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Colonos israelíes amenazan a los cristianos de la Ciudad Vieja de Jerusalén

Harriet
Sherwood, El Diario, 06/05/2018

Representantes
de la Iglesia aseguran que los colonos insultan y escupen a los
sacerdotes y están intentando hacerse con el mayor número de propiedades. “Los
colonos son persistentes en sus intentos de erosionar la presencia de la
comunidad cristiana en Jerusalén”
Un monje
señala un graffiti cerca de la Abadía de la Dormición, en la Ciudad Vieja de
Jerusalén, en una imagen tomada en 2016 EFE

Los
cristianos de la Ciudad Vieja de Jerusalén dicen que su presencia en el que
para ellos es el centro geográfico de su fe está amenazada por la intimidación
y la agresiva compra de propiedades por parte de colonos judíos
radicales.

Según
representantes de la Iglesia, los colonos insultan y escupen a los sacerdotes,
y sus propiedades son objeto de actos vandálicos.
A lo
largo de este año, han ido en aumento las tensiones en los barrios cristiano y
armenio de la Ciudad Vieja amurallada, que tiene un kilómetro cuadrado y donde
se encuentra la Iglesia del
Santo Sepulcro
donde se cree que Jesús fue crucificado y resucitó.
La Ciudad Vieja también alberga lugares de culto que son de gran importancia
para judíos y musulmanes.
Las
iglesias explican que se enfrentan a un ataque que tiene tres frentes
distintos: una guerra de desgaste librada por colonos radicales, exigencias
fiscales sin precedentes por parte del Ayuntamiento de Jerusalén, y una
propuesta para permitir la expropiación de tierras eclesiásticas vendidas a
promotores privados.
En
declaraciones a The Guardian, Teófilo III de Jerusalén, el patriarca de la
Iglesia Ortodoxa de Jerusalén y el líder cristiano de mayor jerarquía en Tierra
Santa, ha explicado que “la Iglesia se enfrenta una amenaza muy severa por
parte de ciertos grupos de colonos. Los colonos son persistentes en sus
intentos de erosionar la presencia de la comunidad cristiana en Jerusalén”.
“Estos
grupos de colonos radicales están muy organizados. En los últimos años hemos
sido testigos de la profanación y actos vandálicos en un número sin precedentes
de iglesias y lugares sagrados y cada vez sabemos de más sacerdotes y fieles que
han sido agredidos y atacados”, lamenta. También afirma que “en lo que
concierne a las autoridades, este comportamiento no es investigado ni
castigado”.
En el
Monte de Sión, situado justo fuera de las murallas de la Ciudad Vieja, los
terrenos no urbanizados que son propiedad de la Iglesia y que a menudo se
conocen como el “jardín griego” son objeto de actos vandálicos, según
Moni Shama, encargado de vigilarlos.
Vandalismo
y sobornos
Los
colonos han arrancado arboles de raíz, han dejado basura, han pintado grafitis
en los muros de piedra y también han atacado con pintura la antigua Capilla de
Pentecostés. Hace tres años también incendiaron un seminario ortodoxo griego.



La
Iglesia ortodoxa griega, que es la primera Iglesia cristiana que se asentó en
la ciudad vieja, está profundamente preocupada por algunos intentos que se han
llevado a cabo para arrebatarle las propiedades que posee cerca de la Puerta de
Yafa, la entrada principal a los barrios cristiano y armenio.
Se espera
que a finales de año una sentencia se pronuncie sobre una controvertida venta
de los históricos hoteles Imperial y Petra. La Iglesia ortodoxa considera nulo
un contrato que cerró el patriarca anterior, por considerar que hubo artimañas
y un soborno de por medio. La Iglesia perdió el juicio en primera instancia,
pero recurrió la sentencia.
Alega que
la organización de colonos Ateret Cohanim está detrás de la compra de unas
propiedades de gran relevancia y que esta operación integra la estrategia de
reforzar la presencia judía en la Ciudad Vieja. La organización, dedicada a
la 
“redención física y espiritual”
de la Ciudad Vieja, ha
sido acusada con frecuencia de comprar propiedades mediante terceros.
Abu Walid
Dajani, cuya familia ha gestionado el Hotel Imperial, de 45 habitaciones,
durante casi 70 años, señala que la perspectiva de un cambio de propiedad de la
Iglesia ortodoxa griega a Ateret Cohanim es una “pesadilla”.
Varias
creyentes cristianas asisten a una oración en la Iglesia del Santo Sepulcro
tras particpar en una procesión de Viernes Santo por la Vía Dolorosa en el
casco viejo de Jerusalén (Israel), en una imagen de 2017. EFE

“Antes
solía despertarme dos veces por noche y ahora me despierto cuatro, con la
preocupación de qué pasará si los jueces se pronuncian a favor de Ateret
Cohanim”, lamenta Dajani, de 74 años. “Haré todo lo posible por
mantener este hotel, pero sé que nos quieren expulsar”.

