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Ser o no ser un Estado judío, esa es la cuestión

Sheldon Richman 03/11/2019
Los defensores de Israel nos deben una explicación. Primero, insisten en que Israel es y siempre debe ser un Estado judío, que no se refiere a la religión judía sino al “pueblo judío” en todas partes, incluidos los judíos que son ciudadanos de otros estados y no buscan un nuevo país de residencia.

Para ser judío, según la opinión predominante, es suficiente tener madre judía (o haber sido convertido por un rabino ortodoxo aprobado). La creencia en un creador supremo del universo, en la Torá como la palabra de Dios y en el ritual judío no tiene nada que ver con la judeidad. (Ignoramos aquí los muchos problemas de esta concepción, tales como: ¿cómo puede haber un judaísmo laico?)

Desde su fundación, la definición de judío ha sido muy controvertida dentro y fuera de Israel. El punto es que, como escribió la antropóloga RoselleTekiner, “cuando la tarea central de un Estado es importar personas de un grupo religioso/étnico selecto y desarrollar el país solo para su beneficio, es crucial ser reconocido oficialmente como un miembro de buena fe (bona fide) de ese grupo”. (Esto es de la antología Anti-Zionism: AnalyticalReflections, que no está en línea y aparentemente está agotada. Pero vea el artículo de Tekiner, “La Ley de ciudadanía diferenciada de Israel prohíbe a los no judíos en el 93 por ciento de sus tierras). (“Israel’s Two-Tiered Citizenship Law Bars Non-Jews from 93 Percent of Its Lands”)

En segundo lugar, los defensores de Israel insisten en que Israel es una democracia, de hecho la única democracia en el Medio Oriente. Se oponen con vehemencia cada vez que alguien demuestra que Israel, como Estado del pueblo judío, perjudica al 25 por ciento de los ciudadanos israelíes que no son judíos, la mayoría de los cuales son árabes.

La ley israelí distingue de manera única la ciudadanía de la nacionalidad. La nacionalidad de un ciudadano árabe israelí es “árabe”, no israelí, mientras que la nacionalidad de un ciudadano judío es “judío”, no israelí. ¿Los ciudadanos de cualquier otro país se distinguen así en la ley? La prohibición del matrimonio entre judíos y no judíos no es el resultado de negociaciones políticas con partidos religiosos, sino del deseo de proteger al pueblo judío de la impureza. Estas contorsiones son requeridas por el Estado autodeclarado de Israel como algo diferente a la tierra de todos sus ciudadanos. Los primeros sionistas dijeron que querían que Palestina fuera tan judía como Gran Bretaña es británica y Francia es francesa, un error de categoría flagrante que ha tenido consecuencias terribles para los palestinos.