“A Palestina Brasileira”: el arte de vivir y resistir Entrevista al director Omar Barros
Jenny González Muñoz 18/06/2020 |
Documental filmado en el sur de Brasil y en la Cisjordania ocupada, “La Palestina Brasileña” muestra los relatos, las raíces y memorias de familias palestinas expulsadas de sus tierras originarias por parte de Israel.
Omar L. de Barros Filho en conversación con Jenny González Muñoz, comparte sus experiencias, conocimientos y reflexiones sobre el drama del pueblo palestino, oprimido desde hace 72 años por la usurpación sionista, al hacer del cine una herramienta de lucha y resistencia mundial.
Omar L. de Barros Filho es un cineasta, periodista y editor brasileño, nacido en el estado de Río Grande del Sur, Brasil. Dirigió, junto a Marcos Faerman, el periódico alternativo “Versus”, trabajó en otras publicaciones en ciudades como Porto Alegre, Sao Paulo y otras de América Latina. Ha sido acreedor de premios relevantes como Vladimir Herzog de Derechos Humanos, por su reportaje “Carta de un Torturado al Presidente Geisel” (publicada en “Versus”). En el área de la cinematografía dirigió “AdYós, General”, en 16 mm, premiado en el Rio Cine Festival y presentado como hors-concours en el Festival de Gramado, en Brasil. Escribió y dirigió “Viva la Muerte”, también premiado en el Festival de Gramado. Ambas películas pertenecen a la corriente crítica conocida en Brasil como “Cine de Invención”, o sea, aquel que no obedece los cánones de la cinematografía tradicional.
Recientemente, Omar L. de Barros Filho fue aclamado por su documental “La Palestina Brasileña”, donde muestra familias palestinas que emigraron para el sul de Brasil, luego de ser expulsadas a partir da creación de Israel en 1948. El documental presenta igualmente, cómo se llevan a cabo las actuales relaciones de dicha comunidad con su tierra originaria: los familiares y amigos que se quedaron, sus conmovedoras emociones y recuerdos. El marco del fondo de los relatos es la opresiva realidad del pueblo palestino, frente a las continuas agresiones por parte del sionismo ocupante de sus territorios legítimos.
En estos tiempos contemporáneos cuando el mundo cada vez más enfrenta situaciones relacionadas con la discriminación en sus diversas acepciones, pensar, repensar, analizar y reflexionar sobre el rol del humano social frente a las desigualdades, opresiones y silenciamientos, es fundamental para la creación de consciencias que lleven a la puesta en marcha de valores como la empatía, la solidaridad y el respeto a las diferencias.
¿Cuándo y por qué comienzas a preocuparte por la causa palestina, el sufrimiento del pueblo palestino, y después denunciarlo a través del arte?
La pregunta me recuerda mi militancia socialista durante la dictadura militar en Brasil en los años 1970, en Sao Paulo, donde yo vivía. Durante nuestras reuniones clandestinas discutíamos siempre las cuestiones internacionales, de manera que la situación de Palestina era abordada con frecuencia. En la época yo trabajaba como periodista y editor del periódico “Versus”, hasta hoy una referencia para quien investiga y estudia comunicación social en el país. “Versus” era un periódico bastante original en su propuesta alternativa que abordaba especialmente temas de cultura y política de América Latina. Cuando la dictadura forzó el cierre de sus actividades, “Versus” tenía un tiraje mensual de 30 mil ejemplares. Par tener una idea, el escritor uruguayo Eduardo Galeano fue, por ejemplo, nuestro corresponsal durante su exilio en Barcelona.
Brasil siempre fue un país cerrado para América Latina y “Versus” defendía, a su modo, la unión latinoamericana, tal como un día soñaron para todo el continente Bolívar y Martí.
Bolívar y Martí, y antes Francisco de Miranda, hablaron de la integración latinoamericana, de la necesidad de la unión de América, entre otras razones, para conseguir su emancipación, acabar con las férreas dictaduras y ser una gran tierra libre, aquella Nuestramérica de Martí. ¿Cómo ve aspectos como emancipación, libertad e integración en la época contemporánea?
José Martí afirmaba: “No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos.”
