A Harvard no le gustan los asiáticos
Francesc
Peirón, La Vanguardia, 19/06/2018
Una
demanda indica que la universidad discrimina a los solicitantes
asiático-americanos
Bajo
sospecha Estudiantes de Harvard asisten a una ceremonia de graduación el pasado
mayo en Cambridge, Massachusetts (Paul Marotta / Getty)
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De
inmediato surge la pregunta. ¿Qué tendrá que ver la simpatía, cosa más que
susceptible, subjetiva y opinable, con el rendimiento académico?
Esta
cuestión se la planteó una organización sin ánimo de lucro –Students For Fair
Admissions (SFFA), o estudiantes por unas admisiones justas– para emprender su
iniciativa. La SFFA presentó el pasado viernes en los tribunales federales de
Boston una demanda contra la famosa universidad de Massachusetts en
representación de un colectivo de esos aspirantes de origen asiático. A estos les
rechazan en un porcentaje muy superior a los blancos y por encima de negros o
hispanos, a pesar de que sus calificaciones intelectuales sean superiores.
De manera
consistente y reiterada, siempre según ese texto, Harvard clasifica a esos
solicitantes con baremos más bajos que otros por razones de lo que denominan
“personalidad positiva”, que por supuesto no existe examen o test alguno que lo
determine. Nada certificable.
Bajo ese
concepto se incluyen, además de la simpatía, conceptos como el encanto, el
coraje, la amabilidad o ser ampliamente respetado, tal como consta en el
análisis realizado sobre más de 160.000 estudiantes con que la citada
organización ilustró su texto legal.
Como estudiantes son los que logran mejores notas, pero se les descarta por “falta de simpatía”
Los
asiático-americanos logran puntuaciones que están por encima de las de
cualquier otro grupo racial a la hora de las admisiones, tanto en las pruebas
escolares como en la actividades extracurriculares, siempre a partir de esa
indagación del SFFA, que se opone al criterio basado en la raza. Sin embargo,
este colectivo de estudiantes han visto que Harvard rebaja de forma notable sus
posibilidades de ser admitidos.
Los
documentos aportados a la causa muestran que el propio centro realizó una
investigación interna sobre su política de admisiones en el 2013. Detectaron
entonces que había prejuicios contra este colectivo, pero Harvard nunca lo hizo
público ni tomó medida alguna.
Esta
iniciativa judicial se produce en un momento en que la raza, la etnicidad, los
sistemas de examen y la igualdad de oportunidades en el proceso de admisión se
han convertido en materia de confrontación de las escuelas a lo largo de toda
la geografía, desde los institutos de bachillerato de Nueva York hasta las
universidades más prestigiosas.
Harvard
respondió de manera contundente. Replicó que el análisis de sus expertos exhibe
que no hay discriminación alguna y que perseguir la diversidad entre sus
alumnos es uno de sus valores. Sostuvo en un comunicado que sus ratios de
asiático-americanos han ido creciendo. Este colectivo suma el 22,2% de las
admisiones, informa la web de la universidad, en tanto que los afroamericanos
ascienden al 14,6%, los hispanos el 11,6% y los nativos americanos el 2,5%. Los
blancos se quedan un poco por debajo del 50%.
Pero los
litigantes aseguran que “Harvard mantiene hoy en día el mismo tipo de
discriminación y estereotipos que empleó para justificar las cuotas de los
solicitantes judíos en los años veinte y treinta del pasado siglo”.
La SFFA
indica que hay evidencias de que esta prestigiosa universidad de la Ivy League
–lo más en Estados Unidos–, y la más antigua del país, se sirve de un sistema
de equilibrio racial en el que “utiliza la raza como algo mucho más que un
factor positivo y carece de interés por explorar una alternativa neutral”,
señala. Ese factor positivo alude al fallo judicial respecto a una acción en
que se ayuda a las minorías para conseguir una plaza universitaria. “Lo que
Harvard no admite es que la raza no sólo es un elemento importante, sino que es
el dominante en la admisión de hispanos y de afroamericanos”, insiste.
“Un
solicitante asiático-americano, con un 25% de posibilidades de admisión,
tendría un 35% de ser blanco, del 75% si fuera hispano o del 95% de ser negro”.