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La olímpica Leire Olaberria denuncia discriminación en la Federación de Ciclismo: “La maternidad en el deporte es un problema”

Ana
Requena Aguilar, El Diario, 27/06/2018

La
ciclista presenta este jueves una denuncia ante la Unión Ciclista Internacional
por el “trato discriminatorio que está sufriendo como consecuencia de
su maternidad”. Después de un conflicto con el seleccionador y de reclamar
su derecho a conciliar, nunca más fue convocada: “Yo siempre decía que
donde había que hablar era con las piernas en la pista, pero para nosotras eso
no es suficiente”. La Federación asegura que se trata de un conflicto
deportivo que nada tiene que ver con la discriminación. Para su abogada, sin
embargo, es un caso claro de vulneración “de derechos fundamentales”.
Leire
Olaberria con su hijo.
Hay un
antes y un después en la carrera deportiva de la ciclista de alto nivel Leire
Olaberria. Bronce en Pekín, campeona de España y del mundo, ese punto de
inflexión podría haber sido una lesión, un bajón anímico, un problema personal.
Sin embargo, Olaberria se encontró con la misma losa que tantas mujeres en
tantos otros sectores: la discriminación por maternidad. La ciclista acaba de
denunciar a la Federación Española de Ciclismo ante la Unión Ciclista
Internacional por el “trato discriminatorio que está sufriendo como
consecuencia de su maternidad”. Una situación que también ha puesto en
conocimiento del Consejo Superior de Deportes y del Ministerio de Igualdad.
Olaberria
llegó “tarde” a la competición profesional, al final de la veintena.
Su mejor resultado, la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín, lo
consiguió a los 31. “Yo me he entregado siempre en cuerpo y alma a mi
trabajo, nunca me planteaba mi género. Pero esa etapa de grandes resultados
coincidió con la edad en la que me planteaba la maternidad. Hemos crecido en una
cultura deportiva que hace creer que la maternidad es algo que tienes que hacer
al final de tu carrera. A mí me hacía plantearme una gran pregunta, ¿voy a
poder ser madre y mantenerme en el circuito?”, explica la ciclista. Con
esa pregunta martilleándole la cabeza siguió adelante con su carrera y
cosechando éxitos.
En 2016
la temporada empezó mal: un virus le impidió comenzar la competición y eso le
restó unos puntos que le impidieron acudir al Europeo. Su remontada hizo que
optara a clasificarse para los Juegos de Río, pero finalmente se quedó a diez
puntos del logro. “Entonces, sentí que era el momento. Dije: voy a hacer
mis juegos olímpicos personales, esos que hasta ahora no he podido hacer. Así
que decidí ser madre con la incógnita de saber si podría volver a la
pista”.
En
diciembre de 2016 nació su hijo y cuatro meses después Olaberria había vuelto a
la competición nacional. A los cinco ya estaba en el circuito internacional.
Sin plan ADO (su no clasificación para los Juegos hizo que se quedara sin beca),
su apoyo fue un equipo creado con la ayuda de la diputación de Guipúzcoa.
“Se me planteó volver para competir a nivel internacional y ayudar a
jóvenes talentos. Me pareció un reto. No sabía como iba a ser tener un hijo, la
lactancia, el cuidado. Pero ahora puedo decir que he podido volver con la misma
calidad en la competición”, dice. 
Los
buenos resultados volvieron. En septiembre de 2017, el seleccionador nacional,
Raúl Mena, la convoca para una concentración en Mallorca y ahí empiezan los
problemas. Puesto que las tres ciclistas que tenían que viajar eran de su misma
zona, Olaberria plantea que la concentración sea en Guipúzcoa y así facilitar
la conciliación. “Se me dice que tiene que ser en Mallorca. Así que voy
para ya pero soy yo la que tengo que correr con los gastos de mi hijo y de la
persona que me acompaña. Era la única forma de conciliar teniendo un bebé de
unos meses, pero la Federación no se hace cargo de esos gastos”,
apunta. 
Leire Olaberria
durante una competición. Foto: UNAI GÓMEZ

Sus
demandas de conciliación, dice, producen cambios. El seleccionador la convoca
para participar en el campeonato europeo, pero sin su pareja habitual, con la
que ha cosechado sus triunfos. “Se me plantea ir pero con una pareja con
la que no he trabajado y sin ambiciones de ganar. Y teniendo que correr yo con
los gastos si quería llevar a mi hijo. Así que dije que en esas condiciones no
iba”. Aunque Leire Olaberria pronuncia sus primeras quejas, la Federación
le asegura que todo se debe a criterios técnicos. Resultado: “Desde
entonces nunca más me han convocado”.