Emancipación, Libertad e Integración son tres conceptos que marchan juntos. Uno no vive sin el otro, cada uno tiene la condición necesaria para que el otro nazca y sobreviva. ¡Claro eso no sucederá sin lucha, de hecho nunca ocurrió fuera del signo de la tragedia! Martí en la frase que he citado, escribía sobre la necesidad básica del conocimiento mutuo. Aquí entramos, entonces, en el mundo de la cultura, de la comunicación, de la literatura, del periodismo y del cine y, consecuentemente, en la discusión sobre el rol de los intelectuales, artistas y poetas que llevan con ellos la bandera de la libertad, la del juicio final invocada por el escritor y héroe de la independencia, cubano. La construcción de la necesaria unidad entre los países latinoamericanos nos coloca hoy día cara a cara delante al enfrentamiento respeto a la dominación imperialista estadounidense que fomenta el aislamiento, el unilateralismo, pues gana, se lucra, en fin, con nuestra división. Lo que por otro lado nos obliga a llevar a cabo una innegociable tarea internacionalista por la implementación del socialismo, porque sin él nada ni ningún pueblo sobrevivirá siendo libre.
¿Crees que tu experiencia como periodista, como corresponsal de guerra en países como El Salvador, Guatemala, es una ventaja para observar mejor la situación de los palestinos en Palestina frente a la situación de los palestinos en Brasil, y desde allí poder mostrarla a los públicos desde una perspectiva artística y a la vez periodística, por medio de tu documental “La Palestina Brasileña”?
Claro, para el individuo, así como ocurre en la sociedad, la vida es una suma de experiencias y recuerdos. Nuestro trasegar en el mundo nos lleva también a seguir y recordar. Y no hay distancias ni espinas cuando tenemos una razón para vivir.
Después del cierre del periódico “Versus” por parte de la dictadura, me fui al exterior. Viví en Bogotá, México y La Paz. Acompañé de cerca el gobierno sandinista, las luchas de la guerrilla en El Salvador y Guatemala, y después un golpe militar en Bolivia. También trabajé para publicaciones latinoamericanas y una revista francesa. Ayudé en la edición de un periódico socialista en Costa Rica, escribí libros y decenas de reportajes. Entonces, te puedo decir que mi vida estuvo bajo riesgo muchas veces.
Fue en El Salvador donde decidí aprender a trabajar con cine. Regresé a Brasil para enfrentar un largo periodo de aprendizajes. Me creé una especie de una coraza, un escudo, un sentido que me protegía del miedo en situaciones límite llevándome a seguir adelante. Lo mismo ocurrió en Palestina recientemente, durante las filmaciones del documental que escribí y dirigí.
Israel es sí, ciertamente, una presencia amenazadora para la paz del Oriente Medio y del mundo. El sionismo es un virus mucho más peligroso y mortal que el H1N1 o la COVID-19.
¿Cómo es filmar en Palestina?
Filmar en Palestina es difícil y peligroso, pero amparado por mi experiencia, orienté a la productora Cena Um (Escena Uno) y al equipo, acerca de los riesgos que enfrentaríamos durante las dos semanas previstas para las filmaciones en Palestina.
Previamente hicimos contacto con las autoridades israelíes y brasileñas e informamos con anticipación sobre nuestro viaje. Llevamos cartas de presentación de la televisión brasileña que entonces era nuestra asociada en el proyecto. Buscábamos de esta manera, comprometer a las autoridades públicas de ambos países en nuestra seguridad, evitando, en cualquier caso, que dijeran que éramos clandestinos y que desconocieran nuestras actividades en el territorio palestino.
Desafortunadamente no logramos entrar a la Gaza cercada, limitamos, por lo tanto, nuestras acciones a la Cisjordania ocupada. Algunas pocas personas, por miedo, obviamente, a las represalias, se negaron a ser filmadas, pero la mayor parte colaboró y abrió su corazón. Por precaución filmamos primero, las secuencias brasileñas del proyecto, todas realizadas en el sur del Brasil, garantizando así alrededor del 50% del guion. Una vez concluida dicha etapa, viajamos entonces para enfrentar al monstruo israelí, que pronto mostró sus garras.
De hecho, ustedes, como equipo, han contado la amarga experiencia en Cisjordania, Jerusalén, Ramallah. Entiendo que fueron violentados en 2016 por las fuerzas israelíes cuando se disponían a filmar escenas de la película “La Palestina Brasileña”. ¿Puedes hablarnos más sobre eso?
El resultado no fue diferente a lo que habíamos previsto.
A pesar de todos los cuidados, fuimos detenidos por policías de Israel en el interior del histórico mercado de Jerusalén y luego impedidos por los israelíes, de filmar una ceremonia religiosa en la mezquita de Al Aqsa. A la madrugada siguiente, fuimos violentamente detenidos, invadidos y perjudicados en el hotel donde nos estábamos hospedando en Ramallah, la actual capital administrativa de Palestina.
