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Pueblos indígenas recuperan lenguas nativas de México

Por Daniela
Pastrana, IPS, 15 may 2018

El
adolescente Ángel Santiago habla en una de las variaciones de la lengua
zapoteca que hay en el estado de Oaxaca, en el suroeste de México, y pide un
modelo educativo que “respete nuestra cultura y nuestras lenguas”, parado ante
el candidato presidencial con mayor opción de triunfo en las elecciones de
julio.
Niños
indígenas de la sierra de Oaxaca, en el suroeste de México, escuchan en el
pueblo de Guelatao la propuesta sobre educación del candidato presidencial
favorito según las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, quien anunció que,
si gana, instituirá escuelas bilingües en las regiones indígenas. Crédito:
Danilo Rodríguez/IPS

GUELATAO,
México – El profesor Juan José García Ortiz, también presidente municipal
(alcalde) de Guelatao,  una pequeño pueblo de este estado suroccidental,
habla en zapoteco y español sobre los problemas de la educación en México y
finaliza con un mensaje: “Nunca más un México sin los pueblos indígenas”.
Lo mismo
hace la poeta Irma Pineda López, quien lee los compromisos elaborados por el
grupo magisterial más organizado del país, el de Oaxaca, que también es el que
cuenta con mayor población indígena de México y donde 418 de sus 570 municipios
son de mayoría indígena y se rigen por los usos y costumbres originarios.
“Dicen
que estamos en extinción, pero no lo estamos, y no lo vamos a estar mientras
nosotros queramos mantenernos siendo indígenas”: Susana Hernández.
El
candidato presidencial, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, asiente.
Junto a él está Susana Harp, una destacada cantante internacional de música tradicional
zapoteca, quien es candidata al Senado por el partido del aspirante
presidencial, Morena.
Y poco
detrás, Esteban Moctezuma, propuesto por López Obrador para ser secretario
(ministro) de Educación de su gabinete en caso de ganar los comicios del 1 de
julio.
La escena
ocurre el 12 de mayo en el pueblo donde nació el único presidente indígena que
ha tenido México, Benito Juárez. Allí presentó López Obrador su propuesta para
cambiar la educación en el país y, llamativamente, todos los participantes hablaron
primero en su lengua materna originaria y luego en castellano.
Entre los
compromisos del candidato está el de establecer las escuelas bilingües en todas
las regiones con mayoría indígena.
Lo
sucedido en Gualatao es la señal de un fenómeno que ha comenzado a registrarse,
muy lentamente aún, en todo el país: la recuperación de lenguas nativas.
Más
hablantes
En la
última década, de acuerdo con los censos poblacionales que realiza cada cinco
años el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía
(Inegi), el número de hablantes de lenguas indígenas en
México aumentó 20 por ciento, prácticamente al mismo ritmo que el crecimiento
poblacional.
De hecho,
por primera vez en 80 años se detuvo la tendencia a la baja en la población
hablante de lenguas originarias.
Una buena
parte de este fenómeno se debe a la labor de jóvenes indígenas que están
trabajando por recuperar la identidad, la lengua y el territorio que habían
perdido sus padres.
“Estamos
tratando de recuperar nuestra lengua y de convencer a los mayores de que no
vendan la tierra, porque ya no estamos dispuesto a avergonzarnos de nuestra
identidad indígena”, explica a IPS José Koyoc Ku, integrante de la radio
comunitaria Yúuyum Radio, que difunde
la voz maya en Yucatán, en el sureste del país.
Los mayas
son junto con los zapotecas y loa nahuas los tres pueblos originarios más
numerosos actualmente en México.
María de
la Luz Villa Poblano,
detrás de su esposo, en la puerta
de su vivienda en la
Misión Santa
Gertrudis, en una zona
incomunicada del estado de Baja
California
Sur, en el noroeste de 
México. A sus 71 años, ella encabeza 
una batalla por el
reconocimiento
del pueblo indígena cochimí y de
su lengua. © Daniela
Pastrana/IPS
En México
hay actualmente 68 pueblos originarios y 364 derivaciones de 11 familias
lingüísticas, que sobrevivieron a la colonia española, donde se perdieron 143
lenguas, según la Comisión Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas
.
Durante
décadas, la narrativa oficial, recuerdan los activistas, replicó el discurso de
la unidad nacional y el argumento de que, a diferencia de otros países, en
