Fatah, muchos aplausos, pero la clase política palestina está podrida
13 Diciembre 2016
Análisis del VII Congreso de Al Fatah, recientemente celebrado en Ramallah, bajo ocupación y control militar israelí: Tribalismo, discursos inútiles, purgas políticas, elección del presidente por aplausos, y una fuerte brecha entre Palestina y los intereses de la elite política
El presidente palestino, Mahmoud Abbas (AFP / Archivo)
En julio de 2003, el entonces presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, describió a Mahmoud Abbas como un “traidor” y que “traicionó los intereses del pueblo palestino”.
Arafat detestó Abbas hasta el final. Esta particular ira fue expuesta durante una reunión con el enviado de las Naciones Unidas, Terje Larsen. La reunión tuvo lugar unos meses después de que Arafat fuese obligado, por las potencias occidentales como Estados Unidos e Israel a nombrar a Abbas como primer ministro de la Autoridad Palestina. (N del T: hasta entonces, no existía el cargo de primer ministro)
Históricamente, Abbas ha sido el menos popular entre los dirigentes de Al Fatah, como es el caso de Abu Jihad, Abu Iyad, y Arafat. Estos populares dirigentes fueron en su mayoría asesinados, marginados, o muertos en circunstancias misteriosas. Arafat se cree que habría sido envenenado por Israel con la ayuda de palestinos, y Abbas ha señalado que sabe quién mató a Arafat.
Sin embargo, a pesar de su impopularidad, Abbas se ha mantenido de una u otra forma en altas posiciones dentro de su partido. La lucha por el poder entre él y Arafat, que culminó en 2003, hasta la muerte del propio Arafat en noviembre de 2004, no ayudó a la mejoría de la insípida reputación de Abbas entre los palestinos.
A veces, parecía mientras que aumentaba la impopularidad de Abbas, su poder crecía. Él acaba de ser reelegido como el máximo jefe de su partido, Al Fatah, durante su VII Congreso celebrado recientemente en Ramallah el 29 de noviembre. A los 81 años, él es el líder de Al Fatah, jefe de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y presidente de la Autoridad Palestina.
Sin embargo, su largo discurso del día 30 de noviembre de casi tres horas, no trajo nada nuevo; consignas y sutiles mensajes a los EE.UU. e Israel que su ‘revolución’ permanecerá moderada y no-violenta. Teniendo en cuenta este crítico período en la historia de Palestina, Abbas representa la profunda crisis de las élites políticas de Palestina. Las numerosas rondas de aplausos que Abbas recibió de los casi 1.400 partidarios que asistieron al encuentro, solo reflejó un profundo tribalismo de la política que hoy controla a Al Fatah, el principal partido de la OLP y, posiblemente, el partido que desencadenó la revolución palestina contemporanea.
Los fundadores de Al Fatah eran jóvenes rebeldes, educados, preparados y vibrantes. Sus trayectorias a partir de 1959, proviene de sus primeras experiencias e influencias, sobre todo de la guerra de guerrillas de la resistencia de Argelia contra el colonialismo francés.
“La guerra de guerrillas en Argelia tuvo una profunda influencia en nosotros”, escribió Abu Iyad. “Quedamos impresionados por la capacidad de los nacionalistas argelinos para formar un frente sólido, la guerra contra un ejército (francés) mil veces superior, obtener muchas formas de ayuda de varios gobiernos árabes y, al mismo tiempo, evitar la dependencia de cualquiera de ellos”.
Ciertamente, algunas circunstancias, inevitablemente han cambiado, pero muchos aspectos del conflicto siguen siendo los mismos: la guerra territorial de Israel, la expansión colonial incesante, respaldada por un desquiciado imperialismo de los Estados Unidos.
Sin embargo, Al Fatah ha cambiado hasta el punto de que sus propios fundadores ya no reconocerían su actual estructura política de lo que habían creado. El movimiento está ahora más profundamente interesado en la consolidación del poder de los aliados de Abbas que en la lucha contra Israel; altos dirigentes y están conspirando unos contra otros, la compra de lealtades y asegurar que independientemente de los enormes beneficios financieros resultantes de los Acuerdos de Oslo, permanezcan intactos para Abbas, e incluso después de que el viejo líder se retire.