Aquella noche conté más de 40 militares y policías de Israel fuertemente armados en el interior del hotel. Las tropas invadieron el lugar, derrumbaron las puertas de nuestras habitaciones, desbarataron los equipajes y rompieron las paredes. Durante el ataque ellos usaron mazos, motosierras y hasta perros policía. Robaron también el dinero de la caja del hotel, los teléfonos celulares de los funcionarios y las cámaras de seguridad. Nuestro equipo, además, quedó confinado en el lobby del hotel junto a los empleados.
Cuando los israelíes se fueron, aun no habiendo encontrado absolutamente nada, lanzaron bombas contra los palestinos que estaban viendo todo desde la calle. Esta acción forma parte de la película, gracias a la televisión palestina y al valiente reportero Alí Dar Ali quien grabó todo desde el mismo momento en que las tropas entraron a Ramallah. Meses más tarde, por cierto, leí en la Web que Alí Dar Ali había sido detenido por militares israelíes durante la realización de otro reportaje. En esa ocasión quedó preso aproximadamente 90 días.
Horas después de ese suceso, en el aeropuerto Ben Gurión, cuando intentábamos regresar a Brasil, la seguridad de Israel confiscó una de las dos cámaras de nuestra producción. La cámara nunca fue devuelta, pero todas las escenas filmadas fueron salvadas por un palestino –brasileño, quien salió del país desde Jordania llevando con él los archivos en su ropa dentro de su maleta.
Desde esa experiencia, yo me pregunto, ¿dónde están los organismos internacionales frente a situaciones como esa vivida por ustedes? Es decir, violencias y ataques a los derechos humanos y de expresión. Ustedes estaban allí como artistas y no fue solo una “Noche de terror en Palestina”, es un terror perenne. Ustedes fueron agredidos por los israelíes, estuvieron en peligro de muerte y hasta fueron robados por ellos. ¿Qué ha sucedido? ¿Los culpables fueron castigados? ¿Por qué el silencio de los organismos internacionales frente a situaciones como esa y más aún la de Palestina?
La ONU atraviesa actualmente una profunda crisis de identidad, frustrando a quienes depositan en ella alguna esperanza en las capacidades de la institución por intervenir y resolver conflictos.
En realidad, la ONU carga la culpa desde 1947, de promover la división de Palestina y, en 1948, ceder nuevamente ante el sionismo, al no haber obstaculizado la fundación del estado de Israel sobre las tierras palestinas. El paso siguiente, como se sabe, fue la limpieza étnica, la masacre, la expulsión de millares de palestinos, el conflicto y el tomar sus bienes como un botín.
La ONU se limitó a aprobar, en diciembre de 1948, la Resolución 194, que aseguraba a los palestinos el derecho al retorno, lo que Israel no ha cumplido hasta hoy, a lo que habría que agregar la instalación de 58 campos de refugiados bajo responsabilidad de dicha organización. De manera que es posible percibir cómo el estrecho margen de maniobra tanto de la ONU como de las organizaciones no gubernamentales (ONG’s) que actúan en Palestina se van cercando más. No es posible, por lo tanto, creer que alguien será castigado por el ataque al hotel donde estábamos hospedados. Esas son operaciones militares “antiterroristas” que se llevan a cabo todos los días, infernizando así la vida cotidiana de los palestinos que insisten en permanecer tanto en Cisjordania o Gaza.
Ciertamente el trabajo de movimientos por la liberación de Palestina en Brasil, con un gobierno pro sionista es más difícil. ¿Cuáles piensas que deberían ser las estrategias de información y sensibilización social sobre, no solo el holocausto contemporáneo palestino, sino también de otros pueblos como el saharaui, por ejemplo, tan olvidado e invisibilizado?
No me atrevo a decir lo que los palestinos deben hacer para liberarse del yugo israelí, lo que sí puedo expresar es mi deseo de que los palestinos y sus descendientes que viven en el exterior (que son millones), no interrumpan la cadena de solidaridad que los une con los que viven bajo la opresión israelí. A los no palestinos como yo, los invito a que participen activamente en las jornadas solidarias en calles y redes sociales, denunciando permanentemente los crímenes de Israel, el Apartheid, el proyecto colonial y su bastarda alianza con el imperialismo estadounidense.
