Vuelta al mundo en el aerostático de la crítica
Álvaro Lopera 01/01/2020 |
Lo dice Edmundo Moure: “Para muchos, quinientos años de capitalismo expoliador, que tienen a la humanidad al borde de una catástrofe ecológica y colectiva inimaginable, no son suficientes para cambiar de rumbo. Continúan en la porfía suicida del aumento sostenido de la producción”, y yo agregaría, y de la recuperación a toda costa de la tasa de ganancia tan venida a menos por la eterna contradicción interna del capitalismo, mientras la Naturaleza –o la Madre Tierra– padece los terribles daños de la codicia capitalista como una colosal fiera herida, que arrastra, a la vez, a todas las especies al hueco negro de la desaparición en el planeta.
Moure agrega: “Sí, debemos ser capaces de articular otra opción. De lo contrario, nuestros descendientes heredarán los escombros y las cenizas –si es que algo queda– de un edificio social construido sobre la arena, aunque hayamos pintado sus granos con los chillones colores de la farándula feliz”.
Introducción
Se sacuden innumerables países del Tercer Mundo sin que el poder imperialista pueda detener ese ascenso de luchas. Desde el Medio Oriente –El Líbano, Irak, Jordania– hasta la cuna del neoliberalismo –Chile– padecen de sismos políticos. Europa sin quedarse atrás, sabe de un terremoto en la península ibérica, Cataluña, y no tiende la mano para intentar ayudar a esa España que medra en el franquismo sin remordimiento alguno y sin ética política. Arde América Latina y el imperialismo mundial se desespera porque muchas de sus cabezas visibles habían alquilado palco para ver en vivo y en directo la “caída estrepitosa” de Nicolás Maduro, pero terminaron corriéndole al incendio en su trastienda, en su patio neoliberal, el cual está quemando sus disfraces de demócratas trasnochados.
En Bolivia la extrema derecha se tomó el poder con un sucio golpe de Estado, negado por los intelectuales oenegeros posmodernos, tipo Zibechi, y avalado por la OEA, ese ministerio de colonias yanqui, como la llamó Fidel. Su impresentable secretario, Luis Almagro, en el inmediato pasado empezó a vociferar, en asocio con Trump, que lo más preocupante que aparecía en la escena suramericana era Bolivia –además de Venezuela–, y que exigía, sin verificación alguna del proceso electoral, segunda vuelta, lo cual sirvió de acicate para que la diputada Jeanine Añez, la Guaidó 2.0, se alzara con el gobierno y declarara a Evo sujeto de persecución por presunto apoyo al terrorismo. Los pájaros disparándoles a las escopetas.
Tras el acceso violento al gobierno de esa coalición de derecha extrema con visos religiosos, se desató la masacre y la persecución contra esas bases populares del Movimiento al Socialismo, cosa que los oenegeros tacharon de “enfrentamiento innecesario tras el derrocamiento de Evo por el pueblo”.
Los hechos son tozudos, y la realidad no se puede estampar en el papel con vaticinios inocuos o fake news, sino con hechos reales. Es posible que en unos días estemos viendo algo nuevo, terrible o admirable, para no sentar una verdad que se está revaluando a la velocidad de la luz, porque el cambio de escenario local y mundial es un hecho innegable. Y los pueblos son los que están cambiando el escenario y la coreografía.
Los bienes comunes o recursos naturales en el lenguaje bancario
Las mujeres y hombres conscientes de este planeta tenemos claro que la visión y advertencia de Fidel, en los albores de la década de los 90, sigue siendo de entera actualidad: “las especies vivas del Planeta están amenazadas por el deterioro ambiental que ocasiona y ha ocasionado el capitalismo”.