Gabi
Hani, cuyo restaurante Versavee está al lado del hotel, señala que “lo que
es seguro es que [Ateret Cohanim] quiere echar a los cristianos”. “Si
tienes una organización hostil en tu casa, ya no es tu casa”, puntualiza.
Daniel
Luria, de Ateret Cohanim, señala que “el Patriarcado griego ha hecho unas
afirmaciones o acusaciones sobre ‘colonos radicales’ que atacan a sus
sacerdotes con insultos y de otras maneras, que son absurdas, inaceptables y
vergonzosas”.
Niega que
la organización quiera que los cristianos se vean obligados a abandonar la Ciudad
Vieja y no ha querido comentar la polémica en torno a la venta de activos
situados cerca de la Puerta de Yafa. “Ateret Cohanim cree que los judíos,
los cristianos y los musulmanes deben convivir en igualdad de condiciones, y
vivir uno al lado del otro sin vallas ni fronteras, en cualquier barrio de
Jerusalén”.
“Esta
percepción de que los judíos no pueden vivir en ciertos barrios de la ciudad es
inaceptable y viene del extranjero. Los árabes cristianos y los musulmanes
compran propiedades y viven tranquilamente junto a los judíos en barrios
predominantemente judíos, así que ¿por qué los judíos no iban a poder o no
deberían comprar propiedades y vivir en barrios predominantemente
árabes?”.
Por otra
parte, el Ayuntamiento de Jerusalén emitió en febrero un decreto en el que
reclama a las iglesias casi 200 millones de dólares en concepto de impuestos
atrasados. Los líderes de la iglesia creen que esta medida también forma parte
de la estrategia de atacar a los cristianos. Como protesta, y en un gesto sin precedentes,
las iglesias cristianas  cerraron la
Iglesia del Santo Sepulcro
y miles de peregrinos no pudieron
visitarla.
El
decreto se aprobar tras considerar que algunas propiedades con fines de
lucro de la Iglesia se habían beneficiado erróneamente de la exención de
impuestos para los lugares de culto. La Iglesia ha indicado que sus activos con
fines comerciales, como restaurantes y hoteles, ya pagan impuestos pero que las
propiedades que ahora están en el punto de mira del Ayuntamiento proporcionan
servicios sociales, médicos y educativos a los cristianos y a otros grupos.
La
Iglesia del Santo Sepulcro volvió a abrir sus puertas tras la intervención de
Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, que anunció que creará un
comité para evaluar la cuestión de los impuestos eclesiásticos. También ha
paralizado temporalmente un proyecto de ley cuyo fin último es expropiar
tierras eclesiásticas vendidas a promotores privados.
El
proyecto de ley cuenta con el apoyo de 40 diputados del Parlamento
israelí, que afirman que la Iglesia ortodoxa griega está vendiendo tierras a
promotores privados por debajo del precio de mercado, lo que pone en riesgo a
los arrendatarios. La Iglesia ortodoxa griega es la propietaria de cerca de un
tercio de los solares de la Ciudad Vieja y de otros sitios clave en Jerusalén,
entre ellos, el solar sobre el que se construyeron el Parlamento, las oficinas
gubernamentales y el Museo de Israel.
En los
últimos meses, Teófilo ha viajado al Reino Unido, el Vaticano, Estados Unidos y
otros lugares para buscar apoyo para las instituciones cristianas en el corazón
de Tierra Santa. En el Reino Unido, se reunió con el príncipe Carlos, varios
ministros y líderes cristianos, entre ellos, los arzobispos de Canterbury y
Westminster y el arzobispo copto de Londres.
El
patriarca quiere un compromiso de estabilidad y continuidad, un acuerdo que
permita el acceso y proteja los lugares sagrados de Jerusalén para que los
cristianos puedan vivir y rendir culto en paz, a pesar de los conflictos o las
tensiones en la zona.
El Papa
Francisco y otros líderes cristianos han pedido que se respete la situación
vigente.