Por cierto, también una interesante alternativa es la conocida por sus siglas en inglés BDS (BOICOT, DESINVERSIONES, SANCIONES) Un movimiento que presiona a Israel y las empresas, a respetar el derecho internacional en lo que a Palestina se refiere. La misma actitud, creo, que debemos tomar en relación a otras luchas por la independencia como, por ejemplo la llevada a cabo por el pueblo saharaui, oprimido por permanentemente por Marruecos y España.
“La Palestina Brasileña” ha sido seleccionada y exhibida en varios Festivales y Muestras de cine brasileñas e internacionales. ¿Cuál consideras sea el principal elemento o aspecto, de la película para que ella sea objeto de tantos reconocimientos? Y en este sentido, también queremos saber si el documental ha sido objeto de algún rechazo o censura en los medios.
Al realizar la película mi objetivo era registrar la existencia casi desconocida de familias palestinas firmemente enraizadas en el sur de Brasil luego de ser expulsadas por Israel de su tierra natal. Los personajes del documental personifican la Nakba, la tragedia, el desastre, con sus voces y rostros. En Palestina buscábamos identificar, 70 años después, lo que queda de sus raíces, de su pasado, de sus historias, recuerdos, amigos y familiares que quedaron atrás. En resumen, “La Palestina brasileña” es una película sobre las víctimas de un proceso cruel que envuelve al pueblo palestino y su diáspora. Definitivamente, no es una película sobre los verdugos.
Desde ello, surgieron dificultades durante todo el trayecto. Por causa de un contrato, la televisión por cable brasileña que hizo la coproducción del proyecto, al analizar el primer corte de la película, creó innumerables problemas por no estar de acuerdo con el contenido y amenazó con no colocar la película al aire. Hasta llegó a contratar a un especialista en política del Oriente Medio para intentar identificar algo inapropiado en la información, lo que atrasó la finalización del documental. La dirección de la televisora, pro-Israel, trató de censurar la película y, al no conseguir su objetivo, pidió entonces, que su nombre fuese retirado de los créditos, lo que hicimos con inmenso placer. El documental fue al aire en Brasil en enero de 2018, por fuerza contractual.
Seguidamente, durante la gira en los festivales, hubo otros dos problemas identificados: uno en Brasil y otro en Etiopía. En Sao Paulo, por ejemplo, fui invitado a presentar y dar una charla sobre el documental en un festival de cine “independiente”. Antes de dar inicio el festival supe por medio de una periodista, que el documental “La Palestina brasileña” fue prohibido de integrar la programación. Tal prohibición fue por parte del patrocinador del evento, una gran empresa que tiene sionistas dentro de su dirección. Algo parecido sucedió en Addis Abeba, aunque la película fue seleccionada meses antes, “La Palestina brasileña” terminó siendo retirada del festival, posiblemente por interferencia de la embajada brasileña en Etiopía.
Cabe destacar que Brasil ya estaba, en ese entonces, bajo el gobierno pro sionista y patético de Jair Bolsonaro.
¿Cuál es el impacto que ha tenido “La Palestina Brasileña” tanto en palestinos como en el público general? Tengo entendido que cuando te invitan a instituciones, universidades, etc., para exhibir la película, la acompañas con un cine-foro, o sea, no solo muestras el documental, sino que haces una charla que lleva a la reflexión. ¿Nos puedes hablar de eso?
No estoy exagerando cuando afirmo que el documental despertó un fuerte sentimiento positivo en la comunidad palestina en Brasil y también entre el público brasileño. Luego del estreno de la película en televisión viajé por varias ciudades para presentar el trabajo, principalmente donde viven los palestinos-brasileños y sus descendientes.
Después de cada una de las sesiones especiales, durante las charlas que hice, percibí una gran identificación con la película. Muchas personas lloraban, otras manifestaban en voz alta su indignación con Israel y su política injusta de prohibición al retorno a Palestina. La película creó, ciertamente, fuertes lazos con el público, lo que superó mis expectativas. Lo mismo viene sucediendo en otros países como Argentina, México, Inglaterra, Alemania, Portugal y España, lugares donde, hasta el momento, el documental fue exhibido. La pandemia, infelizmente, provocó la cancelación de un festival en Cerdeña (Italia) y otro en Moscú, donde “La Palestina brasileña” estaba seleccionada. De manera que todavía quedan muchos caminos por recorrer y muchos públicos por conquistar. En este sentido, cabe destacar también que hemos tratado de adaptar la película, que es hablada en portugués y árabe, con la integración de subtítulos en español, inglés, francés, italiano y árabe.
