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Venezuela, Francia y Coronavirus

Romain Migus 25/03/2020
Las hienas mediáticas habían predicho un desastre sanitario. “El sistema de salud es absolutamente incapaz de hacer frente”, anunció Le Figaro. Le Monde menciona “un sistema de salud devastado por el coronavirus “, mientras que la AFP se burla: “el ajo y el té de limón contra el coronavirus.”

Tradotto da Cihuatl Chinchera
Por supuesto, los soldados rasos mediáticos y académicos del neoliberalismo han tenido cuidado de no explicar a los pocos lectores que aún les creen que Venezuela es víctima de un bloqueo criminal por parte de los Estados Unidos y sus vasallos. Una verdadera guerra económica que prohíbe el comercio de petróleo con ese país y que priva al gobierno de un nada despreciable maná de divisas cuando se trata de importar medicinas, material quirúrgico y sanitario, alimentos y repuestos para la industria.
Para que se entienda, el 12 de marzo de 2020, tan pronto como la Organización Mundial de la Salud anunció la pandemia del Covid 19, los USA reforzaron el bloqueo contra Venezuela. La empresa rusa TNK Trading International (subsidiaria de Rosneft), que comerciaba con petróleo venezolano, es sancionada. Sus activos y cuentas en los USA están congelados. Esta sanción, que se añade a una lista muy larga desde 2014, tiene como consecuencia reducir las posibilidades de que el gobierno venezolano se enfrente a la amenaza del Coronavirus al obstaculizar la importación de medicamentos, reactivos y máscaras. El 18 de marzo de 2020, como parte de la lucha contra la pandemia del coronavirus, Venezuela solicitó al Fondo Monetario Internacional 5 mil millones de dólares del Instrumento de Financiación Rápida de la institución financiera. A pesar de que el FMI ha liberado fondos para ayudar a los países “vulnerables”, se rechazó la solicitud de Venezuela. Su portavoz indica que “el Fondo no está en condiciones de considerar esta solicitud” porque la acción del FMI se basa “en un reconocimiento oficial del gobierno por parte de la comunidad internacional (…) No hay un reconocimiento claro en esta etapa.” La ideología y la guerra contra Venezuela tienen prioridad sobre la defensa de la humanidad.
Sin embargo, los venezolanos saben cómo ser resilientes. Nicolás Maduro es consciente de que manejar una crisis sanitaria mundial en estas condiciones no es una tarea fácil. Tan pronto como se anunció la pandemia, y sin esperar a que se extendiera, el presidente venezolano decretó la emergencia nacional y el confinamiento y cierre de los lugares públicos. No se trata de jugar con la salud de la gente, especialmente porque Venezuela está bajo la amenaza permanente de una intervención militar, y el coronavirus podría dar ideas a algunas personas. El periódico “El Nuevo Herald” de Miami publicará un llamamiento abierto para aprovechar la pandemia para lanzar un golpe de estado contra el Presidente Maduro.
Lejos de inclinarse ante las súplicas de los ultras de la oposición, el ejército venezolano echó una mano durante los primeros días de contención. No para reprimir a los que se escaparon de su encierro voluntario, sino para desinfectar todas las grandes ciudades del país y el transporte público.
El 22 de marzo, una semana después del encierro, el presidente Nicolás Maduro anunció nuevas medidas y decretó:
✅La suspensión de los alquileres para particulares y comerciantes durante 6 meses.
✅La prohibición de despidos hasta el 31 de diciembre de 2020
✅La suspensión de las facturas de agua y electricidad por 6 meses
✅La suspensión de los pagos de préstamos al consumidor o hipotecarios
✅La masificación del programa de distribución de ayuda alimentaria en los hogares públicos (CLAP)
✅La generalización de los vales de ajuste salarial (renta universal)
✅El Estado cubre los salarios de las PYMES durante 6 meses
✅Créditos estatales para empresas de los sectores sanitario, alimentario, farmacéutico y de la higiene.
Venezuela, consciente de que el bloqueo criminal de los USA podría afectar su capacidad de respuesta sanitaria, ha reforzado la cuarentena, pero sobre todo ha proporcionado los medios para que se confine a su población. Que cada cual juzgue la pertinencia de esas medidas en comparación con las adoptadas en su propio país.
A diferencia de sus vecinos, Venezuela ha puesto desde hace tiempo al ser humano en el centro de las preocupaciones de su gobierno. Para hacer frente a la drástica caída de los precios del petróleo, en 2016 pasó de un sistema de subsidios generalizados a un sistema de subsidios que tienen en cuenta los ingresos, la composición de los hogares, la edad, etc. Un sistema comparable a la Caisse d’Allocations Familiales francesa, pero más elaborado: el Sistema de la Patria. Todo venezolano puede inscribirse libremente y recibe la Carta de la Patria, que le permite solicitar beneficios y asistencia del gobierno. Este sistema, común en un estado de bienestar, se convertiría, bajo la bilis de los propagandistas de los medios de comunicación, en un dispositivo de control totalitario.
