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El miedo de los periodistas se hizo realidad en Eslovaquia

Por Ed
Holt, IPS Noticias, 17 abr 2018

En un
café de esta capital de Eslovaquia, la periodista Zuzana Petkova confesó que al
igual que otros colegas dedicados al periodismo de investigación, tiene miedo.
En
Eslovaquia, un manifestante sostiene una pancarta con la foto del periodista
asesinado Jan Kuciak y su novia Martina Kusnirova. Cientos de miles de personas
protestaron en las semanas que siguieron a su muerte, en febrero de 2018,
lo
que derivó en la renuncia del primer ministro Robert Fico. Crédito: Ed
Holt/IPS.

BRATISLAVA
– Los periodistas que investigan los vínculos entre dirigentes políticos,
empresarios y la mafia italiana comenzaron a utilizar métodos especiales para
permanecer  en el anonimato lo más posible, encriptando correos
electrónicos, cuidando sus comunicaciones y protegiendo su identidad.

“He
pasado por varias”, comentó Petkova, conocida periodista del semanario eslovaco
Trend.
Debió
comparecer ante la justicia, fue investigada por la brigada de delitos
complejos y recibió amenazas anónimas. Pero nunca tuvo un miedo real por su
vida como ahora.
Sin
embargo, el asesinato en febrero de su colega Jan Kuciak y su novia, Martina
Kusnirova, ambos de 27 de años, en la casa de él en Velka Maca, a unos 60
kilómetros de Bratislava, cambió las cosas.
En Europa
Central, las organizaciones defensoras de la libertad de prensa denuncian la
alarmante erosión de libertades en los últimos años, y señalan que los
gobiernos de algunos países usan recursos legales, adquisiciones y clausura de
medios de prensa, criminalizan casos, imponen multas y denigran reiteradas
veces a los medios y a los periodistas con el fin de silenciar a los críticos.
En
Eslovaquia, los periodistas de investigación se acostumbraron a lo que llaman
presión “psicológica” del gobierno, como las reiteradas denuncias ante la
justicia por artículos sobre corrupción y los ataques públicos a su integridad.
“Nunca
pensamos que sucedería algo así. El periodismo de investigación implica cierto
riesgo, sabía eso. Pero recién ahora quienes nos dedicamos a él, tomamos
conciencia de ello”, dijo a IPS.
Antes de
morir, Kuciak trabajaba en un reportaje sobre los vínculos entre la
organización mafiosa ‘Ndrangheta y algunas personas del Smer, el partido más
viejo de la coalición gobernante.
Tras el
asesinato, hubo frenéticas especulaciones sobre la participación de la mafia y
las razones políticas detrás del a muerte de Kuciak, cuyo objetivo también fue
mandar una señal al resto de los profesionales de la prensa.
Sus
colegas tienen distintas teorías sobre quiénes están detrás del asesinato, pero
todos están de acuerdo en que la hostilidad del gobierno hacia la prensa y los
ataques públicos envalentonaron a los asesinos.
El comunicado
divulgado por la sección eslovaca de la Asociación de Periodistas Europeos
señala que el asesinato fue “una consecuencia grave del clima de peligro creado
por los ataques prolongados y sistemáticos contra los periodistas de varios
destacados representantes del Estado”.
El ex
primer ministro eslovaco, Robert Fico, que tuvo que renunciar en medio de una
crisis política tras el asesinato, insultó a la prensa varias veces mientras
todavía estaba en el cargo. El año pasado, organizaciones defensoras de los
derechos de los periodistas lo criticaron por tratar a los reporteros de
“sucias prostitutas antieslovacas”.
Y días
después del asesinato de Kuciak, insultó a uno de sus colegas.
El editor
de la plataforma Proyecto Periodístico sobre Corrupción y Crimen Organizado
(OCCRP, en inglés), Ilya Lozovsky, dijo a IPS que no debe subestimarse el
problema de las retórica hostil contra los periodistas.
“Cuando
un político se burla públicamente o amenaza a periodistas, a menudo, otros
actores tomarán las riendas del asunto, sin que el gobierno tenga que hacer
nada”, explicó.
“Rusia es
conocido por eso; varios actores independientes (personas o instituciones)
