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Rumanía: el Este que quiere más Europa

Fátima
Ruiz, El Mundo, 1 jul. 2018

Bucarest
impulsa su entrada en el euro y Schengen aprovechando el ‘Brexit’. “Es
importante que no haya dobles raseros”, dice el ministro de Asuntos
europeos rumano
Un niño
se asoma por un agujero en una bandera de la UE, durante una manifestación en
Bucarest. REUTERS

La
bandera de Europa ondea a media asta en el Este. Con Hungría, Polonia, la
República Checa y Eslovaquia empeñados en levantar otro Telón de
Acero dentro de la Unión
, Bruselas mira hacia los últimos de la fila.
Rumanía y Bulgaria, donde el europeísmo resiste aunque tocado por la crisis,
aspiran a que el reparto de cartas tras el ‘Brexit’ les garantice una mejor
partida. Hasta Jean-Claude Juncker, a quien apenas le quedan unos meses de vida
como jefe de la Comisión, ha puesto una vela a ambos países para proteger su
legado -amenazado por el divorcio británico-, prometiéndoles un acelerón para
entrar en el espacio Schengen.
«Tras la
salida de Londres, Rumanía se convertirá en el sexto país en cuanto a peso
político, así que tendrá que asumir una mayor participación en la toma de
decisiones», advierte Viktor Negrescu, ministro de Asuntos Europeos de una
Rumanía que aspira también a integrarse en el euro.
Sin
partidos euroescépticos
La
prioridad de cara a la Presidencia europea, que Bucarest asume en enero de
2019, es «la convergencia con Europa», insiste el ministro. «Y no sólo
económica [Rumanía creció el año pasado casi un 7%, aunque el propio Negrescu
reconoce que esa cifra no se nota aún en los bolsillos], sino en términos de
cohesión. Es importante que no haya un doble rasero dentro de la UE».
Doble
rasero. Un concepto que sale a la luz muchas veces en conversaciones con
ciudadanos de uno de los países más europeístas de los Veintiocho. En el
Eurobarómetro de primavera los rumanos mostraban una confianza en la UE del
52%, 10 puntos superior a la media de la UE.
Otra
fuente del Gobierno lo explica con una metáfora: «Yo tengo cuatro hijos y están
educados igual, pero cuando se sientan a la mesa cada uno se comporta de manera
diferente. Lo mismo pasa con los países del Este y la UE, hay que respetar las
culturas políticas».
El
europeísmo de la población, mientras, permanece robusto. «La entrada a la Unión
[en 2007] fue estupenda», recuerda el periodista Grig Bute. «Ahora sigue
habiendo mucho apoyo, porque el país ha crecido y ha cambiado mucho. De hecho no
hay partidos euroescépticos en el Parlamento».
Brecha en
Centroeuropa
El divorcio con
Reino Unido
amenaza con recortar las ayudas regionales, de las que
Rumanía es el quinto beneficiario, y el Gobierno quiere acelerar la entrada en
el euro. Un 61% de rumanos apoya la moneda única, cuya adopción se preveía para
2022, aunque ahora el Ejecutivo ha retrasado el objetivo a 2024, prometiendo
anunciar a final de año la estrategia para alcanzar los criterios de
convergencia.
En ese
sentido, Rumanía, Bulgaria y Croacia, los países más pobres de la Unión,
también se diferencian de sus vecinos del Este: Polonia, Hungría y la República
Checa no están precisamente pegándose por adoptar el euro.
Negrescu
quita importancia a la brecha abierta en Centroeuropa. «No creo en las
divisiones Este-Oeste o Norte-Sur, sino en el trabajo para hallar terreno
común. Porque la paz no puede darse por hecha».
Protestas
en las calles
De hecho
los tiempos en que no había ni paz ni libertad en Rumanía no quedan tan
lejanos, recuerda Mirela Iancu, una de las encargadas del Astra, el mayor museo
de Europa al aire libre, que ofrece «clases al estilo comunista» de 20 minutos
para niños. «Muchos no entienden que no hubiera más que un canal que emitiera
dos horas en aquella época. Que no se pudiera viajar. Aquí les enseñamos que
estudiar en un régimen sin libertad no es divertido».
El
Eurobarómetro también muestra otro dato. Rumanía es el segundo país más
irritado con su propio Gobierno de toda la Unión (66%). Es decir que los
rumanos parecen esperanzados hacia fuera, pero descontentos hacia dentro, como están
demostrando en las calles
. La primera ministra Viorica Dancila es la
tercera jefa de Gobierno del Partido Socialdemócrata desde su victoria en 2016.
«El problema es la corrupción y la burocracia», advierte Bute.
La falta
de fe en el sistema amenaza con inclinar la balanza hacia un populismo que
cabalga como Atila por Europa, destruyendo la confianza en las instituciones y
quebrando el consenso en la UE. Una fuente diplomática advierte del riesgo: «A
Rumanía, por historia, le es dificil estar en el medio, ha sido invadida
demasiadas veces y necesita estar de un lado. Y ahora puede inclinarse hacia el
que está tomando todo el Este».