Testimonios: Mujeres marroquíes cuentan el calvario de un aborto clandestino
Manal Zainabi 14/09/2019 |
Con la explosión del caso Hajar Raissouni, la periodista detenida bajo la acusación de aborto ilegal, el debate alrededor del aborto clandestino y de la importancia de legalizarlo ha sido reactivado en Marruecos. El semanal TelQuel recogió los testimonios de tres mujeres marroquíes que recurrieron a la IVE ilegalmente. Entre inquietud y sufrimiento, ellas cuentan ese doloroso momento de sus vidas.
Tradotto da Cristina Santoro
Editato da Fausto Giudice
Entre 600 y 800 es la cantidad de abortos efectuados cada día en Marruecos, según la Asociación marroquí de lucha contra el aborto clandestino. Frente a una ley que solo permite la IVE en casos extremos, son cientos de mujeres que ponen en práctica todos los días su derecho a disponer de sus cuerpos en total ilegalidad.
Centenas de casos, pero también otro tanto de historias, muchas veces, dramáticas. Mientras que el juicio contra Hajar Raissouni, acusada de haber abortado ilegalmente, está en las portadas de la prensa nacional y es objeto de un proceso judicial iniciado a principios de septiembre, TelQuel recopiló el testimonio de tres marroquíes que accedieron a contar sus dolorosas experiencias con el aborto clandestino. Nosotros también solicitamos información a un intermediario que vende medicamentos abortivos a las mujeres que desean de manera voluntaria interrumpir su embarazo.
Intermediarios
Ghalia* tenía 23 años cuando supo de su embarazo en ocasión de una simple consulta a su médico. Temerosa de una reacción negativa de sus allegados, decidió abortar. “Mi pareja y yo no estábamos casados y nuestras familias no iban nunca a aceptar un niño nacido fuera del matrimonio. Yo iba a vivir un infierno si decidía tener el bebé”, explica la joven marrakeshí que hoy tiene 25 años.
Para poner fin a su embarazo, la joven mujer solicita la ayuda de amigas que la ponen en contacto con un enfermero. Este último funciona como intermediario quien, a partir de un pago de 500 dirhams [=45€], la contacta con un ginecólogo. El médico estima el costo de la operación en 4.000 dirhams [=370€], una suma que ella logra reunir con la ayuda de su novio. Una vez en el consultorio del ginecólogo, Ghalia se somete a una IVE por aspiración. “Cuando abrí los ojos, empecé a llorar”, recuerda la joven.
Las historias de abortos clandestinos se repiten, aunque no se parecen entre ellas. En Rabat, Leila* también recurrió al aborto a causa de un embarazo no deseado. Tenía 24 años cuando una doble línea rosa le apareció en su prueba de embarazo. Leila acababa de comenzar su carrera, estaba embarazada de gemelos. Su embarazo era el fruto de una relación episódica.
Perdida, pide ayuda a una asociación que auxilia a mujeres que están en su situación y que la ponen en contacto con un ginecólogo. Conocido por ser especialista en IVE, factura la intervención en 3.500 dirhams [=325€]. Salvo que un mes después del aborto, comienzan los problemas. Leila sufre constantemente de hemorragias. “Las pérdidas de sangre duraron un mes. Era horrible, nunca me había sentido tan mal en mi vida”, cuenta Leila con la voz ronca. Fue recién luego de un tratamiento que la joven pudo retomar su vida “normal”.
Según el artículo 453 del código penal marroquí, el aborto se sanciona con seis meses y hasta dos años de prisión para cualquier mujer que practique la IVE. Es así como las dos mujeres han infringido la ley al haber recurrido a esta intervención. Sin embargo, no es al carácter ilícito a lo que ellas le temen.
Para Leila, es el miedo a arrepentirse de su decisión lo que la atormenta. “La ilegalidad no me aterroriza, ya que hay muchas mujeres que abortan todos los días en Marruecos, le tengo miedo a no tener más posibilidades de tener gemelos en un futuro”, nos confía. Por su lado, Ghalia, teme sobretodo la reacción de sus padres. “No me imagino lo que ellos podrían hacer si lo supieran,” nos confiesa.
Falsa píldora
El mismo temor de Kaltoum* quien, a sus 21 años, quedó embarazada de su novio. A falta de medios y de apoyos, se desesperó y decidió aplicar métodos artesanales para interrumpir su embarazo: mezclas de hierbas abortivas y medicamentos comprados en el mercado negro. “Yo no tenía los medios, de golpe busqué la solución más barata, la más eficaz y la menos peligrosa”, comenta, algunos meses después de los hechos.
A través de una conocida, ella sabe de la existencia de Artotec. Este medicamento, utilizado para curar los problemas articulares y los reumatismos, posee propiedades abortivas. Contiene prostaglandina, una molécula que protege el estómago, pero que al mismo tiempo, causa contracciones de útero.
La venta de este medicamento está prohibida en el territorio nacional marroquí y su utilización requiere asistencia médica. Kaltoum logra obtener, pagando 1.000 dirhams [=90€], 10 comprimidos del medicamento. Pero, ella no siente ningún efecto. Después de algunos días, la joven se da cuenta de que los comprimidos eran falsos.
La situación de Kaltoum preocupa a una de sus amigas, y así logra juntar los 2.800 dirhams [= 260€] necesarios para financiar su IVE que se efectúa en un consultorio ginecológico de Casablanca. Luego de la intervención, la joven padece hemorragias y descubre, para su gran sorpresa, que el feto no había sido completamente removido durante la intervención. “Felizmente, el resto se evacuó solo… me dijeron que la situación podría haber sido más peligrosa si no hubiera ocurrido eso”, nos confía.
Un Artotec codiciado
Como Kaltoum, muchas mujeres que desean abortar recurren a Artotec. A pesar de haber sido retirado del mercado desde 2016, el medicamento puede ser fácilmente comprado a través de algunos grupos de Facebook o WhatsApp. “El Artotec está disponible pero es muy caro. La caja normalmente se vendía a 100 dirhams en las farmacias, a partir de ahora, un solo comprimido vale cerca de 100 dirhams”, expone la joven,
Solo basta una simple búsqueda en la red social de Mark Zuckerberg para encontrar cientos de páginas cuyos administradores pretenden poder vender la píldora con efectos contraceptivos. En una de ellas, ciertos mensajes son edificantes. Encontramos especialmente capturas de pantallas de los intercambios en WhatsApp donde clientes “satisfechas” publican fotos graficas que muestran los efectos del medicamento.
Contactado por TelQuel, el propietario de la página afirma vender un pack de 10 píldoras, apodada “Samta” (la cintura), por la suma de 1.000 dirhams. Él propone también administrar “inyecciones” contraceptivas, según él, “más eficaces”, por 1.500 dirhams.
Según un reciente informe de la fiscalía, 73 personas fueron perseguidas por aborto en Marruecos en 2018. A comienzos de las sesiones parlamentarias, un proyecto de ley iniciado en 2015 para autorizar el aborto en caso de violación o incesto, de malformaciones prenatales o de enfermedad mental de la madre, debería ser tratado en el parlamento.
*Los nombres de las personas citadas en este artículo fueron modificados para preservar su anonimato.