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“Complot mundial” en Latinoamérica para salvar la vida de los venezolanos

Carlos Zapata, Aleteia, Mar
12, 2018

Los
próximos días serán definitivos para aplicar medidas que permitan la llegada de
ayuda. La visita de Trump a Colombia y la Cumbre de Las Américas tienen como
punto central a Venezuela. La Casa Blanca y la Unión Europea coinciden en
buscar una solución inmediata

©Wikipedia

“¡Venezuela,
no sé si estoy aquí o sueño!, pero tengo internet, electricidad, agua y hasta
funcionan los puntos de venta electrónicos. ¡No me lo puedo creer! Con dinero
en efectivo, la dicha sería completa… Y si el ladrón me devolviera el teléfono
celular que me robó, pues ni hablar: ¡como en primer mundo!
Aunque se
trata de una publicación estrictamente personal, el sarcástico post de Omaira
Labrador en Facebook generó revuelo en su círculo de amigos. Lo escribe la
directora del diario La  Nación, el de mayor tiraje y circulación en
los andes venezolanos. Tiene su sede en la convulsa frontera con Colombia, por
donde decenas de miles huyen a diario hacia la vecina nación cafetera.
El
desahogo de la periodista coincide con el de sus colegas y los muchos que viven
en Venezuela, quienes cansados de la sistemática violación de sus derechos
humanos, vuelcan en esa y otras redes sociales su descontento.
“Sin luz
por más de 10 horas, sin agua en varios municipios; sin internet, que presenta
fallas en todo el estado, y sin gasolina (en una nación que antes del chavismo
era potencia petrolera). Conclusión: vivimos en una “¡Revolución de mierda!)”,
escribe Gustavo Azocar, asesor comunicacional y periodista, oriundo de la
región andina.
Arráiz,
también comunicadora, exclama desde la frontera: “26 horas sin Internet [ABA de
Cantv (la estatal de telefonía y servicios de navegación en Venezuela)], dos
horas y media sin luz y hay racionamiento de agua. Así se vive en la
‘revolución chavista’…”
Las
recientes publicaciones de Aleteia, con base en reportes propios, informes
criollos –como el de IPYS Venezuela- y evaluaciones internacionales confirman
que el bloqueo y desplome del 20% en la velocidad de conexión a internet –así
como la temporal anulación del servicio- en el país, no es casual bajo el
gobierno de Nicolás Maduro.
Resultado
de la negligencia oficial, producto de sabotaje, o una mezcla de ambos, lo
cierto es que nadie responde por los prolongados apagones informativos,
comunicacionales y eléctricos que reportan no sólo daños materiales y
cuantiosas pérdidas económicas, sino que también cobran la vida de
neonatos en centros hospitalarios por falta de plantas eléctricas.
Al apagón
de luz se le suma el informativo, en un país donde tampoco es posible trasladarse.
En el caso del “blackout” telefónico, a la empresa oficial le tomó más de 12
horas publicar que una “incidencia técnica” fue culpable de lo ocurrido. La
misma firma admitió en posteriores trinos ser incapaz de mantener comunicadas a
varias comunidades del país, lo que atribuyó a los “hurtos de cableado” y
“material estratégico”.
Sus
excusas son similares a las de la empresa eléctrica y la hidrológica. Coinciden
con los ya comunes argumentos del Sistema Metro de Caracas: la red de
trenes que moviliza (literalmente de gratis) a incontable volumen de personas
en la capital venezolana. Actualmente, el alguna vez moderno y bien cuidado
servicio permanece más tiempo detenido que en funcionamiento.
Desde
bombas lacrimógenas y la aparición de maletines sospechosos que obligan el
cierre de estaciones, hasta un “plan especial de control” llevado a cabo por la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) fueron anunciados por el mismísimo
Nicolás Maduro al denunciar la existencia de “planes terroristas” que mantienen
colapsados (con evidente éxito) todos los servicios.
A los
afectados derechos humanos -comenzando por la salud y la vida- se le suma la
falta de agua potable. El caso de Zulia es particularmente lamentable: la
región petrolera, incapaz actualmente de controlar siquiera la limpieza básica
de sus calles, atribuye las fallas de fluido hídrico a los problemas de
“voltaje” eléctrico que dañan sus plantas.
Estratégica
para el país sudamericano, es también la región que presenta el más alto
índice de desnutrición infantil, con una tasa que se acerca peligrosamente al
20% en niños menores de 2 años de edad, según la proyección que deriva de
cifras de Cáritas, la institución social de la Iglesia Católica.
Visita
del presidente de EEUU
En este
marco llega el presidente de Estados Unidos a Colombia, el principal destino
-final y de tránsito- de los venezolanos que huyen del legado de Hugo Chávez.
Al
anunciar su visita a la Cumbre de Las Américas, en Lima, donde Maduro no
es bienvenido, el mandatario conversó por teléfono con el presidente de Perú, a
quien le recordó “la necesidad de que los países de la región trabajen
juntos para devolver la democracia al gran pueblo de Venezuela”.
Señaló la
Casa Blanca que Trump se reunirá con su homólogo colombiano Juan Manuel Santos,
luego de que este domingo su población acudiera a elecciones para definir la
nueva composición del Congreso de la República, integrado por 108 senadores y
172 parlamentarios.
Con este
panorama de fondo se pronunció el director ejecutivo del Programa Mundial de
Alimentos (PMA), David Beasley, quien dijo que la Organización de Naciones
Unidas (ONU) se propone diseñar un plan para ayudar a Colombia a enfrentar
la llegada de miles de venezolanos que huyen de la “catástrofe” de su país.
Desde
Panamá, adelantó que apelarán a Estados Unidos, Suecia, Canadá, la Unión
Europea y Corea del Sur para lograr la ayuda que la Iglesia Católica pide, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos exige y la ONU por distintos medios
intenta hacer llegar.
Sin duda,
se esperan días movidos, tras un clamor de madres a Dios para que les salve sus
hijos. De momento, las plegarias prometen la articulación de un esfuerzo
internacional sin precedentes para garantizar el quinto mandamiento: ‘¡No
matarás!’, que tanto suplican dentro y fuera de su hogar millones de
venezolanos.