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“En Europa estamos ante una guerra cultural y de valores”

María R. Sahuquillo, El País,
8 ABR 2018

El líder
en el Parlamento húngaro de Fidesz, el partido de Viktor Orbán, defiende que la
inmigración es una amenaza y que el magnate Soros quiere influenciar la
política interna de Hungría
Gergely
Gulyas, líder de Fidesz en el Parlamento, en su despacho de Budapest. M. R.
Sahuquillo
Está
considerado como una de las voces menos duras del partido de Viktor Orbán.
Pero, aunque lo hace en un tono más moderado que el del primer ministro,
Gergely Gulyas, líder del Fidesz en el Parlamento, defiende fervientemente que
Hungría está bajo la amenaza de la inmigración y del liberalismo. “En Europa
estamos ante una guerra cultural y de valores. Y el Fidesz y el Gobierno
húngaro representan los valores tradicionales
y esa es la razón por
la que estamos bajo constante ataque de los socialdemócratas, comunistas y
verdes de toda la UE; pero podemos vivir con ello”, afirma. “Desafortunadamente
los valores cristianos no son lo más importante para muchos países de la UE,
pero sí lo son para nosotros y para la región”, insiste. Abogado y politólogo
de formación, Gulyas, de 36 años, que participó en la redacción de la polémica
reforma constitucional que el primer ministro nacionalista emprendió nada más
llegar al poder, en 2010, ahora es una estrella en alza dentro de la formación
ultraconservadora.
Remarca
que, pase lo que
pase este domingo en las elecciones,
el Fidesz mantendrá las mismas
líneas de actuación de los últimos años. Sobre todo su política de puertas
cerradas, que llevó al Ejecutivo a blindar sus fronteras con la construcción de
una doble valla y a endurecer sus leyes migratorias. Una postura que le ha
generado duras críticas de la ONU y le ha conducido a una nueva guerra abierta
con la UE.
Hungría
rechaza tajantemente acoger a los 1.200 refugiados que le corresponden (el
0,01% de su población; 9,7 millones de habitantes) por el sistema de cuotas
acordado por mayoría entre los socios y que Hungría ha recurrido ante el
tribunal de la UE. “Hungría inició el movimiento contra esa política injusta y
ahora lidera al grupo de países contra ella. Con la adhesión a la UE firmamos
un tratado razonable que dicta que el asunto migratorio pertenece a cada Estado
miembro. Nosotros no entramos a decidir qué hace el Gobierno de España en su
política migratoria, por ejemplo. Los países son soberanos de decidir sus
políticas migratorias. Así debe ser”, mantiene. “Y es indiscutible que debemos
proteger nuestras fronteras. Fuimos el primer país en hacerlo y lo hacemos no
solo por Hungría, sino por toda la Unión Europea”, dice en su despacho del
edificio que ocupan los diputados, a unos pasos del Parlamento.
Pese a
que las llegadas se han reducido drásticamente y que en Hungría vive solo un
1,5% de extranjeros, Gulyas
mantiene que la inmigración sigue siendo una amenaza.
“Quizá la
situación en las fronteras ha cambiado, pero eso es porque nuestras políticas
han funcionado”, dice. Y sobre las abundantes acusaciones al Gobierno de
racismo, de políticas discriminatorias y de difundir el mensaje del miedo a los
inmigrantes —a quienes Orbán ha definido como “invasores”— afirma tajante: “Si
estás en contra de la inmigración en seguida ciertas organizaciones te acusan
de racismo, pero no es cierto. No somos xenófobos”.
Comparte
la opinión del primer ministro sobre George Soros, el magnate
húngaro-estadounidense a quien Orbán ha
convertido en su enemigo número uno por sus posturas liberales
.
“Sabemos la opinión de Soros, quiere crear los Estados Unidos de Europa y apoya
la inmigración. Es una opinión legítima, pero no la compartimos”, dice Gulyas.
“El señor Soros trata de influir en la política interna de Hungría y de luchar
contra en el Gobierno. Solo hay que ver que nos acusa de ser un Estado mafioso.
Parece que no es tan tolerante como nosotros”, añade encogiéndose de hombros el
diputado de Fidesz, que defiende las leyes sobre ONG con las que el Gobierno
planea atenazar a las organizaciones que reciben capital extranjero; muchas de
ellas financiadas precisamente por la fundación de Soros.
Una
medida que, unida a otra reforma legal que amenaza
la existencia de la Universidad Centroeuropea de Budapest
—un
prestigioso centro académico, progresista y liberal con sede en Budapest y
financiado en gran parte por Soros—, ha costado a Hungría otro procedimiento de
infracción dentro de la UE. Disputa que Gulyas cree que se resolverá a su
favor. “Contamos además con el apoyo del Partido Popular Europeo”, dice. Con
una postura cada vez más nacionalista del Ejecutivo, el diputado afirma sin
embargo que Hungría no se ha alejado ni un milímetro de sus posturas
europeístas. “Lo que queremos es una Hungría fuerte dentro de una Europa
fuerte”, resalta.
El líder
de Fidesz en el Parlamento afirma que lo logrado por el Gobierno en estos ocho
años habla por sí solo: “Hungría presenta muy buenos resultados económicos. Se
han creado 740.000 nuevos puestos de trabajo y registramos un crecimiento
económico de un 4%. Además, estamos en presupuesto equilibrado y los sueldos
han aumentado un 14%. Estos son resultados buenos e indiscutibles”. Su plan es
mantener esa evolución.