General

Polémica por exposición británica de artefactos robados a Etiopía

Por James
Jeffrey, IPS, 24 abr 2018

La
exposición de antiguos tesoros robados a Etiopía en el famoso museo londinense
de Victoria y Alberto reavivó el debate sobre dónde deberían estar los
artefactos y sobre el imperialismo de Occidente en África.
Un
manuscrito de Magdala, Etiopía, en posesión de la Biblioteca Británica.
Crédito: James Jeffrey/IPS.

LONDRES –
La muestra incluye 20 artefactos de la realeza y religiosos robados en la
batalla de Magdala, en 1868, cuando las fuerzas británicas sitiaron la
fortaleza montañosa del emperador Teodoro II.

Tras su
triunfo, los británicos tomaron lo que quisieron, y no se conoce realmente la
dimensión del botín. Dentro de la Biblioteca Británica hay cientos de hermosos
manuscritos robados.
El
argumento para su devolución puede parecer obvio, pero hay cuestiones legales
relacionadas con la responsabilidad de los museos como guardianes del
patrimonio mundial, así como sobre la mejor forma de exponerlo al público, que
complican la situación.
“Los
museos tienen la responsabilidad de comprender mejor sus colecciones, de
revelar las historias y los relatos detrás de los objetos y de mostrar las
personas y las sociedades que marcaron su camino”, explicó Tristram Hunt,
director del museo Victoria y Alberto.
“Con ese
fin, queremos reflejar mejor la historia de esos artefactos en nuestra
colección, rastreando sus orígenes y haciendo frente a las difíciles y
complejas cuestiones que plantean”, añadió.
El sitio
de Internet del museo describe la colección de tesoros etíopes como
“perturbador recordatorio de los procesos imperiales que permitieron a los
museos británicos adquirir bienes culturales de otros”.
Por ello,
esfuerzos como los de Richard Pankhurst, reconocido investigador y de los más
prolíficos en estudios etíopes, quien ayudó a crear la Asociación para el
Retorno de los Tesoros Etíopes de Magdala (Afromet, en inglés) y concentrar sus
esfuerzos en unos 350 manuscritos que terminaron en la Biblioteca Británica.
“No se
sabe bien lo que pasó”, explicó Pankhurst antes de su muerte en 2017. “Los
soldados pudieron agarrar lo mejor de lo mejor de lo que tenía Etiopía para
ofrecer. La mayoría de los etíopes nunca han visto manuscritos de esa calidad”,
acotó.
Teodoro
rastreó el país en busca de los más finos manuscritos y recolectados en Magdala
para una gran iglesia y biblioteca que planeaba construir.
“Son tan
lujosos porque fueron hechos para reyes”, indicó Ilana Tahan, curadora de
estudios hebreos y cristianos de Oriente de la Biblioteca Británica, cuyo
personal se toma muy en serio su papel de guardianes, así como quienes tratan
de devolver los manuscritos a Etiopía.
Carátula
de uno de los manuscritos de Magdala, Etiopía, en manos de la Biblioteca
Británica, en el que se lee: Pres. (Presentado) por S.A. la reina (Victoria),
el 21 de enero de 1869. Crédito: James Jeffrey/IPS.
“Es
verdad que el grado de cuidado y calidad de los británicos es mucho mejor que
el nuestro, pero si va al Instituto de Estudios Etíopes, donde tenemos algunos
artefactos de Magdala devueltos anteriormente, verá lo bien que están
preservados y expuestos al público”, observó Andreas Eshete, expresidente de la
Universidad de Adís Abeba, donde está el instituto, y otro fundador de Afromet.
 
