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¿Trump o Putin? El difícil dilema de la OTAN en plena ola de ciberataques

24 Enero 2017

Los ciberataques preocupan a la Alianza, sobre todo tras lo ocurrido en las elecciones de EEUU. La tensión con Rusia crece. Todo depende de los contactos entre Trump y Putin

Una media de 500 ciberataques al mes. Es la cifra de intentos de hackeo que sufrió la OTAN el pasado año, “lo que obligó a nuestros expertos a analizarlos y responder”, explica Oana Lungescu, portavoz de la Alianza, a El Confidencial. El porcentaje supone un aumento del 60% con respecto a 2015 en los ataques a los sistemas de la Alianza Atlántica. “Nuestros sistemas cibernéticos registran más de 500 millones de incidentes sospechosos cada día. La mayoría son detectados y tratados automáticamente”.
Los ciberataques preocupan a la OTAN y mucho, sobre todo tras lo ocurrido en las elecciones norteamericanas. “Cualquier intento de intervenir o de influir en las elecciones nacionales desde el exterior es inaceptable”, manifestó el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una reciente rueda de prensa. La seguridad en la red es una materia que tiene intranquilos también a los líderes de la OTAN desde hace tiempo. “Estamos preocupados por la ciberseguridad”, reconocía Stoltenberg en referencia a los informes de intentos de ataque contra aliados. En 2014, en la Cumbre de Gales, los líderes acordaron que un ataque cibernético podría desencadenar el artículo 5, la cláusula de defensa colectiva de la OTAN. Dos años más tarde, en la Cumbre de Varsovia, los aliados reconocieron el ciberespacio como un dominio operativo, además del aire, la tierra y el mar.

El secretario general de la Alianza declaró que la organización está centrada en reforzar la seguridad en la red, y a su vez, apoyar a los aliados en esta materia. La OTAN posee un Centre of Excellence en ciberdefensa en Tallin (Estonia), un think-tank independiente, financiado y dirigido por los aliados. No es un organismo oficial, pero la Alianza Atlántica tiene muy en cuenta sus investigaciones. También en Estonia, en Tartu, disponen de una base para probar las defensas cibernéticas de la Alianza. “La OTAN como organización no tiene ni está desarrollando capacidades cibernéticas ofensivas. Todo lo que la OTAN hace en el ciberespacio es defensivo y en línea con el derecho internacional”, matiza Lungescu.