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La Unión Europea naufraga en el Mediterráneo

Iosu Perales 14/08/2019
Creo que somos muchas las personas en todo el continente que nos sentimos avergonzadas por el siniestro comportamiento de la Unión Europea ante la tragedia del mar Mediterráneo.

Sin ejercer ningún liderazgo y ni siquiera dar la cara, la Comisión, de manera negligente, está permitiendo que Mateo Salvini se erija en una suerte de caudillo de las extremas derechas que tiene como objetivo hacer imposible la llegada a Europa de los más pobres de la Tierra, abandonándolos a su suerte, es decir a la muerte. Al parecer es más fácil arrastrar a la UE hacia la intolerancia y actos de naturaleza criminal, que hacia posiciones de derechos humanos. El gobierno de España nos pone un ejemplo. Un mal ejemplo.
Reconozco que cuando escuché recientemente al ministro José Luis Ábalos decir que es al conjunto de la Unión Europea a quien corresponde implementar políticas de derechos humanos, negando la responsabilidad de permitir la llegada a puerto español del Open Arms, exclamé ¡eres un sinvergüenza! Su respuesta, también siniestra, está a la altura de una generación de políticos que practica el cinismo y la hipocresía. Por cierto que a los dos días la jefa del barco de bandera española, Anabel Montes, solicitó por carta a la vicepresidenta Carmen Calvo –la misma que manipula y luego filtra documentos- que hiciera una gestión ante la Comisión Europea para lograr un puerto seguro para desembarcar a 121 migrantes. La respuesta de Calvo fue: “No haremos ninguna gestión”. Sobran las palabras para calificar esta posición española. Cada día nos queda más claro que cuando algunos políticos y políticas pronuncian las palabras derechos humanos, vida, paz, víctimas… están de hecho haciendo un ejercicio despreciable de manipulación. Sólo creen en la conservación del poder y en conquistarlo si no lo tienen. Los principios morales no tienen nada que decir. Para ellos la vida vale mucho, poco o nada, según la de quién. Miren, señora Calvo y señor Ábalos, primero se salvan vidas y luego se da la batalla política en Europa para que otros países también se comprometan. Miren por donde que Salvini se salta las reglas para hacer una política criminal, mientras que el gobierno español elude una acción de derechos humanos y sigue poniendo concertinas.
Lo que está ocurriendo en el Mediterráneo lo ha calificado bien un grupo de abogados europeos que piden al Tribunal de La Haya que investigue a la Unión Europea por crímenes contra la humanidad, en virtud de su política migratoria. Los juristas sostienen que los Estados miembro son responsables de las muertes de inmigrantes en Libia y en el Mediterráneo ¿Abogados o quijotes? Poco importa cuando lo que están diciendo y haciendo representa la conciencia de millones de personas. A lo largo de 242 páginas, dirigidas a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional con sede en La Haya denuncian que la UE y los representantes de los Estados miembros conocían la naturaleza ilegal y criminal de los actos y omisiones que pueden constituir crímenes bajo la jurisdicción de la Corte Penal Internacional y del Estatuto de Roma.
Valga un ejemplo de la tragedia: entre enero de 2014 y julio de 2018, 14.500 migrantes se ahogaron en el Mediterráneo y entre 2016 y 2018, 40.000 personas fueron interceptadas y transferidas a centros de detención y tortura de Libia, ese Estado fallido con tres gobiernos y sumido en el caos. Los datos de 2019 empeoran gravemente la situación, pero la prudencia nos pide esperar a que a final de año se haga el recuento.
Lo que está ocurriendo en estos días con el Open Arms es el colmo del cinismo. Voceros de gobiernos de la Unión Europea, empezando por Mateo Mussolini, perdón quise decir Salvini, acusan al Open Arms y a su tripulación de estar donde tienen prohibido estar. Una lectura neutral de semejante acusación nos dice que según la orden de la UE hubiera sido preferible dejar morir a los migrantes rescatados. No es una interpretación, es la consecuencia derivada del cumplimiento de dicha prohibición. Pero si les señalas con el dedo a los dirigentes de la UE, exaltados y ofendidos dirán que no, que respetan los derechos humanos. Estos son los gobernantes que tenemos, un ejército de infiltrados en la política carentes de moral.
El cinismo de la UE es ya una burla cuando afirma que su cooperación con las milicias libias, pagadas para que hagan de contención a la migración que se dirige a Europa, contiene una cláusula de respeto a los derechos humanos. Y lo dicen a pesar de que la Corte Penal Internacional ya está investigando crímenes cometidos en centros libios de detención. El informe de los abogados afirma que las poblaciones afectadas, son civiles vulnerables, muchos de ellos niños y mujeres que huían de persecuciones, conflictos armados, tráfico de personas, abusos y malos tratos y que durante el viaje han sido víctimas de crímenes. Que la UE contrate a milicias criminales para que hagan de policías “europeos” sencillamente repugna. El otro policía de alquiler es Turquía, como se sabe país campeón en derechos humanos.
Pero el cinismo da para más. Según la UE y algunos gobiernos, contener la migración es luchar contra las mafias. ¡Qué gran mentira! Las mafias son la consecuencia no la causa. Hay mafias porque la UE no habilita fórmulas legales adecuadas de entrada de migrantes. La cómplice necesaria de las mafias es la propia UE que con sus medidas prohibicionistas incentiva formas de viaje a Europa, arriesgadas, que muchas veces acaban en muertes. La fosa mediterránea es ya un holocausto.
La iniciativa de los abogados internacionales probablemente no prosperará. A estas alturas la UE está blindada contra este tipo de acusaciones. Su deriva derechista, en cambio, si tiene espacio para extenderse. Hoy por hoy los valores éticos de la UE están en el cubo de la basura. La crisis de los migrantes es el fracaso de las políticas de la Unión Europea. En poco tiempo se está desmoronando el edificio político y moral que dio lugar a su fundación, la política común es una quimera. Lo que queda es el mercado y el dinero. El derecho de asilo ha sido ahogado en el Mediterráneo. El derecho a la vida de los migrantes económicos, también.
La Unión Europea ha querido sustituir la acogida regulada y suficiente por políticas de contención que están fracasando. El continente africano no tiene que perder y seguirá empujando migraciones. Europa es en buena parte causante del drama llamado África. La esquilmamos, la explotamos, la matamos, y ahora tenemos ante nuestras puertas a millones de medios muertos o medios vivos que luchan por sobrevivir. Hay que flexibilizar las entradas de quienes huyen del hambre; hay que hacer políticas de visados más democráticas; la UE debe establecer políticas de codesarrollo con un aumento notable de las ayudas a los países africanos. Nuestro continente es rico y desarrollado y debe implementar relaciones cooperativas y solidarias con los países mediterráneos y subsaharianos.
Hay que formular nuevas vías legales para la solicitud de asilo y residencia. Europa envejece y necesita de la migración para su propia existencia. Nuestro egoísmo y nuestros miedos pueden ser la tumba de un ideal llamado Europa. Que se activen de forma flexible los visados humanitarios. Que se flexibilicen los visados de tránsito para quienes proceden de países en conflicto. Toda Europa, incluidos los países que no son parte de la UE, deberían reunirse en una cumbre para tomar medidas dignas, eficaces y suficientes.
Por cierto, en el momento en que escribo este artículo en el Open Arms ya son 160.