Llega un punto en la introducción de cada nueva narrativa oficial cuando la gente ya no recuerda cómo comenzó. O, más bien, recuerdan cómo comenzó, pero no la propaganda que lo inició. O, más bien, recuerdan todo eso (o pueden hacerlo, si los presionas), pero ya no hace ninguna diferencia, porque la narración oficial ha suplantado a la realidad.

Recordarás este punto de la Guerra contra el Terror, y específicamente de la ocupación de Irak. Para la segunda mitad de 2004, la mayoría de los occidentales habían olvidado por completo la propaganda que lanzó la invasión y, por lo tanto, consideraban a la resistencia iraquí como “terroristas”, a pesar de que Estados Unidos había invadido y estaba ocupando su país sin ninguna razón legítima. En ese momento, estaba muy claro que no había “armas de destrucción masiva”, y que Estados Unidos había invadido una nación que no lo había atacado, y que no representaba una amenaza para él, y por eso estaba perpetrando una guerra de agresión en un libro de texto.

Estos hechos no importaron, no en lo más mínimo. En ese momento, los occidentales estaban totalmente inmersos en la narrativa oficial de la Guerra contra el Terror, que había reemplazado la realidad objetiva. La mentalidad de rebaño se había hecho cargo. Es difícil describir cómo funciona esto; Es un estado de disociación funcional. No era que la gente no supiera los hechos, o que no entendieran los hechos. Sabían que los iraquíes no eran “terroristas”. Al mismo tiempo, sabían que definitivamente eran “terroristas”, a pesar de que sabían que no lo eran. Sabían que no había ADM, que nunca había habido ADM, y aún estaban seguros de que había ADM, que se encontrarían, aunque claramente no existían. 

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