La primera ministra Jacinda Arden encabezó una ceremonia luctuosa que unió al país. En Australia también participaron en el homenaje.

En toda Nueva Zelanda, país en el que habitan 4 millones 500 mil habitantes, las actividades se interrumpieron dos minutos para recordar la masacre ocurrida una semana antes y en la que murieron asesinadas 50 personas.

Mientras tanto el canciller de Nueva Zelanda, Winston Peters acudió a una reunión de emergencia convocada en Estambul por la Organización de Cooperación Islámica. Ahí se comprometió a que las comunidades islámicas volverán a estar seguras en su país, como ocurría antes del atentado perpetrado por un supremacista australiano blanco.

Por esta razón Australia se unió al duelo y la gente se detuvo en las calles a la hora en que ocurrió el múltiple homicidio, en señal de respeto por las víctimas.

Los neozelandeses hicieron vallas que colocaron detrás de los musulmanes para simbolizar el compromiso de que siempre los protegerán. Por su parte el Imán de la mezquita Al Noor, Gamal Fouda dijo que el terrorista que cometió la masacrequiso romper la nación con una ideología malvada, pero por el contrario hizo irrompible a Nueva Zelanda.

En términos generales se han seguido las indicaciones de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden de no mencionar por su nombre al terrorista responsable, para que no triunfe en uno de sus principales propósitos que era el de ganar notoriedad.

Sin importar su origen o religión muchas mujeres, entre ellas la propia Arden, portaron velos en solidaridad con las mujeres musulmanas que participaron en la ceremonia luctuosa.

Por otra parte la policía informó que voluntariamente más de mil neozelandeses se presentaron para entregar las armas que tenían en su poder, pues a partir de la masacre cambiaron en el país las leyes de posesión. Las autoridades rembolsarán a los particulares el costo del armamento.

Entre tanto estudiantes de todo el país, realizaron la coreografía del Haka, la danza guerrera maorí, también en homenaje y como símbolo de que protegerán a la comunidad musulmana que habita en Nueva Zelanda.