Yemen: Hospitales y personal médico atacados por fuerzas antihuzíes en Taiz
23 Noviembre 2016
Las fuerzas que se oponen a los huzíes en la ciudad de Taiz, en el sur de Yemen, llevan a cabo una campaña de hostigamiento e intimidación contra el personal hospitalario y ponen en peligro a la población civil al emplazar combatientes y posiciones militares en las proximidades de instalaciones médicas, ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
Durante una visita a Taiz, efectuada este mismo mes, un equipo de investigación de la organización entrevistó a 15 profesionales médicos y otros trabajadores hospitalarios, que describieron cómo en los últimos seis meses han sido objeto de manera asidua de hostigamiento, detención e incluso amenazas de muerte por parte de miembros de las fuerzas armadas opuestas a los huzíes.
“Hay indicios concluyentes de que las fuerzas que se oponen a los huzíes llevan a cabo una campaña de miedo e intimidación contra los profesionales médicos en Taiz. Al emplazar combatientes y posiciones militares en las proximidades de las instalaciones médicas, ponen en peligro la seguridad de los hospitales e incumplen su obligación de proteger a la población civil con arreglo al derecho internacional”, ha afirmado Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“No puede haber excusas para hostigar al personal médico ni para impedir que los profesionales de la medicina lleven a cabo su labor de salvar vidas. Los ataques dirigidos contra profesionales de la salud o instalaciones médicas están prohibidos por el derecho internacional humanitario y pueden constituir crímenes de guerra.”
Las fuerzas hostiles a los huzíes, también conocidas como Fuerzas de Resistencia Popular, son aliadas del presidente de Yemen, Abd Rabu Mansur Hadi, y de la coalición militar liderada por Arabia Saudí.
Hospitales cerrados
Al menos en tres casos se han cerrado hospitales debido a amenazas contra su personal. En el último incidente, el lunes 21 de noviembre, una facción de las fuerzas opuestas a los huzíes allanó y cerró el hospital Al Thawra, el mayor hospital público de Taiz, al parecer como represalia por haber dispensado el personal del hospital tratamiento médico de urgencia a tres combatientes huzíes heridos.
Según testigos, tres hombres armados irrumpieron en una oficina del hospital y amenazaron con matar a tres miembros del personal médico si no se cerraba inmediatamente. También intentaron sacar por la fuerza a los dos combatientes huzíes que habían sobrevivido –uno de ellos menor de edad– de las unidades de cuidados intensivos y recuperación del hospital, pero miembros del personal médico se lo impidieron. El tercer combatiente huzí había muerto mientras recibía tratamiento. Ahora el hospital sólo funciona parcialmente, y únicamente presta servicios limitados de emergencia y diálisis, pese a la reanudación de los intensos combates desde la primera semana de noviembre.
“Una norma fundamental del derecho internacional humanitario establece que las personas heridas –ya sean civiles o combatientes– deben ser recogidas y atendidas. Es indignante e inaceptable que las fuerzas hostiles a los huzíes tomen represalias contra el personal médico por cumplir con su cometido”, ha afirmado Philip Luther.
Personal médico amenazado
Varios médicos dijeron a Amnistía Internacional que la situación de desorden en que se ha sumido Taiz ha generado un vacío de seguridad que los expone a mayores riesgos por parte de las fuerzas opuestas a los huzíes que intentan ejercer el control en los hospitales.
Un miembro del personal administrativo calificó de “autoridad de hecho” a las fuerzas hostiles a los huzíes. Este empleado dijo que a menudo acudían al hospital pidiendo que se dispensara tratamiento a combatientes con heridas de guerra. Algunos médicos refirieron a Amnistía Internacional que si no se admitía a los combatientes antihuzíes por falta de capacidad en el hospital, en algunos casos se mostraban violentos o abusivos. Miembros del personal médico relataron que, en otros casos, se había obligado a profesionales médicos a realizar su trabajo a punta de pistola.
Según un médico del hospital Al Jamhouri que habló con Amnistía Internacional, un hombre abrió fuego dentro del recinto hospitalario cuando se le comunicó que su hijo, combatiente antihuzí que presentaba una herida leve en una pierna, no necesitaba atención de emergencia y podía ser tratado por personal de enfermería. Su arrebato violeto causó la muerte de un paciente y heridas a personal del hospital.
Miembros del personal hospitalario también dijeron que los hombres armados se negaban a dejar sus armas en el exterior y habitualmente causaban problemas en el interior, insultaban a los médicos y se peleaban con miembros del personal médico.
“Cientos de veces [los combatientes antihuzíes] nos amenazaron y se inmiscuyeron en la administración del hospital y en nuestra toma de decisiones. Cuando les hacemos frente, nos amenazan con matarnos”, dijo un trabajador administrativo que fue detenido por hombres armados junto con otro médico cuando intentaron impedir que se inmiscuyeran en los asuntos hospitalarios.
