Pregunta: Se trata del segundo libro dentro de este proyecto de poesía rumana y has elegido a Anca Mizumschi, otra mujer. ¿Es casualidad o crees que las mujeres son mejores escritoras de poesía?

Respuesta: Ni una cosa ni la otra. No es casualidad que elijamos la obra de otra mujer pero tampoco pensamos que las mujeres o los hombres sean mejores en una u otra cosa. Queremos dar visibilidad a los mundos literarios creados por mujeres porque han sido históricamente silenciados y denostados por la sociedad simplemente por cuestion de sexo. Queda mucho trabajo por hacer, incluso dentro de las propias autoras; necesitamos encontrar nuestra voz y sentirnos con la autoridad suficiente para levantarla, y para eso son necesarios más referentes, más espejos donde mirarnos. Eso es lo que buscamos: escritoras de poesía con voz propia que despierten a otras voces dormidas. 

P: ¿Cuál es la temática principal de Mizumschi?

R: Los temas de Mizumschi son temas de este siglo. Sus poemas parecen hablar del vacío y nos transmiten una constante interrogación. Contemplamos imágenes cotidianas y a la vez existencialistas, que nos transportan a la ciudad, a una habitación, a un restaurante, entremezcladas con alusiones a Dios, la muerte, la patria, el pasado, el sexo… Se trata de una vorágine de situaciones y conceptos en la mente de la poeta que podría desembocar en soledad, en falsos premios de consolación, en insatisfacción permanente. Sin embargo, al mismo tiempo, hay esperanza y liberación a través del acto mismo de escribir poesía. 

P: ¿Cuál es el significado del título eligido, “Metropolitana”, y cómo se relaciona con la poética de Mizumschi?

R: Dicen que los lugares se convierten en personajes dentro de las obras literarias y esta premisa se cumple en la presente antología. La ciudad, Bucarest, es el escenario metafórico y real de muchos de los poemas de Mizumschi, envuelta en un halo de melancolía o hastío. Se podría decir que es una poesía metropolitana despojada de bucolismo y ornamento, que transcurre por las paradas de metro desde la mirada crítica de la autora. 

P: ¿Crees que la poesía puede contribuir a sensibilizar a los pueblos y a hacerlos más empáticos, tolerantes y abiertos, o se trata simplemente de “algo bello de leer”?

R: Creo que se puede aprender y enseñar a través de la poesía. Es sin duda, en la mayoría de los casos, un producto estético donde lo formal cobra gran relevancia. Se puede enseñar a valorar la belleza de unos recursos estilísticos, la elección de un campo semántico, los juegos metafóricos… Sin embargo, siendo la poesía la expresión del alma y suponiendo un ejercicio de interpretación abierta, cuando analizamos su mensaje no hay una sola respuesta correcta, por lo que contribuye a generar un espacio de diálogo donde no hay verdades absolutas sino intercambio de experiencias y perspectivas. 

P: ¿Crees que la poesía rumana queda marginalizada en España, y de forma más general, en Europa occidental, por estar expresada en un idioma minoritario? 

R: La lectura de poesía es una actividad bastante marginal de por sí. Lo natural es que un lector de poesía empiece interesándose por los clásicos de su país, por otras corrientes y poetas extranjeros de renombre, y más tarde, inevitablemente, buscará lo exótico, un descubrimiento personal e íntimo, que aun estando lejos del lector consigue conectar con él y abrirle un mundo nuevo. Así concibo a los lectores de poesía: buscadores de la intimidad propia en la ajena. Eso es la universalidad y en cuestiones de intimidad no hay fronteras.

P: ¿Qué te ha gustado más de esta poeta y sus temas?

R: Me ha gustado especialmente el lenguaje poético de Mizumschi, cómo relaciona las situaciones cotidianas, el cuerpo y los recuerdos con elementos inertes pero muy expresivos como sistemas de grabado, redes ferroviarias o laberintos de tubos; su manera concisa y directa de expresar lo más íntimo, sin un ápice de sentimentalismo o ingenuidad. Veo inteligencia en sus propuestas, veo dudas existenciales que nos unen a todos los habitantes de esta ciudad llamada Tierra.