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Intelectualidad perversa

Alí Ramón Rojas Olaya 06/01/2020
En 1786, cuando Bolívar tenía 3 años, Thomas Jefferson (1743-1826), antes de convertirse en el tercer presidente de Estados Unidos (1801-1809) y antes de que se redactara la Doctrina Monroe, vomitó estas palabras:

“Nuestra Confederación debe ser considerada como el nido desde el cual toda América, así la del Norte como la del Sur, habrá de ser poblada. Mas cuidémonos de creer que interesa a este gran continente expulsar a los españoles. Por el momento aquellos países se encuentran en las mejores manos, y sólo temo que éstas resulten demasiado débiles para mantenerlos sujetos hasta que nuestra población haya crecido lo suficiente para írselos arrebatando pedazo a pedazo”. Esta macabra sentencia se soportaba militarmente en el Cuerpo de Marines fundado en Filadelfia el 10 de noviembre de 1775.

El mundo para USA


En 1804, John Quincy Adams (1758-1831), quien será el 6° presidente de Estados Unidos (1825-1829), expande la visión de su congénere: “Lo único que esperamos es ser dueños del mundo”.
Las más importantes universidades y centros de altos estudios de la OTAN (Organización Terrorista del Atlántico Norte) están al servicio de las políticas injerencistas. Allí think tanks maquinan la urdimbre de su imperio: Henry Kissinger (Harvard), Allen Dulles (Princeton), Leo Strauss (Columbia), Allan Bloom (Chicago), Alexandre Kojéve (École Pratique des Hautes Études de París), Paul Wolfowitz (Chicago y Cornell), Francis Fukuyama (Harvard y Cornell), Albert Wohlstetter (Columbia y City College of New York), Milton Friedman (Columbia, Chicago y Rutgers), Gene Sharp (Estatal de Ohio), Robert Keohane (Harvard) y Joe Nye (Harvard) son sólo algunos de estos tanques de pensamiento. Es un deber de todo bolivariano conocer sus obras y socializar su ideología amenazadora para fortalecer la defensa integral.