La balsa de la medusa
Mariano de Miguel, El Faradio, 10 de marzo
de 2018
La
noticia saltó a primera plana a media tarde del viernes. Los titulares de
eldiario.es y Diario Montañés, no dejaban lugar a duda: “Un barco saudí carga
armas en el Puerto de Santander con destino a la guerra de Yemen”.
Desgraciadamente, estos incidentes, relativos al uso y desuso de las
Autoridades Portuarias Españolas, por parte de la Casa de Saudí.
Protesta
en el Puerto de Santander contra un barco con armamento
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Las
cuales, buscaban llenar cargueros de armas pesadas; con destino al ya conocido
como “Vietnam Árabe”. Si bien se conocía que el Estado Español, mediante
conglomerados de defensa (como era el caso de la empresa Instalaza), había
suministrado varios “manpad” (lanzacohetes portátiles) a mercenarios saudíes
-en este caso, según informaciones del diario El País, a fecha del 8 de Octubre
de 2016-, no sería hasta el año pasado a través de un más que desagradable
incidente, cuando se certificó el uso de los embarcaderos nacionales; para
estos (terribles) menesteres.
El mismo
suceso no fue otro que el inicio de un procedimiento sancionador contra un
bombero de Bilbao; que se negó a escoltar los container a su destino, para
luego partir hacia Yemen (de ello, hace casi un año exacto, el incidente
ocurrió el 13 de marzo de 2017). El trabajador, estuvo a punto de sufrir un
expediente de inhabilitación de cuatro años sin empleo y sueldo. Dicho
operario, que deseó mantenerse en el anonimato admitió que: “No lo volvería a
hacer por mi situación económica, pero si por conciencia. No podía admitir
eso”.
Serían
tanto Greenpeace, como la ONG local Ongi Etorri (“Bienvenidos” en eukera, una
referencia directa a la crisis de refugiados presente desde fines de 2015), las
que a través de sus acciones y dando la voz de alarma, consiguiesen que en
ningún barco de bandera o patronazgo saudí, reportase en los varaderos de
Bilbao. Si bien fue una victoria moral y social, plena, eso no evitó que las
autoridades saudíes, lograsen usar otros recintos marítimos, para llevar a cabo
sus macabras acciones.
Esta vez,
esquivando el seguimiento de dichas ONG’s, el barco saudí Bahri Hofuf,
desactivó el sistema de geolocalización que estaba y está obligado a mantener
para conocer sus movimientos, por todas las aguas de países miembros de la
Unión Europea. Igualmente, el nombre del buque, fue borrado y la bandera
identificativa; no fue desplegada. Tras la información suministrada por Ongi
Etorri, Pasaje Seguro Santander, inició unos actos de protesta en el puerto de
la ciudad, bajo los lemas “La guerra empieza aquí” y “Yemen se desangra”.
Durante
las postrimerías de la manifestación y huelga del 8-M, distintos colectivos
feministas, informaron a las personas reunidas en las movilizaciones, a través
de una portavoz de Pasaje Seguro; Aurora Otero. Desgraciadamente, factores como
el ocurrido en Santander, o un año atrás en Bilbao, no son ajenos en España. En
marzo de 1990, la empresa Martec, con sede social en Murguía (Álava), vio como
su envío de varios vasos de munición al Iraq de Saddam Hussein, eran detenidos
en el puerto de Bilbao.
Posteriormente
y tras el inicio del embargo sobre la nación iraquí, debido a la invasión del
vecino Kuwait, varios hechos salieron a la luz. El primero y más sorprendente,
fue que dicha empresa, a través de su director general (Miguel Galdós),
suministraba material técnico a Bagdad en aras de desarrollar el “Proyecto
Babilonia”. Este era, un intento de Saddam Hussein de crear un super cañón de
largo alcance, capaz de bombardear Teherán, Riyadh o Tel Aviv. El asesinato del
ingeniero jefe del proyecto (el canadiense Gerald Vincent Bull) y la “Operación
Tormenta del Desierto”, acabaron con esa idea megalómana.
Pero no
por ello, la geografía marítima española, dejó de recibir envíos de armamento o
permitir el paso de mercancías de ese tipo. Ahí están las recibidas en Croacia
en 1995, suministradas por el entonces presidente argentino, Carlos Menem. O
los envíos masivos de armamento ligero, firmados por el líder opositor
guineano, Severo Moto, en su intento de derrocar al ácrata Teodoro Obiang. Sin
olvidar todos los tejemanejes entre bambalinas del “mercader de la muerte”
sirio Monzer al Kassar -por entonces, conocido como “El Príncipe de Marbella”-.
También
en la ciudad de la Costa del Sol, realizaba sus “negocios”, el billonario saudí
Adnan Khashoggi, posteriormente caído en desgracia por el escándalo
Irán-Contra. Afortunadamente y a pesar de que estamos nuevamente ante la lucha
de David contra Goliath, acciones y movilizaciones como las de Ongi Etorri y
Pasaje Seguro, han logrado concienciar a unas sociedad harta de guerras y de
los lucrativos.