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El grupo xenófobo Generación Identitaria bloquea la ruta migratoria del paso de los Alpes

Alberto
Rojas, El Mundo, 23 abr. 2018

En otro
gesto propagandístico para la galería, el grupo xenófobo Generación
Indentitaria
, transnacional y muy activo en las redes sociales, ha
intentado esta semana bloquear el paso migratorio de los Alpes, en el llamado
Col de l’Echelle, para impedir el paso de estas personas desde Italia a
Francia. 
Miembros
del grupo Generación Identitaria, en el paso de los Alpes. 
Romain Lafabregueafp

Unos 100
miembros de esta organización de ultraderecha colocaron pancartas y una gran
valla de plástico naranja que podría saltar hasta un niño.

En
realidad la intención no es impedir que los inmigrantes dejen de cruzar, sino
conseguir el impacto propagandístico necesario “para hacer que los
gobiernos refuercen las fronteras para detener el flujo de inmigrantes
ilegales”, asegura el grupo en Facebook.
Este
grupo ya alquiló un barco el pasado verano, el C-Star,
para tratar de impedir a las embarcaciones de las ONG rescatar inmigrantes y
refugiados en las aguas del Mediterráneo, aunque esa misión acabó en sonoro
fracaso.
En un
comunicado difundido por la organización, aseguran que para frenar la
inmigración sin papeles en Europa “Todo lo que se necesitaba era un
centenar de jóvenes decididos para evitar que los cruzaran en el Col de
l’Echelle. El gobierno ha reconocido claramente la situación destacada por
Generación Identitaria y se ha visto obligado a reaccionar”.
Y los
políticos reaccionaron. Gérard Collomb, ministro del Interior francés, aseguró
en Twitter: “Obviamente condeno la acción en el Col de l’Echelle. Sólo las
agencias del Estado tienen el mandato de actuar en nuestro territorio”.
Con
cientos de miembros de varios países europeos, cuyo rostro visible es el
italiano Lorenzo Fiato, esta organización aseguró recaudar 160.000 euros para
enviar el C-Star, una embarcación de Yibuti con armador de Cardiff y bandera de
Mongolia, anclado en pleno Cuerno de África, hasta el canal de Sicilia durante
semanas. El estado ruinoso de la nave, botada en 1975, ya auguraba lo peor.
Una
misión fracasada
Defend
Europe comenzó con un enorme retraso, ya que el barco estuvo retenido varios
días en el Canal de Suez, a la espera de superar todos los controles para
entrar en el Mediterráneo. Cuando por fin lo consiguió estuvo aún más tiempo
anclado en Chipre por problemas con el papeleo.
Una vez
que consiguieron salir hacia aguas internacionales frente a Libia se quedaron
sin combustible y no pudieron reportar en Zarzis (Túnez) porque se lo
impidieron los pescadores de la zona con el bloqueo de su puerto.
Llegó a
la zona SAR (salvamento y rescate) y se limitó a entrar por radio (en el canal
que usan las ONG para comunicarse) para advertir a estas organizaciones
humanitarias que sus movimientos serían monitoreados y grabados, para
denunciarlas en el caso de que entraran en aguas territoriales libias.
Desde las
embarcaciones de Save the Children, MSF o Proactiva Openarms se les recomendaba
que dejaran libre ese canal para salvar vidas, su verdadera función. Durante
días levantaron un gran revuelo, aunque nunca explicaron cuál será su papel en
el mar. “Nosotros no somos especialistas en socorro y no pretendemos
hacerlo. Pero si tenemos que hacerlo, y esa es la última posibilidad,
devolveremos a los inmigrantes a Libia”, añadían, pero sin especificar la
fórmula, ya que es ilegal bajo cualquier circunstancia. Hasta llegó a enviar un
SOS de ayuda en alta mar por una avería. Denegaron cualquier ayuda cuando
supieron que uno de los barcos que iba a auxiliarles pertenecía a una ONG
alemana.
Tras
patrullar la zona SAR durante semanas, intentaron entrar en los puertos de
Sicilia y Malta, pero se les negó el acceso. En España, el ministro del
Interior, Juan Ignacio Zoido, aseguró que se les prohibiría la entrada a aguas
españolas. Las últimas noticias sobre el buque lo situaban frente a la costa
catalana, intentando entrar al puerto de Barcelona para avituallarse, aunque se
le denegó el acceso a los 45 puertos de la Generalitat.
Una
lancha de la autoridad portuaria estuvo en el barco a finales de octubre y pudo
comprobar que los ocho miembros de Generación Identitaria ya no estaban en él,
sino que fueron desembarcados en Malta. El barco fue repintado y ya no llevaba
ningún distintivo de la misión xenófoba. Dentro sólo quedaba la tripulación de
origen bangladeshí. La situación en el interior era tan desesperada que los
agentes recomendaron a los tripulantes que intentaran pescar para comer y que
recogieran agua de lluvia.
La
intención del capitán era entrar a algún puerto catalán, repostar fuel y
comprar alimentos para la tripulación hambrienta. A cinco millas de Barcelona,
la tripulación tuvo que recibir ayuda humanitaria.