Nicaragua: los costos de la guerra cuarenta años después de la revolución
Geraldina Colotti 28/07/2019 |
Los costos. Ya no somos capaces de asumir los costos: especialmente en las izquierdas de los países capitalistas, donde te enseñan a aceptar el mecanismo, desde que lanzas el primer grito como “ciudadano consumidor”.
Editato da Gabriela Pereira
Nos referimos a los costos de los cambios verdaderos, los que, desde Espartaco a Lenin, han permitido a los oprimidos estrangular a los opresores apretando sus cadenas alrededor de sus cuellos. “No importa si no comemos durante un mes, porque no hemos comido en 44 años”, gritaban los nicaragüenses mientras luchaban por liberarse de las garras de la dictadura somozista, la más antigua del continente.
En el año anterior a la victoria del Frente Sandinista, que tuvo lugar el 19 de julio de 1979, mientras avanza el levantamiento popular, las fuerzas imperialistas están haciendo todo lo posible para obtener el rendimiento de la población: además de alimentos, no hay luz, no hay agua. Las escuelas están cerradas. Los estudiantes usaron los bancos para construir barricadas, intercambiaron libros con armas de cualquier tipo: bombas de artesanía, pistolas, piedras …
Unos meses antes, el dictador Somoza recibió en préstamo de los Estados Unidos 20.160.000 dólares para la compra de armas con las cuales prometió liquidar a “los insurgentes, los subversivos”. El entonces presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, le envió una carta de felicitación por los avances logrados en el campo de … los derechos humanos. Mientras tanto, un ex veterano de Vietnam publica abiertamente un llamado en los periódicos estadounidenses para reclutar mercenarios para ser utilizados contra los sandinistas. Más de 1.000 responden con la misma franqueza, sin que intervenga ninguna autoridad para evitarlo.
Entonces el mundo todavía está dividido en dos bloques, la lucha contra el comunismo es sin cuartel. De Chile a Brasil, que junto con Argentina, España, Francia e Israel suministran armas y mercenarios a Somoza, se levanta la alarma contra “el castro-comunismo que, gracias a la lucha contra Somoza en Nicaragua, está poniendo pie firme en el continente ”. Los defensores de las democracias de estilo occidental, como lo es el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, están pidiendo la intervención de la OEA para poner fin a la “guerra civil”. Desde el exilio, el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, que apoya a los sandinistas, responde: “En Nicaragua no hay una guerra civil, sino un levantamiento popular contra la tiranía”.