Hombres que cambian, pero no tanto
Maria Fabra 3 MAR 2019 |
Los patrones masculinos están mutando. Sobre todo, para los más jóvenes. Dicen compartir tareas domésticas y tener más inteligencia emocional que sus padres. Pero las mujeres no perciben ese cambio en la misma medida.
El feminismo no solo ha originado reacciones de adhesión o rechazo. Ha provocado la necesidad de un replanteamiento sobre el modelo tradicional de hombre y de masculinidad. Ha obligado a revisar estereotipos y a buscar alternativas al macho ibérico.
Cuestionar masculinidades tóxicas y machistas y reconstruir la hombría apenas cuenta con datos objetivos sobre lo que se entiende como valores y modelos característicos del género masculino. El hecho es que algo está cambiando. Una encuesta de 40dB para El País Semanal refleja cómo los hombres jóvenes no definen sus peculiaridades igual que los mayores. Pero la respuesta entre los de menos edad ante el acoso o los comentarios machistas es escasa. Evolucionamos, pero ni parece suficiente, ni las mujeres perciben ese cambio con la misma intensidad que lo hacen ellos.
Los estereotipos siguen presentes en las respuestas de los séniores, hombres de más de 65 años. Hércules y Apolo ya no son iconos de masculinidad. Pero ser valiente, fuerte durante una crisis, tener seguridad en sí mismo y ser heterosexual son características asociadas a la masculinidad, si se les pregunta a los mayores.
Fuente: elaboración propia.
EL PAÍS
Los más jóvenes discrepan no solo de este modelo, sino que tampoco creen que no tener éxito profesional o no ser el sostén económico de la casa sean situaciones que desvirtúen su género. La moda del rol dominante pasó.
Fuente: elaboración propia.
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Uno de los datos más contundentes que arroja la encuesta está en las respuestas a las preguntas formuladas solo a hombres. Casi el 86% declaran que el repunte del feminismo no le ha hecho más difícil entablar relación con las mujeres. La mayoría tampoco temen una denuncia injusta.Y más del 85% aseguran no cambiar su forma de comportarse cuando no hay mujeres presentes y que ni siquiera utilizan expresiones en grupos masculinos de WhatsApp que no dirían en persona.
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El reto debería situarse en la reacción ante quienes sí lo hacen, porque solo la mitad llaman la atención a sus amigos si realizan comentarios ofensivos. Y precisamente son los jóvenes quienes, pese a estar más alejados de los rancios patrones de masculinidad, son menos reactivos a reprochar esas ofensas o micromachismos. Y no solo en esos casos.
Fuente: elaboración propia.
EL PAÍS
Ante una situación de acoso o agresión sexual presenciada, el 23% de los hombres deciden no intervenir y también son los mayores quienes lo hacen en mayor medida.
Es destacable porque el listón del acoso para los hombres de más edad está más bajo que el de los jóvenes, quienes opinan de forma mayoritaria que comentar el aspecto físico de una compañera de trabajo o piropearla sí es acoso. Una cosa es la teoría y otra la práctica.
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Los hombres admiten que el prototipo de su género está cambiando. Y lo hacen al responder a cómo se ven actualmente en comparación con sus antecesores. La mayoría creen que han mejorado en inteligencia emocional y que comparten, en mayor grado, las tareas y el cuidado de los hijos. Sin embargo, las mujeres no respaldan estas respuestas en la misma proporción que ellos. Aprecian una mejora en la inteligencia emocional, sí, pero no tanto.
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También hay discrepancias en cuestiones de trato. Casi la mitad de los encuestados reconocen no tener claro cómo actuar con las mujeres. Y cuando se les pregunta a ellas, ese porcentaje sube cuatro puntos. Ellos también dicen reconocer sus debilidades en mayor medida que los hombres de antes, pero las mujeres no están tan de acuerdo. La autorrepresión de la afectividad también empieza a superarse y, ante esta transformación, los hombres no se sienten más “blandos” que los de antes.
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Los dandis provocaron en el siglo XVIII un cambio radical en la masculinidad. La moda es una de las industrias que más empuja la revisión de sus características, al menos en la apariencia. Y la inquietud por la presencia física sigue ocupando el topde las preocupaciones. Hombres y mujeres coinciden en valorar el interés por el aspecto físico y la apariencia. Todos apuntan a que ha aumentado respecto a sus antecesores. Y es motivo de inseguridad.
Fuente: elaboración propia.
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El peso está por encima de una buena situación laboral como causa de inseguridades. Y después del salario, la calvicie se sitúa como otro de los motivos por los que los hombres vacilan. Las siguientes: las relaciones sexuales, la personalidad, el estilo y la forma de vestir y el pene, miembro que les preocupa más que la inteligencia.