Olaberria
sigue considerada como deportista de alto nivel por el Consejo Superior de
Deportes. Ella y su pareja de competición consiguieron el 70% de los puntos que
permitieron que la selección española de ciclismo estuviera en las copas del
mundo en ese tipo de prueba. En su poder tiene cartas de técnicos reconocidos
que certifican su nivel de forma y la ausencia de conflictos con otros
entrenadores. Pero la respuesta por parte de la Federación sigue siendo que se
trata de problemas técnico deportivos y no de discriminación.
Denuncia
ante la UCI
Este
jueves, su abogada, María José López, presenta ante la Unión Ciclista
Internacional una denuncia por trato discriminatorio contra la Federación
Española. Se está produciendo, aseguran, “un trato discriminatorio de los
que está tipificado en el Código Ético de la UCI”. “Hemos recabado
todo tipo de pruebas que evidencia estos hechos. Teniendo en cuenta su condición
de deportista de Alto Nivel, su trayectoria y su reincorporación con buenos
resultados, una vez fue madre. De hecho, tenemos informes de técnicos
acreditados que avalan su estado de forma en su reincorporación”, dice un
escrito que la abogada remitió a la Federación hace días para avisar del
procedimiento y exigir una reacción.
El
presidente de la Federación, José Luis López Cerrón, insiste a eldiario.es que
“no existe caso Leire Olaberria”: “El comité de competición
dictaminó que es un tema deportivo. Ella pidió una habitación aparte en la
concentración y se le concedió, aunque luego decidió ir a un apartamento. El
problema empieza cuando el seleccionador le plantea competir con otra
compañera”. Sobre si la Federación se hizo cargo de los gastos de la
ciclista asegura no saberlo con certeza, así como tampoco si cuentan con
medidas de conciliación o que prevean la posibilidad de que algún o alguna
deportista esté de baja o solicite su derecho a conciliar. “Seguramente
porque hemos firmado protocolos de todo tipo, también de acoso”. 
López
Cerrón asegura que el criterio que vale es el los seleccionadores. ¿Aunque
pueda implicar discriminación o prejuicios? “Siempre hay protestas cuando
un seleccionador convoca a unos y otros no. Nunca hemos tenido ningún problema
con ninguna ciclista”, zanja.
Para la
abogada de Olaberria, se trata de un caso claro de “discriminación por
motivos de maternidad y conciliación”: “Es un tema de derechos
fundamentales, no técnico deportivo disciplinario”. Las federaciones, dice,
no tienen previsto los embarazos, las bajas ni la conciliación. “El mundo
deportivo no tiene solventado que una deportista sea madre y quiera conciliar.
Este tipo de procederes se deberían adecuar al siglo XXI, la Ley de Igualdad
parecen ni conocerla. Estamos hablando de una deportista que ha dado muchos
triunfos a este país, lo mínimo es escucharla y que la reciban”, reclama
la letrada.
Un
problema generalizado
El caso
de Olaberria se suma a otros, como el de Blanca
Manchón
o como el de futbolistas que han denunciado  cláusulas antiembarazos
o la falta de contratos profesionales, que muestran que el deporte profesional
sigue ciego a la igualdad. “Las deportistas sabemos que desde el
momento en que digamos algo sobre ese tema vamos a tener problemas. Por eso, yo
solo me dedicaba a entrenar como una burra y decirle a todo el mundo que donde
había que hablar era con las piernas en la pista. Hasta que me dí cuenta de que
para nosotras eso no es suficiente”, dice ahora la ciclista.
La
presidenta de la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional, Mar Mas,
asegura que cuesta mucho que las deportistas denuncien o hagan públicos este
tipo de discriminaciones por miedo a dejar de competir. “Sus mejores años
de vida deportiva coinciden con los años en los que muchas se plantean su maternidad.
Si deciden hacer las dos cosas, el sistema las expulsa porque suponen un
problema”, dice Mas. Le legislación, prosigue, no protege suficientemente
a las mujeres deportistas y el tejido federativo “carece de perspectiva de
género y sigue dominado por hombres”.
Olaberria
confirma que las condiciones de trabajo de las ciclistas de élite están lejos
de la profesionalidad. Como sucede en otras disciplinas, “los convenios
colectivos son solo para hombres así que no todas las ciclistas tienen
contratos profesionales”, con las consecuencias que eso conlleva para sus
derechos laborales. La maternidad, las bajas o los derechos de conciliación
sencillamente brillan por su ausencia en lo que a las deportistas se refiere.
“Siento
que me se ha discriminado. No he tenido las mismas condiciones que mis
compañeros ni que muchas compañeras. He llegado a pensar que yo había hecho
algo mal, pero mucha gente me animó a pelearlo porque esto no estaba bien. Lo
más sencillo hubiera sido dejarlo, pero si hacía eso la siguiente se iba a
encontrar con el mismo muro”, concluye.