Personal del hospital Al Thawra también dijo que las fuerzas opuestas a los huzíes desviaban electricidad para su propio uso personal, interrumpiendo el suministro de energía para servicios fundamentales.
En otros casos, los combatientes exigían medicamentos y suministros, y confiscaban material de los hospitales.
Establecimiento de posiciones militares cerca de hospitales
Personal del hospital Al Thawra contó a Amnistía Internacional que los combatientes habían establecido posiciones defensivas, incluido el estacionamiento de tanques alrededor del recinto hospitalario, haciendo caso omiso de las súplicas de que no lo hicieran que les dirigieron el personal y las autoridades locales. Estas acciones han puesto en grave peligro a personal, pacientes y edificios del hospital en medio del fuego de represalia de las fuerzas huzíes.
El director de Al Thawra afirmó que los guardias del hospital no podían hacer frente a los miembros de las fuerzas armadas:
“Hay decenas de hombres armados en el hospital. ¿Dirijo un hospital o un batallón? […] Los hombres armados te crearán cualquier problema fuera del hospital si los rechazas.”
Un médico que había vivido y trabajado en el hospital hasta julio dijo que los combatientes lanzaban ataques desde las proximidades del hospital al menos dos veces por semana por término medio. Esto, a su vez, daba lugar a feroces ataques de represalia de las fuerzas huzíes contra el hospital y sus alrededores.
El 28 de septiembre, un mortero disparado por fuerzas huzíes cayó en el hospital y causó daños en sus paneles solares, depósitos y conducciones de agua, lo que dio lugar a la suspensión temporal de las intervenciones quirúrgicas.
Un médico del hospital Al Jamhouri dijo también a Amnistía Internacional:
“No se disparan armas desde [dentro de] nuestra posición. […] El hospital dispone de tres puertas, en las que tienen guardias armados. Dentro del hospital tienen gente pero no va armada. […] Los guardias del exterior tienen armas y granadas.”
También relató que a principios de noviembre un ataque con morteros impactó en el tejado del hospital y penetró una planta del hospital.
“Sólo había 12 metros entre el lugar en el que cayó y el lugar donde trabajamos”, dijo, y agregó que hasta 50 miembros del personal estaban presentes en la zona en ese momento.
“Al emplazar combatientes y vehículos militares en instalaciones médicas y sus alrededores en Taiz, las fuerzas opuestas a los huzíes ponen en peligro a la población civil y al personal hospitalario”, ha afirmado Philip Luther.
“Todas las partes en el conflicto deben poner fin a los ataques que no discriminan entre objetivos militares y población civil. Deben dejar de usar artillería y morteros en las proximidades de zonas civiles, y deben hacer todo lo posible para evitar el emplazamiento de objetivos militares en las proximidades de zonas densamente pobladas, y en particular hospitales e instalaciones médicas.”
Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente un embargo total de las transferencias de armas que puedan ser utilizadas por cualquiera de las partes beligerantes en Yemen. Las fuerzas que se oponen a los huzíes están respaldadas por la coalición militar liderada por Arabia Saudí, que ha sido armada por Reino Unido y Estados Unidos.
La organización pide también a las autoridades yemeníes que refuercen la seguridad en las instalaciones médicas y protejan de los ataques a miembros del personal y pacientes.
Información complementaria
La falta de protección de hospitales e infraestructuras civiles se ha convertido en una constante habitual durante el conflicto en Yemen. En 2015, Amnistía Internacional fue testigo de cómo combatientes de ambos bandos lanzaban ataques desde el interior de hospitales o desde sus inmediaciones, y en una visita realizada en julio de 2015 examinó los daños ocasionados en el hospital de Al Thawra por los bombardeos huzíes.
En virtud del derecho internacional humanitario, las instalaciones médicas gozan de especial protección frente a ataques, y no deben utilizarse con fines militares ni ser atacadas por las partes en el conflicto. La protección persiste a menos que se utilicen al margen de su función humanitaria para cometer actos perjudiciales para el enemigo.
Dispensar tratamiento a soldados o combatientes heridos forma parte de la función humanitaria de los hospitales, y las instalaciones médicas no podrán ser atacadas en ningún caso por ello. Aunque un hospital se esté utilizando indebidamente para lanzar ataques contra el enemigo, debe emitirse un aviso dando un plazo razonable, y no debe procederse a un ataque a menos que dicho aviso sea desoído.
Amnistía Internacional ha documentado ataques ilegítimos, que incluyen crímenes de guerra, de todas las partes en el conflicto de Yemen. En el transcurso de su visita a algunas zonas del este de Taiz en noviembre de 2016, el equipo de investigación habló con testigos –entre ellos personal médico– y víctimas de un ataque lanzado por fuerzas opuestas a los huzíes a principios de octubre que afectó a un mercado local llamado Sofitel, en zonas controladas por los huzíes. El ataque al mercado Sofitel causó la muerte de al menos tres civiles y heridas a otros cuatro.