General

Monjas, otra piedra en zapato de iglesia de Chile

Por
Fausto Triana, Prensa Latina, 30 may 2018

Si
faltaba algún ingrediente corrosivo, el abuso sexual de una monja superiora a
una novicia completó el sombrío expediente de la Iglesia Católica en Chile.
 
Santiago de Chile – Un escándalo de nuevas dimensiones
que amenaza claramente con destapar otra Caja de Pandora, con la denuncia de
Consuelo Gómez Pinto, la ex monja, apuntando directamente a la complicidad del
nuncio en Chile, Ivo Scapolo.




Rebasada por
las revelaciones de actos de pederastia y trasgresiones sexuales de ministros
de la curia, el capítulo detallado por Gómez Pinto obligó a las autoridades
eclesiásticas a pedir perdón.


Pero el
mea culpa provocó sobre todo indignación. El reconocimiento de la Conferencia
Episcopal dejó en entredicho su postura.


‘Manifestamos
con dolor que conocíamos el relato de los graves hechos ocurridos al interior
de nuestra comunidad religiosa, las medidas que tomamos y la actitud que
tuvimos entonces no estuvieron a la altura de nuestra misión y vocación’.


La
Congregación de Hermanas del Buen Samaritano no tuvo más alternativa que emitir
un comunicado público sobre lo ocurrido a la novicia que ingresó al grupo a los
18 años de edad.


Tenía 20
años cuando la violaron.


Gómez
Pinto relató al medio local Emol que los abusos que incluyeron trabajo extremo,
falta de atención médica, políticas de aislamiento. Como consecuencia sufrió
una larga depresión tras su paso por España y México, hasta su renuncia en
2017.


‘Fui
abusada sexualmente por una monja en España, que también era chilena y superior
a mí, varias y repetidas veces. Y todos sabían y me hicieron callar. Me
hicieron sentir a mí que era culpable de todo’, explicó.


En
particular aseguró que el nuncio Scapolo conoció todo lo ocurrido y lo que
hizo, como otras personas, fue enviarla a tratamiento psiquiátrico y dejar las
cosas igual.



‘Todo lo
que se pueda hacer contra los obispos es poco. Yo los metería a la cárcel. Son
todos una pila de mentirosos, sinvergüenzas e hipócritas’, consideró la ex
monja que cuenta con el apoyo de la Fundación para la Confianza.


Parte
precisamente esa asociación del caso de las víctimas del cura Fernando
Karadima, defenestrado de la iglesia en 2011, pero centro de la discordia que
confundió al papa Francisco en su visita a Chile en enero y lo obligó luego a
rectificar.



El Santo
Padre envió a monseñor Charles Scicluna a investigar los expedientes en Chile,
después pidió perdón por haber hecho ‘graves equivocaciones de valoración’. Más
reciente, recibió a tres importantes testigos de los desmanes de Karadima.


Recibió
la renuncia de los 34 obispos de Chile y en la actualidad se espera por su
veredicto.



Mientras
tanto, cada día se añade una nueva gota amarga en los escándalos de abuso
sexual cometidos por ministros católicos en Chile.