En estos tiempos vemos una gran manipulación mediática, constantemente estamos frente a la minimización de pueblos no hegemónicos como los árabes o persas, por ejemplo, siendo cada día más blanco de actitudes discriminatorias racial o religiosamente, promoviendo inclusive una fuerte islamofobia. ¿Por qué crees que ocurre esto?
La manipulación mediática es un hecho que se da cotidianamente en todo el mundo. Generalmente es el resultado de la concentración de los medios de comunicación en manos de pocas familias y empresarios serviles a los poderes estatales, que tratan de defender tan solo sus intereses económicos, sus ganancias, su lucro, sin tomar en cuenta los legítimos anhelos de los pueblos. Pienso que hoy día vivimos una etapa de gran retroceso en lo que a derechos básicos se refiere, respecto a trabajadores y desempleados y su libertad de expresión y autodeterminación.
Desde su propia agonía, el imperialismo estadounidense ataca sin piedad, promueve guerras, crisis económicas, hambre y destrucción del ambiente en que vivimos, generando así millones de miserables y refugiados que abandonan sus casas en búsqueda de una vida mejor. La actitud de los Estados Unidos, por otro lado, muestra su propia fragilidad, pues hace algunas décadas el PIB estadounidense representaba cerca del 50% del PIB mundial, hoy no pasa de un sexto.
La islamofobia es otro ejemplo claro de esa situación. Leí recientemente el resultado de una investigación realizada en Alemania en la cual surge el temor contra el islam como indicador más presente en la conciencia de los ciudadanos de dicho país. En contraposición a ello, yo incluí en la película la emblemática historia de un palestino-brasileño cristiano que es propietario de una radio y de un periódico en la ciudad de Livramento, ubicada en la frontera de Brasil con Uruguay. El periódico es impreso en portugués, español y muchas veces en árabe. En el documental el personaje aparece en Belén, Palestina, rezando en la Iglesia da la Natividad (donde nació Jesús) y seguidamente, se muestra, en las afueras del templo, una manifestación política en la que palestinos (en su mayoría musulmanes) exigen de Israel les sean devueltos los cuerpos de sus mártires. Ese el Apartheid israelí mostrando su faceta más cruel: el irrespeto a los muertos y sus familias enlutadas.
Antes de finalizar la entrevista queremos agradecerte por tu apoyo y gran aporte a la causa Palestina con la película “La Palestina Brasileña” y otras innumerables acciones. Una última pregunta: ¿Cuál mensaje podrías enviar al pueblo latinoamericano para que apoye y promueva la causa palestina?
Digno de nuestra solidaridad incondicional, el drama palestino es un hecho que debe ser comprendido como parte de una agresión mayor a los valores profundos del pueblo árabe, pero no solo la destrucción de Irak, Libia, Siria y Yemen, la dictadura militar en Egipto y las amenazas al Líbano integran un plan maquiavélico de ataque imperialista y colonialista hacia las libertades y riquezas naturales y culturales de la región. Lo mismo sucede con Irán, empujado contra su voluntad hacia un conflicto con los Estados Unidos, Israel y con la OTAN.
En América Latina se observa un fenómeno semejante en Cuba y Venezuela, bajo permanente agresión y bloqueo político y económico por parte de los Estados Unidos, con el apoyo de Colombia y Brasil, lo que como brasileño me da mucha vergüenza.
Israel y sus aliados condenaron el pueblo palestino a un Apartheid tan sórdido como el sufrido por el pueblo negro del África del Sur antes de Mandela. Israel considera a Palestina como una simple extensión territorial. Los sionistas se sienten dueños de los mares, los ríos, las aguas subterráneas, los cielos y las tierras palestinas. Se sustentan en un sistema que ostenta más de 500 leyes anti palestinas. Una injusticia que no debe continuar. ¡Es inaceptable!
A duras penas los palestinos logran sobrevivir, limitados por muros de concreto y cercas electrificadas, vigilados por una maquinaria de seguridad de carne y hueso, y electrónica también, que todo lo ve y todo lo agrede, espía día y noche, sin dormir.
A los oyentes, para finalizar, les recuerdo una frase de Vicente Van Gogh, el mayor de todos los pintores, quien, siglos antes del cine existir, iluminó las telas del mundo con su arte inmortal. Nos dijo Van Gogh: “La normalidad es un camino pavimentado: es cómodo para caminar, pero no crecen flores en él.” Por lo tanto: ¡A desalambrar!