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El pacto de las élites blancas: Alemania y Colombia

German-Foreign-Policy.com 26/11/2019
BOGOTÁ/BERLÍN (Redacción) – Con el presidente colombiano Iván Duque, otro aliado de la República Federal de Alemania en América Latina, después de Piñera en Chile, se encuentra bajo la presión de las protestas masivas.

Tradotto da Fausto Giudice
Desde el pasado jueves, cientos de miles de personas han salido a las calles de Colombia para manifestarse en contra de los dramáticos recortes al salario mínimo y en contra del asesinato de cientos de críticos del gobierno; las primeras muertes han sido reportadas.
Berlín, que por lo general se presenta como defensora de los derechos humanos cuando mueren personas en protestas en Estados a los cuales se opone, guarda silencio. De hecho, Colombia ha estado cooperando cada vez más estrechamente con la República Federal de Alemania económica y políticamente desde hace bastante tiempo. Además, el país fue nombrado “socio global” de la OTAN el año pasado y dispone de material militar alemán. Sin embargo, sobre todo, el gobierno de Duque es una de las fuerzas que apoya de manera más fiable los actuales golpes e intentos de golpe en América Latina a favor de las viejas élites blancas. En mayo, por ejemplo, el Ministro de Relaciones Exteriores Heiko Maas se reunió con golpistas venezolanos en el exilio en Bogotá.
Relaciones intensivas
El gobierno alemán ha estado ampliando su cooperación con el gobierno colombiano, el aliado más cercano de los USA en Sudamérica, desde hace bastante tiempo. Alemania es el socio comercial más importante de Colombia en la UE; el año pasado, empresas alemanas compraron por cerca de 330 millones de euros de carbón colombiano, que es uno de los principales bienes de exportación del país, a pesar de que se extrae en condiciones desoladoras. La inversión alemana en Colombia está creciendo muy lentamente, pero de manera relativamente continua. El Ministro de Relaciones Exteriores Heiko Maas visitó por última vez Bogotá a principios de mayo y mantuvo extensas conversaciones no sólo con su homólogo colombiano sino también con el Presidente Iván Duque para fortalecer los vínculos políticos. “Las relaciones germano-colombianas se han intensificado considerablemente en los últimos años”, dijo Maas entonces.
“Socio Global” de la OTAN
La intensificación de las relaciones germano-colombianas se correlaciona con la expansión de la cooperación de Colombia con la OTAN. El país ya había entablado un “diálogo” oficial con la alianza de guerra transatlántica en 2013. En mayo de 2017 se firmó un “Acuerdo Individual de Asociación y Cooperación” y en mayo de 2018 Colombia fue clasificada como “socio global” de la OTAN, un estatus que sólo tienen otros ocho Estados, incluyendo Australia, Japón y Corea del Sur. La cooperación tiene por objeto, en particular, establecer la interoperabilidad entre las fuerzas armadas de Colombia y las de la OTAN, es decir, hacer posible la guerra conjunta. La Alianza señala que Bogotá ya apoyó la misión de la OTAN en el Cuerno de África con un buque de guerra en 2015. La armada colombiana tiene a su disposición fragatas, lanchas patrulleras y submarinos de producción alemana. Colombia también compró alrededor de 125.000 pistolas al fabricante alemán Sig Sauer en 2006. A pesar de que la mayoría de ellas fueron producidas por una planta de Sig Sauer en USA, la empresa también entregó 38.000 pistolas fabricadas en Alemania debido a la sobrecarga, lo que dio lugar a procedimientos judiciales por falta de licencias de exportación. Debido a estas dificultades, Sig Sauer lleva a cabo una parte considerable de su negocio a través de su sucursal en USA.
