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“Niñas, no esposas”

PACHI LANZAS 13 de Agosto de 2018
Urmi Basu, fundadora de la ONG New Light, lleva décadas luchando por la dignidad de las mujeres y sus hijos. Se ha jugado la vida en incontables ocasiones por rescatar a alguna de las niñas y niños Calcuta -o Kolkata- a los que lleva casi dos décadas ofreciendo una vida mejor.

Recientemente, la onegé Mundo Cooperante -con la que New Light colabora desde hace años- volvió a traer a España a Basu, considerada en su país como un referente en la lucha contra la explotación sexual de las mujeres. “En New Light llevamos quince años tratando de evitar que las niñas sean arrastradas a la prostitución”, explica la activista a El Independiente. “Hemos tenido mucho éxito, por lo menos en el área inmediata en la que trabajamos. Pero a nivel nacional, sigue sucediendo”, se lamenta.

La India es uno de los principales receptores de tráfico de mujeres del mundo. Más de un 60% de las niñas de entre 11 y 14 años -la mayoría procedentes de aldeas pobres de Bangladesh y Nepal- son separadas de sus hogares. Muchas de ellas son vendidas por sus propios familiares, y terminan en burdeles de Bombay, Nueva Delhi o Calcuta.
Cuando Urmi Basu, que nació en el seno de una familia bengalí bien situada, conoció las condiciones en las que vivían las trabajadoras sexuales y sus hijos en los “barrios rojos” de Calcuta, se dijo que debía pasar a la acción. Lo que más la conmovió fue ver cómo los hijos de estas mujeres vagaban solos por el barrio, en medio de la noche, mientras sus madres se prostituían. Tras ganarse su confianza, comenzó a organizarlas, y creó un primer centro de acogida, llamado “New Light”. Allí, los hijos de estas mujeres podían pasar la noche, recibir comida y educación. A este primer proyecto le sucedieron muchos otros, siempre orientados a defender los derechos fundamentales de las mujeres y los niños, tal y como queda recogido en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5 de la Agenda 2030.
Para Basu, la clave está precisamente en la educación. “Ahora mismo estamos inmersos en un proyecto que se llama Niñas, no esposas. Una niña debe tener la vida de una niña hasta que es una mujer, hasta los dieciocho años. Ni su mente ni su cuerpo están preparados para ser una esposa, y sus aspiraciones como niña no se han cumplido. ¿Cómo puede ser una esposa?”, se pregunta.
Un problema mundial
En los países menos desarrollados, un 40% por ciento de las niñas son obligadas a casarse antes de los dieciocho años y un doce por ciento antes de los quince. Según Naciones Unidas, en los países menos desarrollados un cuarenta por ciento de las niñas son obligadas a casarse antes de los dieciocho años y un doce por ciento antes de los quince. Pero no se trata solo de un problema del tercer mundo. Las cifras a nivel mundial también son preocupantes: una de cada cuatro niñas se convierte en esposa antes de los dieciocho. “El matrimonio infantil es una amenaza para las vidas y la salud de las niñas y limita sus perspectivas de futuro. Las niñas forzadas al matrimonio suelen quedarse embarazadas durante la adolescencia, lo que incrementa el riesgo de complicaciones en el embarazo o en el parto. Estas complicaciones son la causa principal de fallecimiento entre las adolescentes más mayores”, explican desde la ONU.
El proyecto Niñas, no esposas ha sido uno de los elegidos por Mundo Cooperante para su convocatoria “Ser niña es un derecho”. Junto a New Light, un total de cuarenta organizaciones de quince países recibirán financiación para distintas iniciativas cuyo objetivo es precisamente ése: que las niñas vivan vidas de niña. Además de recibir financiación para los proyectos, las diferentes oenegés estarán en contacto para crear una red en la que compartir ideas y experiencias “para no repetir los mismos errores en nuestro proceso de aprendizaje”.
A la pregunta de si no está cansada de luchar, Basu responde: “He visto avances, aunque sean limitados. Si me rindo, ni siquiera ese progreso sucedería. Así que, no tengo opción de dejarlo”.