Muhammad Dahlan, un miembro de clan político del partido, por supuesto, fue excluidos del último Congreso. De hecho, la razón por la cual la conferencia se celebró después de todos estos años (siete años), es en parte para asegurar que la nueva jerarquía de Al Fatah esté conformada de tal manera que evite que los aliados de Dahlan organicen un regreso.
La triste realidad es que, independientemente de quién gane finalmente la actual lucha por el poder, la decadencia de Al Fatah es inexorable. Tanto Abbas como Dahlan se perciben como moderados por Israel, con el apoyo de los EE.UU., pero son extremadamente impopulares entre la mayoría de los palestinos.
De acuerdo con una encuesta realizada en septiembre del año 2015, la mayoría de los palestinos – 65% – quieren que Abbas renuncie. La misma encuesta indicó que Dahlan no estaba cerca de los más populares (sólo el 6% lo apoyó) y los aliados de Abbas, Saeb Erekat, y el ex primer ministro, Salam Fayad, recibieron solo un 4% y 3% de las preferencias, respectivamente.
De hecho, hoy existe una amplia brecha entre los palestinos y los que dicen representarlos, y que esta fisura está creciendo aceleradamente.
El escenario político del Congreso de Al Fatah del 29 de noviembre, parecía muy ajeno a esta realidad. Después de que Abbas – que inicialmente, solo fue elegido para dirigir la Autoridad Palestina una sola vez en 2005 y por un solo período de 4 años – purgó a todos sus oponentes, asegurando de esta forma que sus partidarios lo nombren para un nuevo mandato.
Como era de esperar, “todo el mundo -por unanimidad-, votó por el sí a Abbas”, dijo a la prensa Mahmoud Abu al Hiya, el portavoz de Al Fatah.
Cuando “todos” los más altos dirigentes del círculo político de Al Fatah optaron por Abbas, la mayoría de los palestinos lo rechazan, esto lleva a la conclusión de que Al Fatah no representa la esencia y realidad del pueblo palestino, ni es remotamente cercano al pulso de la calle palestina.
Incluso si uno ignora los “serviles” de Al Fatah, no se puede ignorar el hecho que la actual lucha entre las elites palestinas, es completamente ajena y lejana de la lucha contra Israel.
Los palestinos son víctimas de la violencia diaria, los asentamientos judíos están ocupando -devorando- las colinas palestinas y están cada vez más extensos, soldados israelíes deambulan por los territorios palestinos ocupados, e incluso al propio Abbas, se le niega la libre circulación sin la previa ‘coordinación de seguridad’ con el ejército israelí.
Por otra parte, los palestinos están divididos entre las facciones, regiones y clanes; favoritismo político, corrupción financiera, y traición directa que está consumiendo la clase política palestina como un cáncer incurable. Hablar de “unidad”, “reconciliación” y “construcción del Estado” son sólo eso, palabras, mientras que los palestinos sufren su amarga existencia bajo las botas y el yugo de los soldados israelíes, detrás de los puestos de control, y bajo el tranquilo – pero enloquecedor – zumbido de aviones militares.
Aun así, las élites de Al Fatah aplaudieron a Abbas cerca de 300 veces durante su discurso de tres horas, -casi un aplauso cada 30 segundos-. ¿Qué están aplaudiendo, exactamente? ¿Qué se ha logrado? ¿Qué visión se expuso para poner fin a la ocupación militar israelí?
Gran parte de las tierras palestinas se ha perdido entre el Sexto Congreso de Al Fatah en 2009 y el actual Séptimo Congreso. Eso no es un logro, sino un motivo de alarma.
La triste verdad es que nadie que se considere palestino, debe aplaudir una inútil y vacía retórica; en cambio, los respetados miembros de Al Fatah deberían replantearse con urgencia y por completo esta destructiva trayectoria.
Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la agencia de noticias Ma’an.
Acerca del autor: Ramzy Baroud es un reconocido columnista internacionalmente, autor, y es fundador de PalestineChronicle.com. Su último libro es My Father Was a Freedom Fighter: Gaza’s Untold Story.
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Fuente: Ramzy Baroud, Agencia Maan / Traducción: Palestinalibre.org