Carta de una joven feminista al PP
Carlota E. Ramírez 21/02/2018 |
El partido ha defendido, a través de un argumentario, que la huelga feminista del 8 de marzo “apuesta por el enfrentamiento entre mujeres y hombres”, que es “elitista, insolidaria e irresponsable” y que pretende “romper nuestro modelo de sociedad occidental”.
Nada más lejos de la realidad. Y nada nuevo: no es la primera vez —y, mucho me temo, no será la última— que el partido de Mariano Rajoy da la impresión de vivir en otro planeta. O, como poco, en otra época.
Estimados señores del PP:
Les habla una chica de 24 años que sólo lleva 5 definiéndose como feminista y que nada tiene que ver con los convocantes de la huelga. Sé todo lo que han logrado mi madre, abuelas y tatarabuelas. Y sé que poco tiene que ver la lucha en 1930 por el sufragio femenino con discutir sobre si es correcto decir “portavozas”. Pero eso no significa que no tengamos cuestiones que reivindicar. Con más razón si han pasado tantos años y se ha avanzado tan lentamente. No poco, sino lentamente.
La Comisión 8 de Marzo lleva desde de marzo de 2017 pensando y organizando la protesta. Ha habido asambleas de cientos de personas (HOMBRES Y MUJERES) que han dado su punto de vista. Es más, dentro del mismo movimiento feminista hay colectivos que tienen diferentes ideas respecto a quién debe acudir a la huelga, sobre si debe ser mixta o no… Y todas ellas son escuchadas y respetadas.
Los argumentos que ustedes utilizan me hacen pensar que no se han sentado con las ninguna de las convocantes a que les expliquen en qué consiste esta huelga. Por eso, aunque yo tengo mucha menos idea que las que llevan todo el año trabajando en ello, he intentado resumirlo.
“Es una huelga que apuesta por el enfrentamiento entre hombres y mujeres”
Desde que se convocó la huelga, el papel de los hombres ha sido una de las grandes dudas: ¿deben secundarla? Están convocados a la huelga laboral, ya que de lo contrario sería ilegal. Pero parte del movimiento feminista pide a los hombres que no la hagan, pero sí la apoyen.
El lema es “si paramos nosotras, se para el mundo”. Y trata justo de eso: de visibilizar el trabajo de las mujeres y ver qué pasa si ellas no están. Eso no significa que los hombres no puedan poner de su parte y proporcionar a las mujeres las facilidades necesarias para que puedan hacer huelga.
“Tenéis miedo del feminismo porque pensáis que vamos a hacer con vosotros lo mismo que habéis hecho con nosotras”
“Tenéis miedo del feminismo porque pensáis que vamos a hacer con vosotros lo mismo que habéis hecho con nosotras”, dice una de las miles de pintadas del madrileño barrio Lavapiés. Y este es un claro ejemplo. Las feministas somos conscientes de que no es posible el cambio sin la mitad de la sociedad y damos la bienvenida a cualquier hombre que se quiera unir a la revolución. ¡Anda que no tengo amigos que son conscientes de sus privilegios y buscan cada día la manera de mejorar!
Pero desde un segundo plano, ya que tanto ellos como yo sabemos que nunca van a sentir la discriminación que siente una mujer. Pero la huelga no es contra los hombres, es contra un sistema patriarcal que igual que discrimina a las mujeres, avala esta discriminación y la normaliza.
“La igualdad es un valor fundamental en nuestro Estado de derecho”. “Mujeres y hombres tenemos los mismos derechos y obligaciones”
Sí. La igualdad es un valor fundamental en nuestro Estado de derecho. Por eso se reivindica: porque las mujeres y los hombres DEBEMOS tener los mimos derechos y obligaciones, pero no los tenemos. Hay una diferencia abismal entre la igualdad legal y la real.
La igualdad es un valor fundamental en nuestro Estado de derecho pero las mujeres siguen siendo asesinadas (en 2016 fueron 54), siguen perdiendo trabajos —o sin acceder a ellos— porque quieren ser madres, siguen chocándose contra techos de cristal cuando intentan ascender a los puestos directivos de las empresas, siguen dedicando más tiempo a los cuidados y consiguiendo trabajos más precarios y a tiempo parcial…
“En los últimos 100 años, las mujeres han conseguido alcanzar una serie de derechos como la educación, empleo, propiedad privada, derecho al voto…”
¡Solo faltaba! ¿Entonces qué hacemos? ¿Dar las gracias y para casa? Dar por hecho que ya se ha llegado a la igualdad es un error conocido como “el velo de la igualdad“, que sirve para crear una sensación de falsa igualdad hablando únicamente de los logros conseguidos. No se ha conseguido igualdad real.