“Esos
manuscritos están entre los mejores del mundo y es uno de los ejemplos de
manuscritos indígenas de África, y los historiadores deben estudiarlos con sumo
cuidado”, acotó.
Teodoro,
de hecho, admiraba a Gran Bretaña, e incluso esperaba que lo ayudara a
desarrollar su país. Pero cuando interpretó como un desaire la falta de
respuesta de la reina Victoria a una carta suya, decidió apresar a un pequeño
grupo de diplomáticos británicos, lo que motivó una misión de rescate del
general Robert Napier con unos 32.000 hombres.
El lunes
13 de abril de 1868, cuando los triunfantes británicos estaban en el valle que
rodeaba su reducto en la cima de la montaña de Magdala y a punto de lanzar su
ofensiva final, Teodoro tomó una pistola, de hecho un regalo de la reina
Victoria, y jaló del gatillo.
En la
actualidad, Teodoro sigue siendo venerado en Etiopía por su inquebrantable
convicción en el potencial de su país. Mientras, el saqueo de Magdala continúa
incitando los esfuerzos de Afromet y de otros que siguen a Pankhurst.
“Richard
no tuvo éxito con los manuscritos de la Biblioteca Británica, se devolvieron
numerosas cruces y manuscritos de colecciones privadas”, relató su hijo, el
también historiador Alula Pankhurst.
La
familia del general Napier devolvió hace poco un collar y un pergamino al
Instituto de Estudios Etíopes, acotó.
“Mi padre
diría que los artefactos deben devolverse porque fueron robados”, indicó Alula.
“Ahora
existe la tecnología disponible para realizar copias (de manuscritos) que no se
distinguen de los originales y los microfilmes hacen que se puedan retener las
copias”, apuntó.
Pero el
mismo argumento de la tecnología lo emplean quienes creen que los manuscritos
pueden permanecer donde están.
“Tenemos
la oportunidad y la responsabilidad de usar las posibilidades de la tecnología
digital para mejorar el acceso del público mundial al patrimonio intelectual
que salvaguardamos”, arguyó Luisa Mengoni, directora de las colecciones
asiáticas y africanas de la Biblioteca Británica.
La
institución sigue realizando esfuerzos para que los manuscritos sean accesibles
al público mediante nuevas exposiciones. Y en los próximos dos años, tiene
previsto digitalizar 250 manuscritos de colecciones etíopes; ya hay 25
disponibles y completos en línea, por primera vez gracias al sitio Manuscritos
Digitalizados
.
“Las
obras de arte sufren cuando se digitalizan, además de que muchos manuscritos
tienen comentarios detallados al margen; son muchas las razones por las cuales
los investigadores necesitan el original y que no las encuentran en las copias
digitalizadas”, argumentó Andreas.
Pero la
devolución de los manuscritos no está, de hecho, en manos de la biblioteca. Se
necesitan nuevas leyes para que se devuelvan esos u otros elementos
patrimoniales en los museos británicos.
“Los
promotores de la restitución podrán quejarse de que la mayoría de los
artefactos no se devolvieron, pero se ha hecho mucho por difundir el
conocimiento de su existencia, y el gran talento artístico, entre los
investigadores etíopes y del mundo, en general”, explicó Alexander Herman,
director adjunto del Instituto de Arte y Leyes, organización dedicada a
vincular el aspecto legal con el patrimonio cultural.
La
compleja cuestión de la repatriación de objetos saqueados resonó en Europa y
Estados Unidos durante años sin resolución, aunque parece haber una mayor
apertura para tratar el asunto, tanto de parte de los museos de Occidente como
de sus gobiernos.
El
presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró en noviembre que la restitución
de artefactos africanos era una “de las mayores prioridades” de su país. Y en
un discurso en Burkina Faso señaló: “El patrimonio africano no puede estar en
colecciones y museos privados europeos”.
Mientras,
aparecen opciones alternativas a mitad de camino. Hunt señaló que está “abierto
a la idea” de un préstamo a largo plazo de objetos a Etiopía, una iniciativa
que Alula Pankhurst consideró: “un pasó en la dirección correcta”.
Pero para
algunos, eso no es suficiente.
“La
restitución de propiedad etíope se trata de respetar la dignidad y los derechos
fundamentales de Etiopía”, explicó Kidane Alemayehu, uno de los fundadores del
Centro para la Paz y el Desarrollo del Cuerno de África, y director ejecutivo
de la Alianza Global para la Justicia: La Causa Etíope.
“Saquear
la propiedad de otro país y luego ofrecérsela como préstamo al propietario
legítimo debería despertar la mayor vergüenza de cualquier país que se precie
de tal”, añadió.