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Terremoto en Irán e Irak

RTVE.es/AGENCIAS
La situación en la localidad iraní de Sarpul Zahab es desoladora tras el potente terremoto que ha golpeado el oeste del país. Dos tercios de las víctimas mortales del seísmo vivían en esta ciudad de unos 85.000 habitantes en la que la electricidad sigue cortada y donde se calcula que la mitad de los edificios han sufrido importantes daños.

Los edificios más damnificados son un conjunto de viviendas de protección social. Allí, mientras los equipos de rescate comprueban si hay supervivientes o no y se afanan en retirar los escombros, la localidad vuelve a ser sacudida por una fuerte réplica. “¡Ya Husein!”, gritaron entonces desconsolados los ciudadanos implorando al tercer imán de los chiíes y nieto del profeta Mahoma, muy venerado en la República Islámica.
Cerca de los edificios donde se trabaja a contrarreloj se congregan familiares de aquellas personas desaparecidas entre los escombros. Es el caso de Arsalan Darabí, de unos 50 años, que lleva 10 horas frente al edificio en el que vivían su sobrino de 30 años, su mujer y dos hijos, de los que no se sabe nada. “¿Cómo podemos sentirnos si lo hemos perdido todo? No sabemos si están vivos y sufriendo bajo los escombros, o muertos”, asegura a Efe entre lágrimas.
“¿Cómo podemos sentirnos si lo hemos perdido todo?“
Los que lo han perdido todo se han instalado en tiendas de campaña en un parque. Se quejan de que por el momento no han recibido ayuda de las autoridades. “No nos han atendido bien. No tenemos ni agua ni comida”, comenta a Efe Safarí, un joven de 32 años que pudo escapar de su casa antes de que se derrumbara. Safarí comparte tienda con otras siete personas, entre ellas un joven de 27 años que explica que su padre y sus hermanos están heridos en el hospital. Los centros sanitarios de Sarpul Zahab están colapsados, al igual que los de otras poblaciones cercanas damnificadas como Eslamabad Gharb y Ghasr Shirin, con población mayoritariamente kurda.
Las autoridades han establecido hospitales de campaña y han enviado unas 140 ambulancias y una veintena de helicópteros para trasladar a los heridos a otras zonas, según la Organización de Gestión de Crisis de Irán. Pese a ello, según la agencia de noticias ISNA, los habitantes de la ciudad están preocupados y abrumados por la extrema necesidad de artículos básicos, especialmente agua.
“Nos salvamos solo gracias a Dios”
El terremoto de magnitud 7,3 también ha afectado al este de Irak. Allí la localidad más afectada es Darbandiján, donde han muerto cuatro personas y se han derrumbado numerosos edificios.
“Cuando ocurrió el terremoto estaba acostada en mi cama porque no me sentía bien. Mis hijos estaban viendo la televisión en la habitación de al lado. Uno comenzó a gritar: ‘¡mamá, despierta, es un terremoto!’ Todos corrimos al pasillo y pudimos ver cómo la casa se desmoronaba detrás de nosotros”, asegura Amina Mohammed, superviviente del seísmo, a la agencia AP.
“Cuando llegamos al final del pasillo -continúa- no podíamos seguir porque estaba bloqueado, pero logramos abrirlo, bajar las escaleras hasta la puerta principal y quedarnos allí. Entonces uno de los peldaños de la escalera cayó sobre mi hombro. Nos salvamos solo gracias a Dios”, relata la vecina de esta localidad. Uno de los problemas que más preocupa en Irak es el estado de la presa de Darbandiján. Ubicada en el río Diyala, tiene “daños visibles”.
“Debido al terremoto que golpeó la presa Darbandikhan, que es la más fuerte construida en los últimos cien años, hay un daño muy claro en la parte superior de la misma. Hay grietas horizontales y verticales en la carretera. Y hay partes de la presa que se han venido abajo”, afirma su director Rahman Hani.
El ministros de Recursos Hídricos de Irak, Hasan al Yanabi, ya ha advertido de que las autoridades pretenden vaciar el depósito de agua de forma gradual. La presa contiene 1.500 millones de metros cúbicos de agua y está al 55% de su capacidad.