General

Malala vuelve a su pueblo en Pakistán por primera vez desde su atentado

El País, 31 Marzo 2018

La premio
Nobel visita su región natal en la que fue tiroteada por los talibanes cuando
tenía 15 años
Malala
Yousafzai (centro) con su familia en su antigua casa de la ciudad paquistaní de
Mingora este sábado. EFE
“Me
fui del Swat con los ojos cerrados y ahora vuelvo con ellos abiertos”, ha afirmado
la premio Nobel de la paz Malala Yousafzai en un colegio de la región de Swat,
muy cerca de Mingora, su ciudad natal en el noreste de Pakistán
en la que fue tiroteada
en 2012 por los talibanes. Es la primera vez
que la Malala, que sufrió el
ataque talibán por su defensa de la educación
femenina y que se ha
convertido en todo un símbolo, vuelve al país y a su región desde el atentado.

“Me
siento muy feliz. Mi sueño se ha cumplido”, afirmó durante una visita al
colegio Guli Bagh, a unos 15 km de Mingora (noroeste), principal ciudad del valle.
“La paz volvió al Swat gracias a los inmensos sacrificios de mis hermanos
y hermanas”, añadió durante esta visita relámpago de poco más de dos horas
al valle de Swat, una otrora rgión turística en las estribaciones del Himalaya
que en 2007 tomaron bajo control los talibanes. Allí, multiplicaron la
violencia, las decapitaciones y los ataques a los colegios para niñas, como el
que sufrió Malala, que desde los 11 años escribía un blog en urdu (la lengua
nacional de Pakistán) en la web de la BBC en el que, bajo el seudónimo de Gul
Makai, describía el pánico bajo el yugo de los extremistas.
Los
talibanes, expulsados del valle por el Ejército en 2009, la acusaron de
vehicular “la propaganda Occidental” y decidieron asesinarla. Dos
talibanes se subieron en el autobús que la llevaba de la
escuela a casa y le dispararon en la cabeza
. Uno habia preguntado:
“¿Quién es Malala?”. Otras dos chicas, compañeras de la joven,
resultaron heridas también.
La
adolescente resultó gravemente herida y fue atendida en un hospital militar
local antes de ser evacuada a Birmingham, en el Reino Unido. Sobrevivió
milagrosamente al atentado
y con el tiempo se ha convertido en un
símbolo mundial de la lucha contra el extremismo y el derecho de las mujeres a
la educación, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 2014, junto con el
indio Kailash Satyarthi. Fue la pesona más joven en conseguir el galardón.
La joven
de 20 años, acompañada de sus padres y de sus dos hermanos, llegó este sábado a
su región en un helicóptero militar procedente de Islamabad. Fue acogida por
amigos y conocidos entre un gran dispositivo de seguridad. Allí, junto a su
familia cercana ha visitado su casa. Después, la joven de 20 años, a la que
también acompaña la ministra de Información paquistaní, Marriyum Aurangzeb, se
ha reunido con estudiantes del Instituto de Cadetes Guli Bagh, en un encuentro
al que también estaban invitados varios amigos.
Malala llegó
el jueves a Islamabad
para una visita de cuatro días bajo fuertes
medidas de seguridad y fue recibida por el primer ministro Shahid Khaqan Abasi.
No había pisado suelo paquistaní desde 2012. La activista no pudo reprimir las
lágrimas en un discurso discurso televisado en la oficina del primer ministro,
en el que afirmó que regresar a su país es un “sueño”.
Sin
embargo, su presencia también ha despertado duras críticas y protestas, como la
organizada por la principal asociación de escuelas privadas del país el viernes
bajo el lema “Yo no soy Malala”. La joven reside en Reino Unido donde
fue evacuada tras su ataque en 2012 y ahora estudia economía, filosofía y
ciencias políticas en la Universidad de Oxford.
Occidente
la alaba pero en su país es un personaje polémico y hay quien la considera
“un agente del extranjero” manipulado o pagado para perjudicar a
Pakistán. Además de los círculos islamistas radicales opuestos a la
emancipación de la mujer, Malala es blanco de las críticas de una parte de la
clase media paquistaní que la acusa de empañar la imagen del país.
Malala
segura que volverá a Pakistán cuando termine la carrera en el Reino Unido:
“Mi plan es regresar a Pakistán en cuanto termine los estudios, porque es
mi país y tengo los mismos derechos en él que cualquier paquistaní”.
En cuanto
a la educación de las niñas en el valle del Swat, la joven elogió el sábado los
“cambios importantes” realizados desde 2012. “La situación ha
mejorado mucho”. Aunque con matices: “Leí que casi la mitad de los
niños siguen sin estar escolarizados en la provincia. Tendremos que trabajar
muy duro para que todos vayan al colegio”.