General

Argentina vota dividida la despenalización del aborto

El Pais, 14
JUN 2018

La Cámara
de Diputados decide si legaliza la interrupción del embarazo hasta la semana 14
y después pasará al Senado. Miles de personas a favor y en contra se movilizan
frente al Congreso
Manifestantes
a favor del aborto reunidos frente al Congreso, donde los diputados debaten la
legalización. Eitán Abramovich AFP

La
profunda división de la sociedad argentina sobre la despenalización del aborto
se hará visible este miércoles en el centro de Buenos Aires. Desde la
medianoche, una corredor vallado corta en dos la plaza del Congreso y parte de
la Avenida de Mayo. A un lado, se manifiestan quienes se oponen al aborto. Al
otro, los partidarios de que esa práctica deje de hacerse en la clandestinidad
y sea legal, segura y gratuita. A metros de allí, dentro de la Cámara de
Diputados, los 257 legisladores votarán un
proyecto de ley que legaliza la interrupción del embarazo hasta la semana 14

y extiende el plazo en casos de violación, riesgo de vida para la madre y
malformación fetal. La sesión se prevé maratónica y con final abierto. De
aprobarse, aún faltaría superar un último obstáculo: el Senado.

El aborto es ilegal en Argentina excepto si la
vida de la madre corre peligro o el embarazo es fruto de una violación. La
legislación, que se remonta a 1921, contempla penas de cárcel de entre uno y
cuatro años para aquellas mujeres que interrumpan su embarazo. Los diputados
que han hecho pública su oposición a cambiar la ley han sido siempre mayoría y
se prevé que se impongan en la votación, a primera hora del jueves. Pero la
diferencia se ha estrechado en los últimos días. Según el
recuento de Economía Feminista
, en la víspera de la votación 119
diputados estaban a favor de despenalizar el aborto, 120 en contra y 2 iban a
abstenerse. Al inicio de la sesión, por primera vez se había invertido el
cómputo: 122 a favor, 118 en contra, 14 sin confirmar, 1 se abstiene y 2
ausentes. Los números bailaron durante todo el día y a la una de la madrugada
aún quedaban siete diputados indecisos, los que finalmente inclinarán la
balanza.
La
fractura social y política alcanza incluso a los partidos políticos. Excepto la
izquierda, con una postura unánime a favor del aborto, los demás bloques están
divididos. En Cambiemos, la coalición conservadora encabezada por Mauricio
Macri, casi dos tercios se oponen a la ley. En el kirchnerista Frente para la
Victoria, 53 de sus 59 legisladores votarán a favor. El único diputado
socialista de Argentina, Luis Contigiani, renunció al partido, aunque no a su
banca, tras la catarata de críticas internas que recibió al anunciar que su
voto será negativo. 
Uno de
los que había mantenido su voto oculto, José Ignacio de Mendiguren, rompió el
silencio antes de entrar a la cámara. Su voto será favorable a la
despenalización. “Tomé la decisión en soledad. Recorrí el país y hay que
tomar conciencia de la situación del país. La decisión ya está tomada, nadie la
toma mirando el código penal. Y cuando la toman están solas. Un aborto cuesta
20.000 pesos y no tienen como pagarlo”, dijo De Mendiguren, diputado del
Frente Renovador.
“No
venimos a discutir sobre despenalización, este proyecto es una legalización
irrestricta”, criticó en el hemiciclo el diputado oficialista Nicolás
Massot, uno de los más duros contra la ley. “Es un dilema moral, jurídico
e ideológico; por eso hay que tener cuidado y no caer en los facilismos de
tirarnos con las muertes por la cabeza”, agregó. “Hay una revolución
de las hijas que llegó para quedarse. Pasemos a la historia por garantizar
derechos, no votemos contra las mujeres. Tenemos que garantizar el derecho
humano a la salud pública”, le contestó minutos después la legisladora kirchnerista
Mayra Mendoza.
A la
izquierda, manifestantes a favor de la legalización del aborto. A la derecha,
opositores. AP

