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La lucha de tres años de un concejal transexual para cambiar su DNI

CRISTINA VÁZQUEZ 21 FEB 2018
Guillem Montoro, un joven transexual de 22 años de Paiporta (Valencia), tomó posesión el pasado enero de su cargo como concejal en el municipio valenciano con un documento nacional de identidad que no reflejaba su sexo real.

Un mes después tiene ya en sus manos su nuevo DNI, que muestra orgulloso. Le ha costado tres años de trámites y evaluaciones, requisitos recogidos por la ley de 2007 para el cambio de identidad.

El sábado pasado, 17 de febrero, lo recogió de manos de un funcionario, que le deseó mucha suerte: “Cuando lo cogí me temblaban las manos y lo guardé enseguida en la cartera porque no me atrevía a mirarlo por si me lo estaba inventando. Fue emocionante”, describe el edil. Se acabó el tener una identificación que era suya pero en realidad no lo era.

No es la primera persona transexual que se convierte en concejal en España. En la toma de posesión del cargo hace escasamente un mes, Montoro recordó a Manuela Trasobares, elegida en 2007 en Geldo (Castellón), pero sí es el primer transexual hombre que sigue la estela de Trasobares de forma absolutamente visible.


Explica que antes que él hubo un edil trans en Canarias pero nunca se supo quién era. Montoro, de Compromís, técnico sociosanitario y miembro de la Fundación Daniela –que trabaja por los derechos de los niños y adolescentes transexuales y transgénero–, se ha hecho cargo de la Concejalía de Transparencia y Participación de este municipio situado en el área metropolitana de Valencia. “Me siento muy arropado por toda la Corporación y toda la gente que trabaja en el Ayuntamiento”, dice.

Su proceso de cambio no ha estado exento de impaciencia y, a veces, de cierta angustia. “He tardado tres años porque la ley que permite el cambio del nombre y la mención del sexo en el DNI obliga a tener un diagnóstico que te catalogue como un enfermo y obliga a que pases por un periodo de tratamiento mínimo de dos años para poder optar a presentar o iniciar los trámites para que se refleje ese cambio de sexo”, relata Guillem.
La ley 3/2007 del 15 de marzo, aprobada durante el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, supuso un hito en su momento porque no existía legislación al respecto, pero han pasado 10 años y, en su opinión, son precisos cambios.


“La ley es la misma de entonces pero hace dos meses se aprobó la toma en consideración de una posible revisión y modificación de la ley”, apunta. En la Comunidad Valenciana está en vigor una ley autonómica trans valiosa pero no es suficiente cuando sales de sus fronteras.

El día a día es duro para los transexuales cuando tienen que estar dando explicaciones sobre su situación, su identidad de género. “Haces una matrícula y tienes que dar explicaciones sobre tu aspecto, que no coincide con el de tu DNI. Y te miran y te preguntan…


Y te llaman por teléfono del banco y ponen en duda si tú eres tú porque tu voz es de hombre y están preguntando por una mujer; o la policía te para por la calle para identificarte por cualquier motivo y tienes que enseñar el DNI y dar más explicaciones. Y a la hora de viajar, si lo haces por España más o menos te entiendes y puedes aclarar tu situación, pero cuando sales al extranjero todo se vuelve complicado”, enumera.

A lo largo de la tramitación del cambio de DNI se ha encontrado por suerte con un trato de absoluta normalidad, “si bien alguna persona se ha dirigido a mí en femenino a pesar de mi aspecto masculino”, precisa.


A veces, depende del juzgado, el proceso va más ágil o se desarrolla de forma más favorable: “No me obligaron pero me citaron desde el juzgado y pasé por un forense para que verificara que yo era yo, cuando después de los dos años de tratamiento hormonal que pide la ley, no debería de ser necesario”, considera el edil.

El número de personas que solicitan información sobre su género está creciendo. La unidad de referencia en la Comunidad Valenciana ha experimentado un aumento de las atenciones a personas que no se sienten de acuerdo con su género de nacimiento desde 2014. Han pasado de las treinta y pico de hace tres años a las 140 de la actualidad.
A este concejal le gustaría que España se pareciera un poco más a Finlandia o Canadá, donde hay políticas públicas que tienen una visión de la ciudadanía como individuos diversos. “Debemos apoyarnos y que toda la sociedad tenga los mismos derechos”, reivindica.
“En el momento en que una persona trans empieza el proceso de transición, ya sea médico o social, tú ya eres tú, has hecho tu tránsito y has verbalizado quién eres, así que desde el primer momento que la persona lo decida se le debería facilitar el cambio de documentación a cualquier nivel.


Es cierto que luego tu físico va a cambiar, pero por lo menos tener un carné de identidad con el que puedas hacer vida normal y no tengas que estar todos los días certificando el hecho de que tienes una identidad antigua y ahora eres otro. Estás violando a todas horas tu derecho a la privacidad”.