defenderse de un ataque y presentamos el proyecto en Fundación La Caixa y decidieron subvencionarlo», explicó.
Esta semana empezó el tercer curso de defensa personal al que acuden mujeres taxistas no solo de Catarroja, sino también de València y otras localidades de l’Horta. «Las compañeras están muy contentas y motivadas. Tras las técnicas de defensa realizadas dentro de los vehículos e incluso en marcha se quedan muy sorprendidas al ver que pueden salir de esa agresión, y sobre todo les enseñamos a mantener la calma y saber analizar fríamente la situación», especificó Arráez.
Gran participación
Aunque las mujeres taxistas tienen sus técnicas de defensa propias, el club de Karate y Jiu-Jitsu de Catarroja quiso hacer extensible este curso gratuito a mujeres que quieran aprender a defenderse y, sobre todo, a colectivos vulnerables. Así, entre las cincuenta mujeres que han iniciado el curso, que se imparte de lunes a jueves durante tres meses, se encuentran víctimas de malos tratos, algunas asistidas por la coordinadora del sistema VioGén (seguimientos de casos de violencia de género) de Catarroja, también mujeres de Apami, la asociación de personas con diversidad funcional de Catarroja, además de adolescentes y madres.
«Para la mujer siempre lo último es el tiempo que se dedica a ella y más si está en un ambiente hostil, por eso ponemos facilidades de horarios y el curso es gratis, porque hay mujeres amenazadas que no pueden justificar esos gastos», expuso Montse Villa, que imparte estos aprendizajes y que su primer contacto con el karate también fue a través de un curso de defensa personal.
«Lo importante es que les enseñamos a reforzar la seguridad en ellas mismas, no pretendemos que se conviertan en supermujeres. No se puede en un curso de tres meses». Ayer una docena de ellas ya impartieron la primera clase. Algunas fueron con su bebé, otras con la hiyab, otras repetían y otras acudían tras una mala experiencia personal. «Intentaron atracarme y cogí mucho miedo, no quiero tener esa sensación al andar sola por la calle», explicaba una de ellas. «No solo hay que venir y dar el curso, hay que interiorizarlo y creerte que de verdad puedes defenderte», decía otra.
Y toda clase acaba con una frase de empoderamiento: «Me agradezco por seguir adelante cuando ya no podía más, por ser muy valiente esas veces que quise salir corriendo, por seguir intentando sin rendirme, por no perder el ánimo a pesar de las circunstancias. Hoy me agradezco, me valoro y me felicito». Y, después, un fuerte aplauso.