México no hubo un exterminio ni segregación de los indígenas.
Además,
México nunca tuvo políticas multiétnicas y la primera forma de segregación de
los pueblos fue la lengua, pues se estableció el castellano como único idioma
oficial, a pesar de que cuando el país nació como Estado independiente, casi la
mitad de la población era indígena.
La Encuesta
Intercensal de Población y Vivienda 2015
de Inegi indicó que de los
119 millones de mexicanos de aquel año,  15,7 millones que se consideraban
indígenas, aunque solo la mitad hablaba alguna lengua nativa.
“A
nuestros padres y a nuestros abuelos les enseñaban el español con una cruz en
una mano y un garrote en la otra y tenían prohibido hablar en su lengua”,
cuenta a IPS María de la Luz Villa Poblano, indígena cochimí del noroccidental
estado de Baja California Sur, que a sus 71 años dirige una batalla por el
reconocimiento de su pueblo.
En la
práctica, hay coincidencia en que los indígenas mexicanos fueron ignorados
hasta que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional hizo su aparición
pública, en enero de 1994, y marcó un parteaguas con su lema: “Nunca más un
México sin nosotros”.
En mayo
de 2017, el Congreso
Nacional Indígena
decidió participar en un proceso electoral y
postular a una mujer indígena como representante del Concejo Indígena de
Gobierno para buscar la candidatura presidencial por una vía independiente de
los partidos políticos.
“Sabemos
que tenemos enfrente quizá la última oportunidad, como pueblos originarios y
como sociedad mexicana, de cambiar pacífica y radicalmente nuestras formas
propias de gobierno”, dijeron los zapatistas entonces en un comunicado.
María de
Jesús Patricio, la representante que se registró en la contienda, no logró
pasar a la siguiente fase porque solo pudo recopilar un tercio de las firmas
requeridas para obtener el registro. Pero en los distintos foros habló de que
su participación era por un asunto de sobrevivencia.
Ello
debido a que la situación para los pueblos nativos de México es crítica,
coinciden estudios, especialistas y representantes de pueblos originarios.
Pero más
pueblos en extinción
Según los
datos de la estatal Comisión para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas
, 23 de los 68 pueblos nativos se encuentran en
“extinción acelerada” y, de ellos, 14 de esos que ya están en vías de
desaparecer, pues tienen menos de 500 integrantes.
Por su
parte, el gubernamental Instituto
Nacional de Lenguas Indígenas
(Inali), reconoce que si el contexto
no se transforma, 64 lenguas se encuentran en extinción y la mayoría se convertirán
en referencia histórica antes de 20 años. De hecho, de las 364 derivaciones
lingüísticas que hay en el país, solo 185 no están en riesgo inmediato de
extinción.
“Las
lenguas están amenazadas porque tienen poca presencia en los medios de comunicación
y en el ciberespacio, no han sido tomadas en cuenta por diversas instituciones
públicas (en los tres órdenes de gobierno)”, ha planteado Javier López Sánchez,
director de Inali.
De hecho,
ha denunciado, “se han relegado al uso familiar, comunitario, se ha disminuido
el uso. Por políticas públicas mono linguales dejaron de transmitirlas también
a sus hijos. Y a todo eso hay que agregarle la discriminación”.
Pero los
pobladores de esos pueblos han decidido dar la batalla por su supervivencia
como pueblos nativos.
De
acuerdo con los datos oficiales, la tendencia a la baja que durante 80 años
registró el porcentaje de población hablante de lenguas indígenas en México se
detuvo en 2005 y desde entonces se ha mantenido igual que el crecimiento
poblacional: de seis millones de hablantes en 2005, pasaron a 6,6 millones en
2010 y 7,3 millones de hablantes en 2015.
En esos
años, el porcentaje de hablantes de lenguas originarias se ha mantenido en 6,5
por ciento de la población total del país.
“Dicen
que estamos en extinción, pero no lo estamos, y no lo vamos a estar mientras
nosotros queramos mantenernos siendo indígenas”, asegura a IPS con convicción
Susana Hernández, en uno de los viajes de IPS por el país al encuentro de
comunidades originarias, en el nororiental estado de Coahuila.
Ella es
una mujer perteneciente al pueblo kikapú que se casó con un pa ipai, comunidad
a la que pasó a pertenecer. Son dos de los pueblos del norte de México que, de
acuerdo con los datos oficiales, están por desaparecer.