El presidente Hasan Rohani indicó que es el momento de la resistencia y firmeza del pueblo iraní ante las agresiones de EE.UU.

El presidente de Irán, Hasan Rohani, aseguró este lunes que en la actualidad las condiciones no son adecuadas para dialogar con Estados Unidos (EE.UU.).

“La situación actual es absolutamente inadecuada para una negociación (…) la coyuntura actual requiere de la resistencia del pueblo persa”, declaró el mandatario iraní durante una reunión con altos clérigos y eruditos iraníes en Teherán.

Rohani recordó que en su última visita a la ONU en septiembre pasado, cinco líderes mundiales conocidos “se acercaron para mediar en una negociación con el presidente de Estados Unidos. También el Departamento de Estado de EE.UU. nos envió solicitudes en ocho ocasiones veces, pero hoy no es el momento para la negociación, sino la resistencia y la firmeza”, añadió.

El presidente afirmó que en recientes años la Casa Blanca siempre ha tratado de actuar contra Irán mediante una estrategia que incluye “la presión y la guerra”.

Rohani indicó que a pesar de las sanciones de EE.UU. as autoridades y el pueblo iraníes “han consensuado” sobre la necesidad de “resistir ante Washington y sus sanciones”.

Hasan Rohani advirtió que, tras la salida unilateral de Washington del acuerdo nuclear suscrito en 2015, varios países intentaron presionar al país persa para que abandonase el convenio multinacional, pero, aunque “no ha sido fácil”, la República Islámica ha sabido resistir ante tales intentos.

El jefe del Ejecutivo iraní subrayó que, en medio de las sanciones estadounidenses, Irán prevé inaugurar grandes proyectos en un futuro cercano.

EE.UU. se salió del acuerdo nuclear de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés) y planteó 12 condiciones para un “nuevo pacto”.

Las autoridades iraníes rechazaron la propuesta y calificaron de fracasada la campaña de presión de EE.UU. para obligar a Irán a sentarse a la mesa de conversaciones con la Administración de Donald Trump.

Irán anunció el 8 de mayo la suspensión de algunos de sus compromisos asumidos en este trato y dio un ultimátum de 60 días al resto de los socios del pacto para que tomasen medidas capaces de hacer frente a las sanciones estadounidenses contra Teherán.