¡Soy VIH positivo y puedo ser feliz!
teleSUR 1 diciembre 2018 |
La puertorriqueña Ivette González vive con el virus desde hace 26 años, sin embargo se casó y se convirtió en madre de dos niños que son VIH negativo. Conoce esta y otras historias.
Más de 36,7 millones de personas en el mundo viven con la enfermedad del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH-Sida), entre ellos unos 20,9 han logrado sobrevivir a la enfermedad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Llevar una vida normal en cuanto a salud, pese a ser VIH-positivo es posible gracias los distintos tratamientos médicos que existen en la actualidad para combatir la enfermedad que, si bien aún no tiene cura, puede ser controlada por muchos años, optimizando la calidad de vida de los contagiados.
VIH: ¿Es posible una salud normal?
El VIH es un virus que ataca directamente las defensas del organismo del ser humano, sin embargo, con un tratamiento oportuno de los retrovirales, combinados con buena alimentación y estilo de vida moderado, la mayoría de los afectados pueden llevar una vida sana y longeva.
El 49 por ciento de los hijos de padres contagiados con el virus, resultan ser VIH negativo. | Foto: infobae
Fe de vida
La puertorriqueña Ivette González, es muestra de la esperanza de vida que tienen las personas con VIH- Sida. Ivette, de 50 años fue contagiada por su esposo, diagnóstico del que se enteró en1992, cuando tenía ocho meses de embarazo.
Hace 26 años se ha tratado con retrovirales. En ese tiempo ha llevado una vida normal, se casó nuevamente e incluso volvió a ser madre una vez más. Debido a los cuidados pertinentes y los avances de la tecnología, sus hijos y actual pareja son VIH negativo.
Más de 20,97 millones de personas conviven con la enfermedad, con una esperanza de vida que supera los 20 años. | Foto: Pixabay.
Batallar la discriminación
La batalla para los contagiados de VIH no es solamente médica, es también social. Ahí está, tal vez, el principal escollo: Es necesario que la sociedad comprenda, integre, empatice y normalice sus relaciones con personas afectadas con el virus.
Desde los cuatro años, la vida de Jeniffer Fernández (VIH-positivo) ha sido tan normal como la de cualquier persona. Estudió la carrera de Psicología en la Universidad de Colombia y actualmente trabaja en una fundación de su país.
Pese a ser discriminada por una empresa que se negó a darle el trabajo luego de realizarle los exámenes de sangre previo a su ingreso, logró obtener el empleo al defender legalmente su condición y derecho al trabajo, sin embargo, rechazó la oferta y buscó una mejor oportunidad. Jeniffer solo quería exponer públicamente el maltrato al que había sido expuesta.
“El virus nunca va desaparecer de la sangre, pero los medicamentos están para actuar como barrera (…) tener VIH no me impidió llevar una vida normal en el colegio, compartí mucho con mis compañeros, la fiesta de fin de año”, aseguró Fernández en una entrevista al medio local El Tiempo.
Asimismo, el puertorriqueño Raymond Rodríguez Velázquez comentó cómo ha sobrellevado la enfermedad por 26 años. Tras saber que era VIH-positivo se se sumió en la depresión, pero luego de iniciar su tratamiento médico, pudo volver a retomar un estilo de vida normal.
“La condición me ha ayudado, (ahora) lucho para que la vida de otros sea más justa, más llevadera y que podamos gozar de una calidad de vida que pueda ser igual que como si no viviera con VIH”, aseveró Velázquez.
Los relatos son testimonios que sustentan la realidad de unos 20,97 millones de personas que conviven con la enfermedad, quienes han logrado vivir por un promedio de 20 años, desarrollando una vida normal con sus cercanos, gracias a los cuidados médicos básicos, en conjunto con los medicamentos diarios de retrovirales y otras indicaciones de, por ejemplo, la medicina alternativa.
Los tres latinoamericanos se han dedicado a colaborar con fundaciones de sus respectivos países con la premisa de luchar contra la discriminación de las personas con VIH.