Las polémicas vacaciones de un ministro antiinmigración crean una crisis política en Noruega
KRISTIN SULENG 11 AGO 2018 |
El ministro conservador de Pesca de Noruega, Per Sandberg, conocido por sus polémicas manifestaciones contra la migración, se ha convertido en un problema para el gobierno de Erna Solberg y para el Partido del Progreso (FrP, en sus siglas en noruego), la formación de extrema derecha de la que es numero 2.
Este verano, el ministro, de 58 años, realizó un viaje a Irán, país de origen de su actual pareja, Bahareh Letnes, Miss Irán 2013, sin avisar con antelación al despacho de la primera ministra, algo que quebranta la normativa de seguridad recogida en el Manual del Liderazgo Político del Gobierno noruego. Además de la falta de notificación, se suma la negligencia de haber utilizado en sus vacaciones iraníes su teléfono móvil oficial, con el riesgo de sufrir pirateos, lo que le podría pasar factura a su carrera política.
Como reacción a las críticas tras publicarse a finales de julio la noticia, acompañada de las imágenes de la cuenta de Instagram de la novia del ministro, en VG y Fylter nyheter, Sandberg, que ha reconocido sus errores durante el viaje, defiende que no se trataba de una visita oficial como miembro del Gobierno, sino de una iniciativa personal. “He estado de vacaciones. Puede que sea un destino controvertido para muchos, pero cada vez más personas miran hacia Irán, tal vez uno de los países más incomprendidos del mundo. El turismo en Irán está creciendo mucho, es un lugar emocionante para viajar, y muy rico en cultura, hermosos paisajes y miles de tradiciones”, ensalzaba Sandberg en su cuenta personal de Facebook.
Contra la mezcla de razas y culturas
Tales elogios contrastan con su feroz oposición a la migración en Noruega. Una de sus declaraciones más denostadas fue la que vertió en 2003, afirmando que “las razas, religiones y culturas no deben mezclarse si se quiere tener un sociedad armoniosa en Noruega”, al mismo tiempo que defendía introducir pulseras electrónicas para los solicitantes de asilo con el fin de impedir su fuga durante el proceso de solicitud.
Paradójicamente, en unas manifestaciones recientes, Sandberg, cuyo cargo de ministro está en juego a cuenta de su viaje estival, se mostraba contrario a que los solicitantes de asilo viajasen durante las vacaciones a sus países de origen. En el currículum del ministro de Pesca también figura el haber sido declarado culpable en 1997 por atacar a un solicitante de asilo, además de avivar controversias por proponer en 2002 la prohibición de la entrada de migrantes procedentes de fuera del Espacio Schengen.
El polémico viaje del ministro coincide con un momento de tensión política entre Noruega e Irán. Los Servicios de Seguridad Policiales de Noruega (PST) ya habían advertido del espionaje iraní contra el país escandinavo interceptando información de dispositivos móviles e investigando en habitaciones de hotel y a través de mecanismos más sofisticados como el recurso de mujeres espía capaces de seducir, una situación que hace vulnerable cualquier visita oficial. El exresponsable del Servicio de Inteligencia Noruego, Kjell Grandhagen, en declaraciones al diario Aftenposten, ha pedido al ministro que reconsidere su cargo, al igual que ha expresado el líder de FrP en Oslo, Mazyar Keshvari, de origen iraní.
En respuesta a la carta del portavoz parlamentario del Partido Laborista, Terje Aasland, la primera ministra Solberg, que reconoció que Sandberg había roto las reglas de seguridad, disculpó la negligencia de su ministro de Pesca al afirmar que “está permitido cometer errores”. En la misma línea se ha expresado la dirigente de FrP, Siv Jensen, en una entrevista en la televisión privada TV 2, en la que alabó la humildad de Sandberg al reconocer públicamente el error cometido y defendió que debe seguir en su puesto.
Una novia asilada, empresaria del pescado y a favor de Rouhaní
Pero la controversia trasciende el hecho de saltarse un protocolo de seguridad. Su relación con la joven iraní también está en el punto de mira. Tras tres intentos fallidos, Letnes logró en 2008 establecerse en Noruega en régimen de asilo. Su postura ideológica, según el medio digital Fylter nyheter, se define por su apoyo al actual presidente iraní —posó con su pasaporte de Irán delante de la embajada en Oslo para celebrar la victoria de Hasán Rouhaní en las pasadas elecciones— y por su respaldo a la campaña electoral en redes sociales al Partido del Progreso.
Treinta años menor que su pareja, la joven persa posee dos empresas, una de ellas dedicada a las relaciones entre Irán y Noruega en el sector de la exportación e importación de pescado y gas, ámbito que coincide con la cartera de Sandberg. Sin embargo, la pareja del ministro ha manifestado a Fiskeribladet, el primer medio en dar a conocer los negocios de Letnes, que su empresa “solo está registrada, con el objetivo de comerciar entre Noruega e Irán, pero que todavía no ha exportado ni importado nada”.
Repercusión internacional
Sandberg colgó en Facebook, el pasado 2 de agosto, un nuevo comunicado sobre su viaje a Irán, en el que negaba cualquier contacto con el régimen de Rouhaní: “Nunca he hablado del régimen iraní en términos positivos, o ‘blanqueado’ un régimen cruel. Sí, tengo una novia, una mujer de Irán, y con el deseo de que Irán se desarrolle en la dirección de la democracia y los valores que en Noruega estamos estableciendo. Creo en la apertura y creo en la gente de Irán. Creo que mis valores, los valores de FrP, a la larga también florecerán en Irán. Quiero promover la libertad de expresión, la igualdad de género, la democracia y la libertad de elección, incluso en Irán. Si esto es una violación de los valores de FrP, reconsidero fácilmente mi posición como miembro dirigente en mi querido partido”, declaró el ministro.
La controversia sigue creciendo. Estos días, la prensa noruega se ha hecho eco de otro acontecimiento que se suma a la polémica relación de Sandberg con Irán. A principios de este año, como ilustra una foto de Letnes colgada en la red Instagram, el ministro acudió a la celebración del Día Nacional de Irán (el Día de la Revolución que marca la fundación de la república islámica bajo el régimen del ayatolá Jomeini en 1979) no solo como acompañante de su novia, sino como ministro del Gobierno noruego, a pesar de que no se registrara en el diario oficial.
“Es una señal política clara”, manifiesta el médico y activista por los derechos humanos de origen persa Mahmood Amiry-Moghaddam sobre la presencia de Sandberg y miembros del Ministerio de Asuntos de Exteriores del Gobierno de Solberg en la celebración iraní. El periodista y analista Morten Strand señala las implicaciones internacionales de la controversia de Sandberg a cuenta de la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con el país persa: “Irán está buscando desesperadamente amigos, especialmente los aliados de Estados Unidos. Los buenos amigos que están abiertos, como Sandberg, para lograr rebajar su aislamiento. Que un ministro noruego visite Irán, y luego se exprese tan positivamente sobre el país, se notará en la relación de Noruega con Estados Unidos”, advierte Strand.