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España es un país extraño

Javier Pérez Royo 19/10/2019
El PSOE no puede pretender mejorar sus resultados imitando la estrategia de la derecha con Cataluña

Escribo este artículo 159 días después de que los ciudadanos españoles votaran en unas elecciones generales y 37 días antes de que vuelvan a hacerlo.
En la campaña electoral de las elecciones del 28 de abril el núcleo central del debate fue la aplicación o no del 155 en Catalunya. Los tres partidos de la derecha española, que ya habían ensayado esa estrategia con éxito en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre de 2018, en las que se habló mucho más de Catalunya que de Andalucía y en las que la bandera española se comió a la blanca y verde andaluza, volvieron a repetirla con más intensidad. El Tribunal Constitucional todavía no había hecho pública la sentencia sobre el 155 y, en consecuencia, los tres partidos de la derecha propusieron en sus programas una aplicación del 155 “sin limitaciones”. No el 155 “descafeinado” que activó Mariano Rajoy, sino un 155 “de verdad” y de manera indefinida. 
La respuesta del cuerpo electoral fue clara. El 155 no puede ser el programa del Gobierno de la Nación para Catalunya. De ahí que los partidos que proponían la aplicación de dicho artículo se quedaran en 147 escaños más los 2 de Navarra Suma. La mayoría aplastante de los ciudadanos rechazaron esa estrategia de la derecha. El 155 parecía que desaparecía del horizonte.
Unos meses después esa misma mayoría aplastante que rechazó el 155 no solamente no ha sido capaz de constituir un gobierno, sino que, además, el gran beneficiario de la misma, el PSOE, cuyo secretario general había concurrido a las elecciones del 28A como presidente del gobierno, gracias al éxito de una moción de censura aprobada por una mayoría absoluta de diputados que vieron revalidada dicha mayoría el 28A, ha “resucitado” el 155 en la campaña electoral del próximo 10 de noviembre.