Apoyo de Berlín
Además de la cooperación política, económica y militar entre Berlín y Bogotá, existen relaciones especiales con el Partido Centro Democrático del presidente Iván Duque. El partido, actualmente liderado por el ex presidente colombiano Álvaro Uribe, pertenece a la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA), una asociación de los principales partidos de derecha de América Latina que cuenta con el apoyo de la Fundación Hanns-Seidel, vinculada a la CSU, desde 1992. Varios partidos miembros de la UPLA que representan los intereses de las élites tradicionales, en su mayoría blancas de América Latina, son actualmente, de una forma u otra, objeto de protestas masivas en el subcontinente. En Chile, por ejemplo, el presidente Sebastián Piñera, uno de los principales líderes de Renovación Nacional (RN), miembro de la UPLA, se enfrenta a manifestaciones masivas y huelgas que han estado girando durante semanas en contra de la pobreza rampante y la desigualdad social. A pesar de la sangrienta represión que ya se ha cobrado muchas vidas, Berlín ha estado hasta ahora apoyándolo. Al partido boliviano Movimiento Demócrata Social, también miembro de la UPLA, por otro lado, pertenece Jeanine Áñez, la autoproclamada presidenta golpista de La Paz. El Ministerio Federal de Relaciones Exteriores la ha reconocida recientemente como la “presidenta interina” de Bolivia en tuiteos, a pesar de que el número de manifestantes asesinados por las fuerzas represivas bolivianas está aumentando constantemente.
Protestas masivas
Las protestas de la semana pasada contra las viejas élites blancas, que ya se habían intensificado en Ecuador, Chile y Bolivia, también han estallado en Colombia. Por un lado, se dirigen contra los planes del gobierno del presidente Duque de reducir el salario mínimo para los menores de 25 años hasta el 75 por ciento del salario mínimo regular, al tiempo que recortan las pensiones y privatizan las participaciones del Estado en las grandes empresas y, por otro lado, se les critica duramente por seguir asesinando a los críticos del gobierno. Según la Defensoría del Pueblo, , al menos 486 activistas de sindicatos y organizaciones sociales y 170 guerrilleros desmovilizados de las FARC fueron asesinados entre el 1 de enero de 2016 y el 17 de mayo de 2019. Sólo recientemente, 18 niños y jóvenes fueron asesinados en un ataque aéreo de las fuerzas armadas colombianas en un supuesto campamento guerrillero en el Caquetá, en el sur del país. El jueves hubo un paro nacional al cual participaron cientos de miles, hasta un millón de personas en numerosas ciudades de todo el país, según los organizadores, convocados por sindicatos, estudiantes, miembros de la Iglesia Católica, organizaciones feministas e indígenas. Ayer, domingo, las protestas continuaron. Al igual que en Chile y Bolivia, la represión policial y militar ha causado muertes en Colombia.
Bogotá como base golpista
Todavía no se han hecho declaraciones del Gobierno Federal alemán, al que le gusta presentarse como un defensor mundial de los derechos humanos y que siempre interviene cuando las protestas se desatan en países opuestos y mueren personas. De hecho, Berlín está cooperando estrechamente con Bogotá para devolver a las viejas élites blancas al poder en otro país sudamericano: Venezuela. La razón de esto es que Colombia apoya sistemáticamente a las élites venezolanas -y junto a los USA- en su intento de derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro y, con este fin, de persuadir a las fuerzas armadas del país para que den un golpe de Estado. A principios de mayo, el canciller Heiko Maas, que había reconocido previamente al golpista venezolano Juan Guaidó como “presidente de transición”, se reunió con seis subversivos venezolanos de las cercanías de Guaidó durante una estancia en Bogotá, entre ellos , Julio Borges, el autoproclamado “ministro de Relaciones Exteriores” del supuesto presidente de transición,. Maas pudo aprovechar el hecho de que otras organizaciones alemanas como la Fundación Konrad Adenauer, cercana a la CDU, también utilizan su presencia en Bogotá para establecer contactos con los golpistas venezolanos que se han refugiado allí. Los vínculos que la política exterior de Berlín establece con las viejas élites blancas de América Latina abarcan casi todo el subcontinente.