harán algo como un ‘regalo’ hacia (el presidente Vladimir) Putin, sin que él
tenga que dirigir nada. Así matan a muchos periodistas y dirigentes de la
oposición”, acotó.
En
Hungría, los analistas señalan que desde que el primer ministro Viktor Orban
llegó al poder en 2010, reprime a la prensa, mediante artimañas legales,
impuestos a los medios o cerrando a los periódicos de oposición para silenciar
la crítica.
El año
pasado, después de una concentración política en la que Orban se refirió a la
necesidad de “luchar” contra los medios de comunicación porque trabajaban
contra su partido, los medios favorables a su gobierno lanzaron una campaña
publicando una lista de profesionales que lo habían criticado para denigrarlos
a ellos y a su trabajo.
En
Polonia, donde desde que el gobernante Partido Ley y Justicia llegó al poder en
2015 la posición del país en el Índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin
Fronteras (RSF) cayó de 18 a 54, entre 180 países, los periodistas polacos
denuncian una presión sin precedentes del Estado.
La
presión incluye amenazas de acciones legales, negarles el acceso a ciertos
funcionarios, controlar los medios públicos y recortar la publicidad y las
suscripciones a varias publicaciones. Algunos periodistas, incluso, creen que
las agencias de seguridad del Estado los espían.
Mientras,
el presidente checo Milos Zeman nunca ocultó su aberración por los periodistas.
Incluso
generó gran controversia con comentarios comparándolos con animales, y bromeó
acerca de que había que “liquidarlos”, durante una reunión con el presidente
ruso Putin.
El editor
de OCCRP, Drew Sullivan, dijo a IPS: “A políticos populistas y nacionalistas
como los que gobiernan Eslovaquia y República Checa no les gusta que los
periodistas actúen como órganos de control”.
“Cuanto
más autoritarios y herméticos se vuelven los gobiernos, mayor presión soportan
los periodistas. Al mismo tiempo, ese gobierno casi siempre rendirá cada vez
menos cuentas a su pueblo y será más corrupto”, observó Lozovsky.
Cuanto
más corrupto, más entreverado con el crimen organizado estará, y cuando eso
pasa, es que comienza a aparecer la amenaza de la violencia física contra los
periodistas.
En
Eslovaquia, la falta de confianza entre periodistas y la policía también
complicó la situación. La población tiene la percepción de que la policía y
otras instituciones de justicia tienen una corrupción endémica.
Las
protestas masivas tras la muerte de Kuciak, que terminaron con la salida de
Fico del gobierno, se debieron, en gran parte, a la sensación de que su
asesinato nunca se investigaría como es debido.
Tras la
muerte de Kuciak, se supo que él había denunciado las amenazas que recibía de
un empresario local con vínculos con el gobierno. En Facebook había dicho que
la policía nunca investigó.
Los
asesinos, especuló Petkova, “probablemente llegaron a la conclusión de que
podían salirse con la suya por cualquier cosa, como ese asesinato”.
“Nadie
sabe quién está de qué lado”, explicó Sullivan. “El gobierno eslovaco es
corrupto y ha sido corrupto. Hay muchos criminales de Europa oriental y de los
Balcanes que operan en Bratislava y la policía no hace nada. Un periodista no
puede sentirse seguro en ese ambiente”, subrayó.
Hay un
nuevo gobierno en Eslovaquia, pero los periodistas no tienen muchas esperanzas
de que mejore la forma en que los dirigentes políticos se dirigen a ellos.
El nuevo
primer ministro Peter Pelligrini, fue designado directamente por su predecesor,
quien también encabezará el gobernante Smer.
El
exeditor en jefe del diario Pravda, Juraj Porubsky, se preguntó en diálogo con
IPS: “¿Los políticos amenazarán mejor a los periodistas después de eso? No,
¿por qué iban a hacerlo?”.
Mientras
continúa la investigación por el asesinato de Kuciak, los periodistas parecen
escépticos de que finalmente se vaya a procesar a alguien.
“No creo
que nunca se vaya a investigar bien”, opinó Petkova, con tristeza. “No creo que
nunca se vayan a encontrar a los asesinos de Jan”, acotó.