Sin embargo, es gracias a este sistema que el gobierno de Nicolás Maduro podrá hacer frente a la amenaza del Covid 19. Desde los primeros días se inició una gran investigación a través de la aplicación de Internet del Sistema Nacional. El 23 de marzo, 10.965.969 venezolanos habían respondido al censo estatal de salud. 21.801 venezolanos informaron de que experimentaban síntomas parecidos a los de la gripe. A cambio, se movilizaron 13.808 médicos (en su mayoría venezolanos, pero también médicos cubanos, como en Italia) para que fueran a sus casas a diagnosticar a los denunciantes. Hasta el 22 de marzo, 17.550 personas fueron examinadas de esta manera. 77 personas fueron diagnosticadas como positivas en Covid 19, y fueron transferidas a centros de atención establecidos para este fin. Mientras que los seguros privados se negaron a cubrir los gastos médicos relacionados con Covid 19, el Estado venezolano se hará cargo de cada uno de los pacientes de forma gratuita. Sus familias o parientes con los que las personas infectadas compartían la contención fueron puestos en aislamiento durante 14 días para determinar si habían sido contaminados. Actualmente no hay muertes relacionadas con el Covid 19 en Venezuela.
El 23 de marzo de 2020, el gobierno anunció que, con la ayuda de China, dispondrá de dos millones de pruebas para el Covid 19, y que utilizará el tratamiento con cloroquina para tratar a los enfermos. Esta droga antipalúdica tuvo resultados convincentes en China antes de que el profesor francés Didier Raoult perfeccionara el protocolo de tratamiento. Los franceses seguramente apreciarán saber que los venezolanos podrán utilizar este tratamiento mientras que las autoridades sanitarias francesas están arrastrando los pies, y la mayoría de los medios de comunicación han estado vertiendo un torrente de barro sobre el médico de Marsella durante mucho tiempo.
Más allá de la política sanitaria venezolana, que cada uno juzgue y compare con los protocolos de su propio país. Los venezolanos cuentan con una formidable red de organizaciones de base. Desde los primeros días cuando las farmacias privadas aumentaron el precio de las máscaras y del gel hidroalcohólico en un 1000%, las organizaciones vecinales comenzaron a fabricar máscaras para distribuirlas gratuitamente en sus comunidades vecinales. En muchas comunas y consejos comunales, los comités de salud realizan un censo de la población, organizan la solidaridad, las distribuciones de alimentos y transmiten la información necesaria sobre la enfermedad; ya sea en los barrios obreros, en las comunas socialistas o en los 2,5 millones de viviendas públicas construidas por la Revolución Bolivariana entre 2011 y hoy. Las relaciones sociales son el cemento de la lucha contra la pandemia.
A diferencia de Francia, la noción de “vivir” en muchos territorios de Venezuela forma parte de la organización común del espacio y de la toma de decisiones colectivas. La noción de confinamiento se experimenta de manera diferente, y nos llama en Occidente a cuestionar la inexistencia de una construcción común en nuestras relaciones de vecindad.
Venezuela ya ha experimentado una crisis institucional que se superó. Hoy, la llamada del Presidente Maduro a la contención es respetado por todos los sectores, mientras que Juan Guaido sigue haciendo payasadas desde su habitación de hotel. Francia, por su parte, está sumida en una crisis de legitimidad. La autoridad política del Estado ha sido cuestionada públicamente por la autoridad moral del infectólogo Didier Raoult. Los funcionarios electos locales ya se niegan a contar los muertos mientras esperan la luz verde del estado francés. Así, el alcalde de Niza, Christian Estrosi, decidió abandonar el protocolo ordenado por el Estado para seguir el del profesor de Marsella en el hospital universitario de su ciudad. Mientras Venezuela está unida detrás del Estado revolucionario, Francia parece volver al sistema feudal.
La escasez de productos en las tiendas francesas, la especulación y el aumento de los precios de ciertos productos, los robos de máscaras protectoras (y quizás mañana el mercado negro si el encierro continúa) son algunos de los síntomas de la guerra económica que Venezuela ha estado experimentando durante varios años. A diferencia de Francia, los ciudadanos venezolanos ya están preparados para este tipo de situación, y han desarrollado soluciones colectivas para compensar las carencias.
Finalmente, los venezolanos están acostumbrados a la guerra mediática y psicológica desde hace varios años. Saben que cuando la información proviene de los medios comerciales, no deben detenerse ni un minuto. En Francia, si se confirman los estudios del profesor Raoult, el sistema de los medios de comunicación tendrá que responsabilizarse de tratar al médico de Marsella como un charlatán. Como suele ocurrir,”Le Monde” y sus “descodificadores” han sido premiados por haber sostenido que el tratamiento con cloroquina era fake news.
Si bien varios países ya han adoptado este tratamiento con carácter urgente (China, Venezuela, USA , Argentina…), los medios de comunicación franceses ya se han hecho corresponsables de miles de infecciones y cientos de muertes. Los venezolanos ya saben cómo reaccionar a este sistema de propaganda y a las operaciones psicológicas. Apenas estamos aprendiendo, y no lo olvidaremos.
Una vez más, los medios de comunicación y los sicarios académicos esperan ver cómo la Revolución Bolivariana sucumbirá ante la pandemia del Covid 19. Todavía corren el peligro de roer los frenos y pasar su cuarentena ahogándose en su amargura.
Como dijo Emmanuel Macron, “el día después no será un regreso al día anterior. Muchas certezas y convicciones serán puestas en duda”. Esperemos que aquellos que han sido contaminados por el virus de la desinformación sobre Venezuela, no ignoren las recomendaciones del presidente francés.