Juventud, machismo y violencia de género
El aumento de los jóvenes con medidas de protección indica que la violencia de género aumenta y que su intensidad es mayor, o lo que es lo mismo, que la educación en Igualdad disminuye y la concienciación es menor.
La Igualdad está ganando el debate teórico y formal, no sin problemas y claros ataques, mientras que el machismo está ganando el debate del día a día, no tanto por sus logros y planteamientos como por su no renuncia a los espacios de poder y sus privilegios, y eso hace huella de manera especial en una juventud, en gran medida atrapada en lo inmediato y en lo individual.
La Igualdad está ganando el debate teórico y formal, no sin problemas y claros ataques, mientras que el machismo está ganando el debate del día a día.
La universidad no es un espacio distinto al resto de la sociedad, debería de serlo, especialmente con relación a su reflexión crítica hacia los elementos que condicionan la reproducción de las desigualdades e injusticias sociales que pretenden ser resueltas a través de las medidas técnicas que se enseñan en sus facultades, pero no lo es. Y mientras que invierte gran cantidad de recursos y esfuerzos en buscar soluciones a muchos problemas de la desigualdad de género, no dedica el tiempo ni las acciones necesarias para abordar las causas que dan lugar a ellos.
La juventud que llega a la universidad viene marcada en su identidad por el machismo indeleble de nuestra cultura, por eso el impacto de la violencia de género también se ve en sus aulas.
Ante este cambio de las chicas, muchos chicos recurren a la violencia para intentar retenerlas y controlarlas bajo las referencias tradicionales
El aumento general de la violencia de género en parejas jóvenes, no sólo dentro de la universidad, tiene un doble origen. Por un lado, la continuidad de las referencias androcéntricas, y por otro, el hecho de que el cambio social que se está produciendo hacia la Igualdad está siendo protagonizado por las mujeres. Ante este cambio de las chicas, muchos chicos recurren a la violencia para intentar retenerlas y controlarlas bajo las referencias tradicionales, algo que ha dado lugar a este incremento de la violencia y a una intensidad mayor ante el fracaso de la estrategia social y violenta.
La solución pasa por la educación, por la concienciación, pero también por la crítica hacia las conductas machistas y posmachistas, muy frecuentes, por cierto, en la universidad, y también hacia la pasividad de quien tiene la responsabilidad de adoptar medidas para evitar este incremento de la violencia y no las toma.