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La ola feminista que remece a Chile

Mónica
Nanjari, DW,  24.05.2018

Este
movimiento social vive una importante etapa en el país sudamericano, centrado
en el rechazo al acoso y violencia de género. Las mujeres han ocupado las
calles con fuertes mensajes sumando un apoyo mayoritario.
 
La marcha
feminista del pasado 16 de mayo en Santiago de Chile fue el estallido visual de
un movimiento que lleva años trabajando para lograr la igualdad de género en
ese país. Una serie de hechos han dado contexto y fuerza a la llamada “ola
feminista” con hechos que se arrastran en particular desde 2016, cuando
tuvo lugar la marcha convocada por #Niunamenos, en repudio al empalamiento de
una joven ocurrido en Argentina. A esto se sumó la pelea por legalizar el
aborto en tres causales, y recientemente el destape de abusos sexuales en el
mundo del espectáculo chileno.
Finalmente,
fueron las acusaciones de acoso al interior de las universidades las que
terminaron por hacer que las propias alumnas convocaran la manifestación masiva
que abrió el debate sobre el feminismo y sus demandas. Hasta ahora, al menos 15
universidades tienen facultades paralizadas, a la espera de una resolución
respecto a casos concretos de abusos y a la creación de protocolos que eviten
cualquier tipo de acoso. 
Sonia
Montecino, reconocida antropóloga y feminista chilena, explica a DW que
“en muchas de estas universidades paralizadas o en tomas se formaron
centros y programas de estudio de género desde la vuelta a la democracia
en Chile, y estas alumnas han recibido esa formación, lo que se traduce en una
conciencia mayor respecto a los abusos y a tener una mirada crítica frente a la
vida social y la posición de la mujer. Son las estudiantes quienes le dan una
característica esencial a este movimiento actual”.
Sonia
Montecino, antropóloga y feminista chilena de la Universidad de Chile.
Montecino
ve dos influencias en el escenario actual de la ola feminista chilena. “La
primera es interna y tiene que ver con que hace tres o cuatro años que se
denuncian situaciones de acoso en las universidades y las autoridades no han
respondido. Luego está lo externo, lo que ocurre en el propio país y a nivel
internacional como las luchas y demandas en contra de la violencia de género
con campañas como #MeToo, por ejemplo”, detalla la académica de la
Universidad de Chile.
La
propuesta de Piñera
La oleada
feminista llegó a La Moneda y fue el propio presidente Sebastián Piñera quien
se hizo cargo de lo que han planteado las mujeres en sus movilizaciones. Es así
como el mandatario dio a conocer recientemente y en cadena nacional su
propuesta para legislar en búsqueda de la igualdad de género. 
Dentro de
los puntos que propone el gobierno destacan cambios constitucionales para
resguardar la igualdad de derechos tanto de hombres como mujeres, una ley para
regular el acoso en las universidades estatales, promover la participación de
mujeres en altos cargos, un proyecto de ley para sancionar violencia de género
en relaciones de noviazgo, entre otros puntos.
“Me
parece que los lineamientos presentados por el gobierno responden a lo que
cualquier presidente haría, mantener una postura y no guardar silencio, que es
lo que más valoro porque implica hacerse cargo de algo que es transversal. Sin
embargo creo que la raíz del problema, que son las desigualdades de poder,
aún no se toca”, dice a DW Carolina Carrera, presidenta de la Corporación
Humanas, dedicada a derechos humanos y justicia de género.
Una de
las postales que dejó la última marcha feminista en Santiago de Chile.

Una posición
más crítica al respecto es la que expone la dirigente estudiantil de la
Universidad Católica Andrea Cifuentes, quien afirma que las medidas
anunciadas por el gobierno son cosméticas. “No estamos peleando solo por
un reglamento, lo que anunció Piñera son cosas mínimas y despierta sospechas
porque su sector político históricamente ha votado en contra de los proyectos
de ley que apuntan a la igualdad. Creemos que esto es para que las mujeres se
queden tranquilas y bajen el nivel del conflicto”.

La meta:
educación no sexista
Uno de
los objetivos centrales que inspiran la movilización feminista en las
universidades es la búsqueda de una educación no sexista, que para las
estudiantes es la base para lograr cambios sustanciales que pongan fin a la
violencia de género. “Entendemos que nuestra movilización está inserta en
una ola importante de feminismo y apuntamos a un cambio estructural de la
sociedad y del sistema educativo que debe dejar de ser sexista porque es ahí
donde se reproduce el sistema de violencia machista”, dice Andrea
Cifuentes, que también es coordinadora externa de la Secretaría de Género y
Sexualidades de la Universidad Católica.
En el
sentido educacional, Sonia Montecino señala “que se puede lograr una
educación no sexista, pero no es algo que podamos ver pronto porque traspasa
las fronteras de la educación formal, donde debe haber un cambio en las mallas
curriculares de los educadores que debe ir desde los encargados de la educación
parvularia hasta la universitaria. Esto otorgaría la mirada crítica necesaria
para cuestionar mensajes y dinámicas sexistas que se ven  a diario en
medios de comunicación y en la calle. El otro aspecto, más amplio, profundo y
complejo de este tema es la educación no formal, la que se refiere a los aprendizajes
en el espacio familiar y en la vida social”.
Apoyo y
un poco de rechazo
Según la
última encuesta Cadem, el movimiento feminista cuenta con el 71 por ciento de
respaldo en Chile, mientras que el rechazo que genera tanto en hombres como
mujeres se ha centrado últimamente en que las mujeres protesten mostrando sus
pechos. 
El grupo
de estudiantes de la facultad de artes de la Pontificia Universidad Católica
que marchó con los senos desnudos generó rechazo en un grupo de la población
chilena.
 

La rabia
de los mensajes y acciones violentas por parte de las feministas
generan rechazo en sectores de la sociedad. No obstante, para la
especialista en estudios de género Sonia Montecino, “hay que entender que
estas reacciones se dan porque hay mucha rabia acumulada. Es importante pensar
quiénes son las madres y abuelas de las mujeres que hoy protestan, qué
rabias han transmitido. Sin embargo, no creo que sea ese el sentido de las
demandas feministas”, concluye.
Para
Carolina Carrera, de la Corporación Humanas, esta ola feminista “ha hecho
cuestionar fuertemente las relaciones de género, lo que genera un rechazo
normal y no hay que alarmarse por eso. El punto central ahora es ver cuánto
tiempo se mantendrá el movimiento y qué efectos tendrá, porque lo único que sabemos
es que algo se movió en Chile, pero van a pasar años antes de saber cuáles
fueron sus efectos concretos, porque estos son procesos culturales muy
profundos”.