Las niñas desaparecidas de Guatemala
por Ilka Oliva Korado, 31-10-2016
Guatemala se conmocionó por el suicido de un exministro del gobierno del genocida Otto Pérez Molina. La noticia se regó como pólvora y comenzaron las hipótesis en las redes sociales que ardían con etiquetas impregnadas del morbo natural de los guatemaltecos, que para chachalaqueros nos pintamos solos pero cuando se trata de conciencia social somos más tibios que los huevos de sombra que ponen las gallinas.
De pronto, debido a la forma en que sucedieron las cosas, todos resultamos fiscales e investigadores del Ministerio Público, analistas políticos y criminólogos; con esto irrespetando el dolor de una familia, porque ante todo murió un ser humano. Otro tanto utilizó las etiquetas en las redes sociales para hacer mofa del suicido. A muchas personas les interesa eso de sus comentarios sean tendencia en las redes sociales, a costa de lo que sea.
No hay que ser muy inteligentes para comprender la forma de proceder de la sociedad guatemalteca ante este tipo de situaciones, como tampoco a su insensibilidad ante la violencia de género, homofobia, injusticia social y exclusión.
El suicidio del exministro hizo que los medios de comunicación presentaran la noticia como de última hora y de alto impacto y les permitió llenar las planas de sus portadas, una cobertura de minuto a minuto. ¿Cómo es posible que no sucediera esto con 31 niñas que desaparecieron de una Casa Hogar del Gobierno en días cercanos? ¿Qué sucedió que no reportaron? Son 31 vidas, 31 niñas, 31 personas. ¿En dónde están, quiénes se las llevaron, a qué hora, para qué? ¿En dónde está el humanismo que debe prevalecer ante el amarillismo?
¿Qué sabe la sociedad de la desaparición de estas 31 niñas? Menor cosa porque quienes debían informar prefirieron engavetar el caso por tratarse de niñas que pertenecen a las bajas capas de las clases sociales. Mejor para ellos, son 31 bocas menos para alimentar.
¿A dónde hemos llegado como sociedad que nos impacta el suicido de un exministro y no la desaparición de 31 niñas? El asunto es serio, hay que recalcar que desaparecieron de una Casa Hogar del Gobierno. Se activan las alarmas de cualquier persona que comprenda del asunto de la trata de personas con fines de explotación sexual, laboral y tráfico de órganos.
La periodista Carolina Vásquez Araya lo denunció en su columna del día lunes 24 de octubre en su blog personal (https://carolinavasquezaraya.com/20…) las niñas vestían pantalón de lona y sudadero gris.
Hay que hacer eco de esta denuncia porque no se puede quedar en el limbo la desaparición de estas niñas. Los invito a que por favor compartan este texto, en sus redes sociales, entre sus contactos, formemos parte de esta denuncia y exijamos que sean niñas aparezcan sanas y salvas. Por esa razón les dejo aquí el texto de Carolina, ella explica la situación minuciosamente.
“Una nota publicada por el Departamento de Estado en su página web, señala a Guatemala como fuente, tránsito y destino de hombres, mujeres y niños sujetos de trata para fines sexuales o de trabajo forzado. Mujeres, niñas y niños –señala la nota- son explotados dentro del territorio, en México, Estados Unidos, Belice y otros países. Esto viene a colación por la extraña desaparición de niñas desde uno de los Hogares Seguros dependientes de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia.
De acuerdo con investigaciones realizadas por algunos medios y el reporte de Alerta Alba Keneth, cientos son las niñas y adolescentes cuyo paradero se desconoce. Años han transcurrido desde las primeras denuncias y al parecer las autoridades esperan un milagro de la Virgen de la Asunción, bajo cuyo nombre se fundó uno de estos refugios, desde el cual se ha producido la mayoría de supuestas fugas.
Los Hogares Seguros, de acuerdo con la página de la SBS, fueron creados para brindar protección residencial temporal a los niños, niñas y adolescentes comprendidos entre 0 y 18 años, separados de sus padres o tutores como consecuencia de la vulneración de sus derechos. También afirman disponer de un equipo multidisciplinario para brindar atención integral y terapias especializadas, individuales o de grupo.
Investigaciones efectuadas por organismos locales e internacionales, entre ellas el Informe de Desarrollo Humano para Guatemala, han evidenciado la atroz situación en la cual vive la mayor parte de la niñez y adolescencia. Privadas del ejercicio de sus derechos a la salud, alimentación, educación, recreación y respeto por su integridad física y emocional, las nuevas generaciones solo tienen la opción de sobrevivir al abuso.
Si se echa una mirada a las dependencias estatales y a sus reducidas capacidades de gestión, se comprende mejor por qué los niños y niñas de este Hogar Seguro duermen hacinados en el suelo, se alimentan a medias y algunos escapan de esa situación degradante. Pero eso no explica la repentina desaparición de 31 niñas entre el 28 y 29 de septiembre, sumadas a las 99 registradas hasta ese momento, de acuerdo con una nota de Mariela Castañón, quien ha seguido de cerca estos casos.
El parte policial es escueto, como la mayoría de documentos destinados a dejar constancia de asaltos, secuestros, asesinatos, violaciones o desapariciones, hechos criminales tan variados como perversos y frecuentes. Las niñas vestían pantalón de lona y sudadero gris. Únicos datos, subraya el parte. Sus edades, concentradas en un rango entre 14 y 16 años.
En un país señalado a nivel internacional como uno de los más violentos del mundo y en donde el negocio de la trata mantiene a la población en estado de máxima alerta, las desapariciones de niñas y niños alcanzan cifras de horror. Si una institución del Estado rescata a los menores de hogares desintegrados o en donde se practica toda clase de abusos, si los recoge en la calle para darles la oportunidad de rehacer su vida, si ha sido creado para los fines impresos en su misión, es inconcebible la pasividad con la cual observa el fenómeno.
El Procurador General de la Nación, por su parte, tiene a cargo la Procuraduría de la Niñez y Adolescencia, las Alertas Alba Keneth, protección de los derechos de la familia y de la mujer. Esta entidad, así como también la del Procurador de los Derechos Humanos, deberían haberse pronunciado sobre este asunto de la mayor gravedad y actuar con la prontitud debida. Adicionalmente, es preciso señalar la indiferencia general de una ciudadanía acostumbrada a ver pasar el desfile desde las tribunas”.