Fuera del
Congreso, la movilización a favor del aborto legal ganó la calle. Decenas de
miles de personas, en su mayoría chicas jóvenes, comenzaron a llegar a los
alrededores de la plaza pasado el mediodía. “Es mi cuerpo, yo
decido”, “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, “Ni una
menos por aborto clandestino”, podía leerse en las pancartas de las
jóvenes, todas ellas con pañuelos o maquillaje verde, el color que identifica a
los partidarios de la despenalización. En un ambiente festivo, los
manifestantes bailaban al ritmo de las bandas convocadas a lo largo del día y
con los grupos de percusión que animaban las calles. Las vallas que dividían la
plaza aguantaron hasta las siete de la tarde, cuando la marea verde se abrió
paso entre ellas para ocupar también la zona central, que iba a permanecer
vacía por haber sido declarada territorio neutral. Muchas adolescentes subieron
entonces a las vallas que separaban a los opositores a la ley, agitaron frente
a ellos los pañuelos y cantaron hasta quedar afónicas:

– Aborto
legal, en el hospital.
El sector
celeste, el color que identifica a los antiabortistas, comenzó a animarse al
atardecer, pero nunca llegó a ser tan multitudinario. Padres y madres con sus
hijos eran mayoría en una multitud en la que había también grupos parroquiales,
monjas y sacerdotes. “Sí a la vida, no al aborto”, coreaban los
presentes, mientras agitaban banderas argentinas y globos rosas. La valla de
contención fue decorada con dibujos realizados por niños, en los que podían
verse fetos que pedían a su madre que no los asesinase y les diese una
oportunidad y mensajes favorables a la adopción como alternativa a la
interrupción del embarazo. Organizaron cadenas de oración para pedir que el
proyecto de ley no sea aprobado y realizaron ecografías en vivo en las que era
posible ver y escuchar los latidos del corazón del feto.
Manifestantes
en contra de la legalización del aborto manifiestan frente al Congreso. EFE

Desde el
regreso de Argentina a la democracia, en 1983, el proyecto de ley a favor de la
despenalización del aborto se presentó siete veces en el Congreso, pero nunca
había logrado cruzar la puerta. Bajo la presidencia de Cristina

Fernández
de Kirchner, Argentina fue el primer país latinoamericano en aprobar el
matrimonio homosexual, en 2010, y en tener una ley de identidad de género, en
2012. Pero Fernández de Kirchner siempre se cerró en banda con el aborto. Su
sucesor, Mauricio Macri, también se opone. Sin embargo, la presión social y la
necesidad de desviar la atención de la incierta situación económica influyeron
en la decisión presidencial de permitir el debate. 
Entre
abril y mayo, más de 700 oradores a favor y en contra del aborto legal pasaron
por el Congreso. Mujeres que relataron su experiencia al abortar, obstetras,
genetistas, científicos, psicólogos, ministros, exministros, escritoras,
cineastas y famosos expusieron sus argumentos en comisiones parlamentarias.
Cada bando aplaudió y viralizó las mejores intervenciones.
La
novelista Claudia Piñeiro instó a los partidarios del derecho a decidir a no
dejarse “robar la palabra vida” en un emotivo discurso que se
retuiteó miles de veces. También fue muy celebrada la exposición del ministro
de Sanidad, Adolfo Rubinstein, que aportó cifras del descenso de la mortalidad
materna en los países donde la interrupción voluntaria del embarazo es legal.
Entre los opositores, conmovió el testimonio de Lorena Fernández, residente de
una villa miseria en el centro de Buenos Aires que relató con crudeza el aborto
que se hizo con 16 años por petición de sus padres y aseguró que para ella
“un aborto es matar”.
El debate
parlamentario ha roto el tabú que existía en Argentina y decenas de
mujeres han confesado por primera vez que en algún momento de sus vidas se
negaron a ser madres o a tener un hijo más
. Según estimaciones
citadas por Rubinstein, entre 350.000 y 450.000 mujeres abortan cada año en
Argentina. En 2016, 47.000 gestantes requirieron atención hospitalaria por
complicaciones derivadas de interrumpir un embarazo y 43 fallecieron.
“El
aborto es un tema de salud pública, no de creencias religiosas”, dicen los
defensores de la ley, que instan a los diputados a evitar más muertes por
abortos clandestinos y a “hacer historia”. “El aborto no es la
solución. Salvemos las dos vidas”, replican desde enfrente. Cada bloque
sigue el debate en el hemiciclo con el corazón en vilo. La sesión puede superar
las 18 horas y se estima que la votación llegará a primera hora del jueves.
Entonces se sabrá si Argentina ha dado el primer paso para volver a colocarse a
la vanguardia de Latinoamérica.