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Rusia vuelve a ofrecerse como mediador a israelíes y palestinos tras la Conferencia de París

16 Enero 2017


Rusia ha vuelto a ofrecer su capital, Moscú, como escenario de un encuentro directo entre las autoridades israelíes y palestinas, en un esfuerzo mediador unilateral que sigue a la Conferencia celebrada este domingo en París para facilitar la paz en Oriente Próximo.

El Ministerio de Exteriores ha emitido un comunicado en el que valora la Conferencia de París, cuyos asistentes “reprodujeron correctamente las principales disposiciones del marco jurídico internacional para la solución del conflicto palestino-israelí”, si bien insiste en que es necesario promoverla “no con palabras, sino con hechos”.

“En este contexto, creemos que la principal tarea en esta etapa es el inicio de las negociaciones directas entre las partes y reafirmamos nuestra disposición a ofrecer un escenario donde celebrarlas”, ha dicho, en alusión a Moscú.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ya invitó el pasado verano al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y al presidente palestino, Mahmud Abbas, a reunirse en Moscú para reanudar el diálogo de paz, estancado desde 2014 por la expansión de las colonias judías.

Aunque tanto el líder israelí como el palestino agradecieron los esfuerzos de Putin y aceptaron su invitación, lo cierto es que el anunciado encuentro en Moscú, el primero en tres años –con la excepción del funeral por Shimon Peres– no se ha producido.

A pesar del fracaso de la ronda moscovita, Rusia ha mantenido sus contactos con las facciones palestinas para “promover la reconciliación” entre ellas. El Ministerio de Exteriores ha revelado a este respecto que estos días tendrá lugar un “encuentro de alto nivel”.

En el ínterin, Francia, por su parte, organizó el domingo una reunión internacional en París a la que han acudido representantes de 70 países, incluido el embajador ruso en la capital gala, para resucitar el proceso de paz.

La Conferencia de París, de la que se han ausentado israelíes y palestinos, concluyó con una declaración que urge a las partes a “evitar pasos unilaterales que prejuzguen el resultado de las negociaciones sobre las cuestiones del estatus final como Jerusalén, fronteras, seguridad o refugiados”.