“Durante los últimos años las mujeres han ocupado espacios en los que antes sólo había hombres, pero la igualdad real sólo la conseguiremos el día en que los hombres ocupen ámbitos en los que antes había sólo mujeres”
Se me ocurren pocos espacios en la sociedad actual que sean sólo de mujeres. Los únicos que se me vienen a la cabeza son la dependencia y los cuidados. ¡Cuántos años llevan las feministas intentando trasladar los cuidados también a los hombres!
Pero, ¿cómo se puede hacer esto en una sociedad donde no hay permisos de paternidad iguales e intransferibles o donde la brecha salarial es del 23% y son los hombres los que ganan más y, por tanto, piden menos bajas para cuidar de los suyos?
No apoyen la huelga si no quieren. Pero faciliten la conciliación, igualen los salarios o reconozcan los cuidados.
Señores del PP: no apoyen la huelga si no quieren. Pero faciliten la conciliación, igualen los salarios, reconozcan los cuidados, que hasta ahora no están reconocidos como trabajo remunerado, e impulsen iniciativas para que ocupemos los mismos espacios.
Las finanzas siguen copadas por los hombres, el deporte que da dinero también, entre los cuatro líderes de los principales partidos ¡no hay una sola mujer! Y tienen una ministra de Igualdad que no cree en las cuotas y no está en el Congreso cuando se habla de Igualdad.
“Es una huelga elitista e insolidaria”. “Sólo pueden hacer huelga las personas que tengan un empleo”. “Es insolidaria con los dos millones de mujeres que aún están e paro o con mujeres autónomas que tienen un negocio y no pueden cerrar”. “Es insolidaria con las mujeres que cuidan, en soledad, de mayores”.
Una de las cuestiones en las que más han incidido las convocantes es que no se trata únicamente de una huelga laboral: también es una huelga de cuidados, de consumo y estudiantil. Y uno de sus objetivos es criticar la feminización de la pobreza: que las mujeres cobren un 23% menos que sus compañeros por idéntico trabajo, que son ellas las que aceptan más contratos temporales o a tiempo parcial y que hay más paro femenino que masculino…
Lo insolidario es su falta de acción para corregir estos fallos que lapidan el Estado de Bienestar que tanto se esforzaron las generaciones anteriores en conseguir. La protesta también tiene como objetivo visibilizar los cuidados de personas dependientes y mayores. Y se pide a los hombres que se encarguen de ellos para que las mujeres puedan secundar la huelga.
En cuanto a los entornos rurales o aquellas personas que trabajen en pequeños comercios familiares o realizan tareas del hogar y no puedan parar el 8 de marzo, hay preparadas varias acciones simbólicas como la de colgar delantales en los balcones.
“Es una huelga que pretende romper nuestro modelo de sociedad occidental”
Ustedes, señores del PP, temen que se acabe con la sociedad occidental, la “que más ha avanzado en la consecución de derechos y oportunidades para las mujeres” y que permite en la actualidad que muchas mujeres trabajen o tengan presencia en las instituciones. Pero es la misma sociedad occidental que permite que se asesine a más de 50 personas al año, que cuestiona a las víctimas de violencia de género cuando van a denunciar las agresiones, que da por hecho que el cuidado y la dependencia es cosa de mujeres o que sigue normalizando la violación y el acoso.
“Es una huelga irresponsable”. “Es una frivolidad trasladar a una huelga general la violencia de género tras el Pacto de Estado contra la Violencia de género, alcanzado hace unos meses”.
Lo que es una frivolidad es acusar de irresponsable a la protesta refiriéndose a un Pacto de Estado que su Gobierno aún no ha puesto en marcha y que se trata de un pacto de mínimos con 200 medidas de las cuales más de la mitad son para requerir que se cumpla la ley. Un Pacto de Estado por el que siguen preguntándoles las víctimas, que tienen que organizar carreras para recaudar fondos contra los huérfanos por violencia machista.
Lo único que han conseguido con este argumentario es que haya personas más seguras de ir a la huelga y se reafirmen más en lo que creen. Que muchas asumamos —aunque ya lo sabía— que mientras ustedes no quieran escuchar, mi generación tendrá que seguir diciéndoles a sus hijas lo que a mí me decía mi madre: “No salgas sola”, “ten cuidado”, “con tu hermano es diferente”.
Y que mientras ustedes hablan de lo mucho que han hecho por las mujeres en el Congreso, nosotras seguiremos pasando miedo por la calle, seguiremos cobrando menos que nuestros compañeros a pesar de estar mejor formadas, seguiremos cumpliendo años sin podernos permitir tener hijos y, si tenemos hijos, peligrarán nuestros puestos de trabajo.