Arde la soberanía de Brasil junto con la Amazonia y la venta de Petrobrás
Dilma Rousseff 28/08/2019 |
La devastación de los bosques es un aspecto aterrador de la destrucción de la soberanía nacional. Es un crimen contra el país cometido por el gobierno de Bolsonaro.
Tradotto da María Piedad Ossaba
Editato da Fausto Giudice
La devastación causada en la selva amazónica es un aspecto aterrador de la destrucción de la soberanía nacional. Es un crimen contra la patria cometido por el gobierno de Bolsonaro. La tala de árboles y los incendios, gracias a la cómplice inoperancia del gobierno, representan una agresión contra la soberanía nacional tan grave como la venta de las empresas públicas estratégicas de Brasil, como Petrobrás, prevista para 2022.
No es casualidad que, el mismo día, el gobierno neofascista acusara a las organizaciones sociales que defienden la Amazonia de ser los autores de los incendios forestales y anunciara la privatización de 17 empresas públicas, blandiendo también la venta de Petrobras, la mayor empresa brasileña. Se trata de un proyecto destinado a destruir el Brasil, tanto a sus empresas como a sus recursos naturales.
La defensa de la Amazonía se ha convertido en una cuestión urgente, que debe ser abordada ahora, inmediatamente, antes de que sea demasiado tarde. En un año, se han registrado más de 72.000 incendios en la región ecológica más rica de Brasil. Sólo esta semana, hubo 68 incendios importantes en las zonas indígenas y las unidades de conservación [áreas protegidas], documentados por imágenes satelitales – un aumento del 70% con respecto al año pasado.
No es casualidad que se estén produciendo grandes incendios en las zonas indígenas y de protección del medio ambiente. Tampoco es casualidad que los incendios afecten a las zonas más golepadas por la deforestación. Esto es el resultado de la desastrosa política ambiental del gobierno, que puso fin a las inspecciones; las tomas de posición de Bolsonaro contra la existencia de reservas indígenas; la tolerancia al acaparamiento ilegal de tierras; y la defensa de la explotación minera en tierras que deben ser protegidas. Bolsonaro encarna la destrucción y la muerte. Cuando hace sus atroces declaraciones sobre el medio ambiente, autoriza su destrucción por los acaparadores de tierras, los invasores, los contrabandistas y todo tipo de especuladores criminales
Las insensateces pronunciadas día tras día por Bolsonaro hacen que Brasil pierda más de 283.000 millones de reales brasileños (62.000 millones de euros) del Fondo Amazonia, suspendido por Noruega y Alemania, ya que estos países no confían en el gobierno. Brasil está perdiendo su credibilidad ante los ojos de la comunidad internacional, perdiendo su riqueza ecológica, para su población y para el mundo entero, perdiendo sus empresas públicas en beneficio de los inversores extranjeros, y es probable que pierda importantes cuotas de mercado de exportación.
Bolsonaro miente cuando dice que su gobierno participa en la defensa del medio ambiente. Se apropia de datos y resultados antiguos que no son suyos. Hasta julio de este año, la deforestación aumentó un 278% en comparación con el año pasado. Ya se había incrementado bajo el gobierno que me sustituyó en 2016 a través de un golpe de Estado que me expulsó del cargo para el que había sido elegida, sin haber cometido ningún delito. Y se ha vuelto prácticamente incontrolable desde la investidura de Bolsonaro.
Este no era el caso cuando Brasil tenía gobiernos progresistas y populares. El gobierno de Lula y el mío han reducido la deforestación en la Amazonia en un 82%. Nuestros esfuerzos fueron reconocidos por las Naciones Unidas en 2014 como un ejemplo a seguir por el mundo entero. “Los cambios que han ocurrido en la Amazonia brasileña durante la última década, ayudando a retrasar el calentamiento global, no tienen precedentes”, decía el informe de las Naciones Unidas.
La defensa de la Amazonía es una cuestión fundamental. En este momento, el corazón del planeta arde y sangra. Debe ser protegido de sus enemigos, entre ellos, tan asombroso que parezca, se encuentra el actual gobierno brasileño. Es por esta razón qué tenemos que salir a la calle para participar en las manifestaciones previstas mañana por la tarde (23 de agosto) en São Paulo, Río de Janeiro, Brasilia y en otras ciudades del Brasil y del mundo.
Defender la Amazonia es defender la soberanía nacional.
Luchar por la soberanía es luchar por la Amazonía.