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La confesión del asesinato machista del ex alcalde de Teherán sacude Irán

LLUÍS MIQUEL HURTADO 31 mayo 2019 
“Su carácter particular lamentablemente llevó a que yo cometiera un error así y ella perdiera su vida”, dijo Mohamed Ali Nayafi tras asesinar a su segunda esposa.

Ni las dificultades económicas por las sanciones ni la inquietud por la confrontación con EEUU; la comidilla de estos días entre los iraníes es un presunto asesinato machista. Mohamed Ali Nayafi, ex alcalde de Teherán, confesó esta semana el asesinato de su segunda esposa, Mitra Ostad.
Lo hizo tras entregarse en comisaría, siendo atendido cortésmente por los agentes, y frente a las cámaras de la televisión nacional, en un giro rocambolesco que ha invitado a cuestionar la percepción de la violencia machista en Irán, así como la actitud de las élites del país.
“Las discusiones que veníamos teniendo en los últimos días llegaron hoy a su clímax. Me enfadé y cogí la pistola. Ella se fue al baño y la perseguí. Sólo quería amedrentarle y le enseñé la pistola. Le dije: ‘¿Quieres acabar con esta pelea o no?’. Ella entró pánico y se abalanzó sobre mí”, explica Nayafi al presentador, con naturalidad aparente.
El enviado televisivo insiste: “¿Y no hubiese sido mejor resolver las cosas mediante la ley?”. Él replica: “Definitivamente hubiese sido mejor, pero durante el año pasado probé diversas formas de hacerlo. Le ofrecí el divorcio varias veces, pero ella no lo aceptó por sus razones propias. No lo hacía por su carácter particular, que lamentablemente llevó a que yo cometiera un error así y ella perdiera su vida”.
La mujer, de 36 años, había sido hallada muerta en su casa el 28 de mayo. Según medios locales, su cuerpo presentaba heridas de bala en pecho y brazos. Horas después, el mismo Nayafi, un político reformista que en el pasado llegó a defender en público el derecho de las mujeres a ir tranquilas por la calle, acudió a dependencias policiales y reconoció ser el asesino. El corresponsal de la cadena estatal lo corroboró, sosteniendo la supuesta arma criminal y extrayendo trece balas de su cargador. Faltaban cinco.