El «bando pro yanqui» dentro de las instituciones de la Unión Europea
Manlio Dinucci 21/03/2019 |
«Rusia no puede seguir siendo considerada como un socio estratégico y la Unión Europea debe estar dispuesta a imponerle sanciones si sigue violando el derecho internacional.»
Eso estipula la resolución adoptada por el Parlamento Europeo el 12 de marzo de 2019 con 402 votos a favor, 163 en contra y 89 abstenciones. Presentado por la eurodiputada letona Sandra Kalniete, ese texto niega ante todo la legitimidad de las elecciones presidenciales en Rusia, calificándolas de «no democráticas» y presentando así al presidente Putin como un usurpador.
Ese texto acusa a Rusia no sólo de «violación de la integridad territorial de Ucrania y de Georgia» sino también denuncia la «intervención en Siria y la interferencia en países como Libia» y, en Europa, la acusa de «interferencia tendiente a influir en las elecciones y a alimentar las tensiones». Además, acusa a Rusia de «violación de los acuerdos de control de armamentos», atribuyéndole la responsabilidad de haber enterrado el Tratado INF. Y también habla de «importantes violaciones de los derechos humanos en Rusia, incluyendo torturas y ejecuciones extrajudiciales» y de «asesinatos perpetrados por agentes de la inteligencia rusa mediante el uso de armas químicas en suelo europeo».
Después de esas acusaciones y otras más, el Parlamento Europeo declara que Nord Stream 2 –el gasoducto que multiplicará por 2 el aprovisionamiento de gas ruso a Alemania– «incrementa la dependencia europea del abastecimiento con gas ruso, amenaza el mercado interno europeo y sus intereses estratégicos […] y, por consiguiente, hay que ponerle fin».
La resolución del Parlamento Europeo repite fielmente no sólo el contenido sino incluso los términos mismos de las acusaciones que Estados Unidos y la OTAN lanzan contra Rusia. Lo más importante es que repite fielmente que hay que bloquear el gasoducto Nord Stream 2, lo cual constituye un objetivo de Washington tendiente a reducir el aprovisionamiento energético ruso a los países de la Unión Europea para sustituirlos con la venta de hidrocarburos estadounidenses, o en todo caso vendidos por compañías de Estados Unidos.
En ese mismo marco entra la advertencia que la Comisión Europea dirigió sus países miembros que –como Italia– tienen intenciones de integrarse a la iniciativa china conocida como la Nueva Ruta de la Seda. La Comision les recuerda que China, aunque es un socio, es también un competidor en el plano económico y, más importante aún, «un rival sistémico que promueve modelos alternativos de gobernanza» –en otras palabras, modelos diferentes a la forma de gobernanza que hasta dominaban las potencias occidentales.
La Comisión Europea advierte que ante todo hay que «salvaguardar las infraestructuras digitales críticas ante amenazas potencialmente serias contra la seguridad», amenazas que supuestamente se derivan de las redes 5G proporcionadas por empresas chinas como Huawei, prohibida por Estados Unidos. Otra vez la Comisión Europea se hace eco de la advertencia de Estados Unidos a sus aliados. El Comandante Supremo de las fuerzas aliadas en Europa, el general estadounidense Scaparrotti, ha advertido que las redes móviles ultrarrápidas de quinta generación están llamadas a desempeñar un papel cada vez más importante en la capacidades bélicas de la OTAN y que, debido a ello, no se admiten «ligerezas» de parte de los miembros de ese bloque militar.
Todo lo anterior confirma la presión que ejerce el «bando de los americanos», poderoso grupo transversal que orienta las políticas de la Unión Europea en función de los lineamientos estratégicos de Estados Unidos y la OTAN.
Al imponer la idea de que Rusia y China son potencias amenazantes, las instituciones de la Unión Europea preparan la opinión pública para que esta acepte lo que Estados Unidos está preparando, supuestamente para “defender” Europa. Según declaró a CNN un vocero del Pentágono, Estados Unidos se prepara para iniciar ensayos con misiles balísticos terrestres prohibidos por el Tratado INF que Washington acaba de enterrar. O sea, se trata de nuevos “euromisiles” que volverán a convertir Europa en base nuclear estadounidense y también en blanco de una guerra nuclear.