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Indonesia quiere convertir en delito el sexo homosexual y extramatrimonial

Zigor Aldama,
El Diario, 20/05/2018

El
Parlamento indonesio planea la reforma del código penal para ilegalizar las
relaciones extramatrimoniales y, por ende, también las homosexuales. “Las
personas que no estén unidas por un matrimonio legal y que mantengan relaciones
sexuales podrán ser condenadas a una pena de hasta cinco años de prisión”,
reza una de las enmiendas. Se suma a la creciente persecución que sufre el
colectivo LGBTI: el Gobierno ha prohibido recientemente las apps para citas
populares entre homosexuales 
Activistas
pro-derechos del colectivo LGTB protestan contra la reforma
del código penal
que penalizaría el sexo entre homosexuales y otras medidas
contra la libertad
sexual a las puertas del Parlamento en Yakarta (Indonesia)
el 20 de febrero de
2018. EFE/ Mast Irham EFE


“Las personas que no estén unidas por un matrimonio legal y que mantengan
relaciones sexuales podrán ser condenadas a una pena de hasta cinco años de
prisión”.


“Quienes convivan como marido y mujer sin haber contraído matrimonio
legalmente podrán ser castigados hasta con un año de cárcel”.
Esas son
las polémicas frases que el parlamento de Indonesia quiere incluir en la
reforma de los artículos 484 y 488 del código penal, que hacen referencia al
sexo extramatrimonial y a la cohabitación. Como el matrimonio entre
personas del mismo sexo está prohibido en Indonesia, esta reforma supone, de
facto, la criminalización de la homosexualidad. Es la fórmula que los políticos
han encontrado después de que, el año pasado, el Tribunal Constitucional
rechazase una petición para ilegalizar las relaciones homosexuales.
Es
también reflejo del gran paso atrás que el archipiélago está dando en materia
de derechos y de libertades. Es lo que piensa Amir, que se enfrenta a diario a
la discriminación por ser homosexual en la capital, donde vive. “Es el
resultado del explosivo binomio que crean la política conservadora y el auge del
islamismo integrista”, opina.
Una
persecución creciente
La ley
indonesia ya recoge el adulterio como delito. Pero, para que una relación sea
tipificada como tal es necesario que uno de los protagonistas esté casado. La
nueva formulación, con el mero cambio de unas pocas palabras, es la que provoca
un vuelco en la situación.
La
reforma, que aún está siendo debatida en el Parlamento, se suma a la creciente
persecución que sufre el colectivo LGTBI en el país: el Gobierno ha prohibido
aplicaciones de móvil para citas populares entre homosexuales y la Policía
ha incrementado las redadas contra bares gais y la detención de sus clientes.
Además,
el Ministerio de Salud ha incluido la homosexualidad en la lista de ‘desórdenes
mentales’. En la provincia de Aceh –regida por la ‘sharia’–, dos hombres fueron
fustigados 83 veces por mantener relaciones homosexuales y 12 mujeres
transexuales fueron forzadas a cortarse el pelo y vestir ropa de hombre en
público.
“Ser
homosexual en Indonesia supone vivir atemorizado de por vida. Antes ya era
suficiente castigo el estigma social que acarrea, pero ahora va a ser todavía
peor. Va a ser un crimen”, se lamenta Amir. El Gobierno, sin embargo,
afirma que la ilegalización servirá para aplacar a los colectivos más
conservadores y evitar ataques violentos contra la comunidad LGBTI. Es más,
asegura que la reforma supondrá una mayor protección para los homosexuales,
algo que la organización Human Rights Watch ya ha tachado de
“sinsentido”.
Los
promotores de las enmiendas también esgrimen que los indonesios están a favor
de la reforma legal, y algunas encuestas así lo corroboran: en diciembre, un
87,6% de quienes respondieron a las preguntas de la consultoría Saiful Mujani
afirmaron que el colectivo LGBTI “representa una amenaza social”.
Activistas
proceden a quemar un muñeco durante una concentración en contra del colectivo
de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) en Banda Aceh, Indonesia,
el pasado febrero. EFE

La
aprobación de las enmiendas estaba prevista para San Valentín  –no se sabe
si como muestra de humor negro – pero fue retrasada un par de meses. En
cualquier caso, como la iniciativa cuenta con el visto bueno de los diez
partidos políticos más relevantes, pocos dudan que se terminará llevando a
cabo.

El 81,5%
justificó su opinión argumentando que “la religión prohíbe ese tipo de
sexualidad”, y solo el 57,7% consideró que los no heterosexuales
“tienen derecho a la vida”. Un diputado islamista, Muslin Ayub, fue
más allá y propuso castigar a los gais con la pena de muerte.
Dita
Reninda, una periodista de Yakarta, es una de las voces que apoyan la nueva
redacción propuesta. Sus argumentos evidencian su normalizada homofobia.
“La homosexualidad puede ser dañina para la sociedad, porque la mayoría de
los gais se camuflan detrás de una apariencia normal y no son honestos. Tampoco
con sus esposas, lo cual provoca que muchas mujeres se vean infectadas con el
VIH porque sus maridos mantienen relaciones homosexuales sin protección y a
escondidas”, comenta.
Otros
colectivos afectados
Naciones
Unidas ha pedido que Indonesia no apruebe la reforma del código penal. “La
retórica de odio contra la comunidad LGTB se está cultivando con objetivos
políticos muy cínicos y solo provocará sufrimiento y una mayor división
innecesaria. La discriminación en base a la orientación sexual, o por cualquier
otra razón, es intolerable”, afirmó en febrero Zeid Ra’ad Al Hussein,
comisario de la ONU para los Derechos Humanos.
Otros
colectivos también han denunciado que los cambios propuestos en el código penal
van a tener un impacto muy negativo en las mujeres, homosexuales o no, porque
afectará también a las parejas más pobres, que, sobre todo en las zonas
rurales, no contraen matrimonio de forma legal.
También
sufrirán sus efectos las minorías étnicas que profesan el animismo y que
se casan con una ceremonia religiosa sin validez en el registro civil, porque
no está amparada por los seis cultos reconocidos. La reforma dejará en
situación de vulnerabilidad a las víctimas de violaciones: bastará que el
violador asegure que fue una relación consentida para que la mujer pueda ser
acusada de mantener relaciones extramaritales.
“Si
la mujer no prueba que hubo violencia o amenazas durante la relación, podría
convertirse en imputada”, explicó el representante del Instituto para la
Reforma de la Justicia Criminal, Erasmus Napitupulu. Las trabajadoras del sexo
también podrían ser perseguidas por este delito, que, como han apuntado algunos
juristas, incluso se podría utilizar contra turistas y residentes extranjeros
que no hayan contraído matrimonio y mantengan una relación sentimental.
Finalmente,
la reforma del código penal tiene un cariz autoritario. Afecta también a los
artículos 238 y 239 sobre la difamación del presidente y del vicepresidente.
Aunque el Tribunal Constitucional se ha mostrado contrario a la redacción
propuesta, la nueva ley recogerá penas de hasta cinco años de prisión para
quienes insulten o difamen a los mandatarios en público o de forma visible.
“Poco
a poco, un país que se enorgullecía de ser moderado en su visión del islam se
está radicalizando hasta niveles difíciles de creer. Pensábamos que, con el
desarrollo económico, poco a poco Aceh se iría abriendo como el resto del país;
pero es el resto del país el que se está cerrando como Aceh”, critica
Amir.