General

La batalla por el petróleo en Kirkuk

20 Octubre 2017

Tres semanas después de que ganara el Sí en el referéndum de independencia en la región kurda de Irak, el gobierno iraquí envió tropas a la provincia iraquí de Kirkuk, muy rica en petróleo, controlada por los kurdos pero que Bagdad les disputa.

Kirkuk, tierra en la que bulle el petróleo, en los últimos días se convirtió en un nuevo punto de conflicto en Oriente Medio.

Ubicada al norte de Irak, la provincia de Kirkuk es un territorio árido, aunque muy rico, que desde hace décadas se encuentra en disputa entre el gobierno central de Bagdad y la administración semiautónoma del Kurdistán iraquí (Bashur). En la zona existen vastas reservas de crudo, además de refinerías, y por allí pasan los oleoductos hacia Ceyhan, en Turquía, y Baniyas, en Siria, en el Mediterráneo.

La tensión entre el gobierno central y la administración kurda se profundizó a partir del referéndum de independencia (no vinculante) que impulsó el gobierno de Bashur del Partido Democrático de Kurdistán (Pdk) el pasado 25 de setiembre.

La participación popular en la consulta fue masiva y una aplastante mayoría votó a favor de la independencia, tras lo cual el Ejecutivo de Bagdad aprobó una serie de sanciones contra el Kurdistán iraquí y deslegitimó el referéndum, todo con el apoyo de Turquía, Irán, Siria y Estados Unidos.

El anquilosado Pdk respondió con tibieza, tratando de hacer equilibrio entre sus aliados ofuscados –Ankara y Washington–, los problemas sociales y económicos internos, y la demanda legítima de libertad e independencia del pueblo kurdo expresada en el referéndum.

Desde la invasión de Estados Unidos a Irak y la caída de Saddam Hussein, en 2003, los kurdos controlan Kirkuk y áreas de Nínive, Diyala y Salah al-Din, al norte de Bagdad.
Luego de sufrir los ataques y masacres cometidas por la organización Estado Islámico, ahora Kirkuk es escenario de una escalada bélica que puede terminar en una guerra interna. Desde hace varios días el Ejército iraquí y las Unidades de Movilización Popular (Al Hashad al Shabi, grupo conformado por milicias árabes) se encuentran en Kirkuk, en donde se produjeron enfrentamientos armados a pequeña escala. Los peshmergas (fuerzas militares de la administración de Bashur) apenas resistieron y, como hicieron en 2014 frente al avance del Estado Islámico, se retiraron.

Por otro lado, pese a las fuertes críticas que mantienen hacia el Pdk y los peshmergas, las Fuerzas de Defensa Popular (Hpg, guerrilla vinculada al Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Pkk), que tienen sus bases en la montaña de Qandil, un extenso territorio en la frontera con Irán, se trasladaron a Kirkuk para defender el territorio. En un comunicado, las Hpg calificaron como “una invasión” lo que ocurre en Kirkuk, por lo cual, indicaron, “nuestras fuerzas guerrilleras tomaron posición defensiva a raíz de los ataques”. Desde el mando de las Hpg confirmaron que “se produjeron enfrentamientos esporádicos entre nuestras fuerzas y el Ejército iraquí y Al Hashad al Shabi, después del retiro de los peshmergas”. Desde la guerrilla criticaron a las fuerzas del Pdk por huir de la zona y no establecer “una coordinación conjunta para proteger” la capital de Kirkuk.

A su vez, el portavoz del Ministerio del Petróleo iraquí, Asem Yihad, declaró que su gobierno ya controla todos los yacimientos petrolíferos de la provincia.
La Unión de Comunidades del Kurdistán (Kck), una de las principales organizaciones que representan al pueblo kurdo en Oriente Medio, también se pronunció. Este miércoles rechazó la vía militar para resolver el actual problema y alertó sobre “los poderes antikurdos” que intentan evitar que ese pueblo “tenga un lugar influyente y gane un estatus”.
Los hechos que ocurren en Kirkuk se desencadenaron por el control del petróleo en una de las provincias más ricas del territorio iraquí. Pero en Kirkuk también se observa la disputa entre las principales líneas ideológicas que atraviesan al Kurdistán. Por un lado, la burguesía representada en el Pdk con sus alianzas internacionales, aunque éstas ahora se encuentran debilitadas; por otro, la guerrilla kurda y su proyecto de un Kurdistán confederal, inclusivo y democrático, que encuentra su experiencia más concreta en el norte de Siria (Rojava), donde, pese a la guerra, desde hace más de cinco años se construye una sociedad nueva, antiestatal y con un concepto de democracia comunal y anticapitalista que es la gran novedad para todo Oriente Medio.