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La odisea judicial de la directora de Amnistía Internacional en Turquía

Carlos
Torralba, El Pa
ís, 24 abril 2018

Idil
Eser, en libertad bajo fianza, ha estado cuatro meses entre rejas acusada de
tener vínculos terroristas
Idil
Eser, directora de Amnistía Internacional en Turquía, durante la entrevista de
este lunes en Madrid. Samuel Sanchez

La
activista Idil Eser (Estambul, 1963) se siente con más ganas de disfrutar de la
vida que nunca. Tras pasar casi cuatro
meses en prisión provisional
, y con un juicio pendiente que podría
privarle de su libertad durante casi un decenio, la directora de la rama turca
de Amnistía Internacional (AI) asegura que el placer que le producen la música,
los colores o la naturaleza se ha multiplicado recientemente. Eser considera
que las acusaciones relacionadas con terrorismo a las que se enfrenta son
“incomprensibles”.
El pasado
5 de julio supuso un punto de inflexión en la vida de Eser. La activista
participaba junto a otros nueve defensores de los derechos humanos —no todos
miembros de Amnistía Internacional— en un taller sobre seguridad digital en la
isla de Buyukada, al sur de Estambul, cuando la Policía
irrumpió en el edificio y los detuvo a todos
. Pasó más de 100 días
entre rejas, sintiéndose indefensa al enfrentarse a un auto de procesamiento
que considera estrambótico. “Se nos acusa de pertenencia a una organización
terrorista, pero no se especifica cuál. No sabía qué debía responder ante el
juez porque la imputación no se sostenía”, asegura en una entrevista realizada
este lunes en Madrid.
El caso
de los 10 de Estambul (como les ha apodado la prensa local) es uno de los
muchos procesos abiertos contra miembros de la sociedad civil turca. Más de
50.000 personas han sido detenidas con el pretexto de formar parte de alguna
organización terrorista próxima al clérigo Fetulá Gülen, exiliado en
Pensilvania
(EE UU) y al que Ankara considera el principal
instigador del fallido golpe de Estado de 2016, en el que murieron unas 300
personas. “Las cárceles del país están masificadas, pero se están construyendo
muchas nuevas”, explica la activista, quien confía en que a pesar de que el
presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha pregonado
que reinstaurará la pena de muerte
, esta no llegue a aplicarse por
la presión internacional, y que, en caso de hacerlo, nunca sea con carácter
retroactivo.
Los diez
activistas fueron separados el mismo día de su detención. Eser estuvo en cuatro
cárceles distintas hasta que terminó en un centro de máxima seguridad. “La
atención internacional que acaparó mi caso me benefició en el trato recibido y
en el cumplimiento de las garantías procesales, pero también provocó que me destinaran
a una prisión reservada para los peores criminales”. Eser, y el resto de
detenidos en la “reunión secreta en la que aprendían a encriptar mensajes”,
según el auto de procesamiento, fueron
puestos en libertad bajo fianza
el 25 de octubre.
Peor
suerte ha vivido hasta ahora el presidente de AI en Turquía, Taner Kiliç, que
fue encarcelado un mes antes que los 10 de Estambul, acusado de haber instalado
en su teléfono la aplicación ByLock, un servicio de mensajería encriptada que Ankara
considera que fue esencial en la preparación del golpe
. Dos informes
periciales determinaron que Kiliç nunca había descargado esa app en su
dispositivo. En enero, un tribunal de Estambul decretó libertad con cargos para
el presidente de la ONG, pero al día siguiente la misma corte revocó su
decisión tras un recurso de la Fiscalía.
Eser, que
ha dedicado toda su vida laboral a la defensa de los derechos humanos, no
esconde durante la entrevista su miedo a volver a la cárcel. “El proceso puede
dilatarse más de 10 años hasta que haya una sentencia firme. Eso resulta
bastante angustioso”, explica la activista. “Salí de la cárcel con la intención
de exprimir la vida, de no dejar para mañana lo que pueda hacer hoy”, asegura.
A sus 54 años, decidió hacerse un tatuaje en un tobillo a los pocos días de
obtener la libertad provisional. “Lo he tenido en mente desde que era
universitaria. No lo iba a dejar pasar más. Carpe diem”.